martes, 28 de octubre de 2014

Mujer ¿invisible?


¿Que si los admiro? ¿Que si los aprecio? Claro que sí, son dos hombres valiosos, estudiosos, carismáticos. Hombres con poder de la palabra, con una capacidad de convocatoria enorme, que difícilmente se le arrugan a una dificultad. Hombres capaces de aceptar planteamientos y respetar diferencia de criterios. Allí estaban los dos, Santiago Rojas y Gonzalo Gallo, dando una conferencia en la semana de la “onda rosa”, ante cientos de mujeres. Sólo que en la tarima de los conferencistas, la organización del evento no acató dar un espacio para que una mujer pudiera dirigirse a las demás, en el mismo espacio de autoridad y poder que tuvieron estos dos seres valiosísimos. ¡En un evento sobre cáncer de seno! Así lo quisieron los organizadores, que no ellos, pero es importante caer en cuenta. Ni manera de decir que se desconoce el valor del símbolo, el significado de las alegorías, el poder de los modelos, el significado de las representaciones. ¿Imagina una conferencia dictada por dos mujeres en el marco de la semana del cáncer de próstata? ¿Cuántos hombres asistirían? ¿Cuantos “aceptarían” sus palabras? 

No, lo que ellos dijeron fue muy positivo, con seguridad a mas de uno de los asistentes reconfortó y servirá de luz para sus vidas. Pero las mujeres necesitan un lugar, necesitan el reconocimiento de una sociedad donde todos los detalles y todos los momentos sumen esfuerzos por modificar la mentalidad patriarcal que invade el siglo XXI. ¿Qué tanto tendrá que ver el cáncer de seno con la invisibilidad femenina? ¿A quién debe “nutrir” esta mujer cuyos senos “hablan”? Como se dice en términos de juego “no se nos puede pasar ni una”: cada ejemplo, cada detalle, contribuye en cualquier lugar a generar respeto, consideración y reconocimiento. Se necesita conciencia de equidad por todo lado y en todas partes. Todavía (¡todavía!) se considera exageración de feministas la necesidad de recalcar el lugar e importancia de la mujer, cuando la violencia, explotación o la “sencilla” discriminación ondea de extremo a extremo. Todos los días, en cualquier lugar del planeta, hay abusos contra las mujeres. Sólo la conciencia sobre la dimensión del problema podría contribuir a producir un efecto dominó. El efecto dominó ayudaría a que resonará la necesidad de un lugar equitativo para esta mujer, cualquiera que sea su condición. Es ¡persona!, dejó de ser objeto de decoración o de servicio. La igualdad, en el mismo terreno, en el mismo escenario, en el mismo contexto. Cuántos foros, cuántas organizaciones, cuántos simposios, siguen desconociendo a la mujer. La revista Semana, por ejemplo, rectificó, cambió, y ahora en su Premio de Excelencia, ya existen candidatas mujeres. Quién lo creyera, en la primera convocatoria, no existieron mujeres colombianas que calificaran para excelentes. Y qué tal la Iglesia Católica que no le da aún su lugar: no está a la altura de los sacerdotes y mucho menos del Papa. Entonces, ayudar a caer en cuenta sobre la necesidad de la equidad es tarea obligatoria, casi obsesiva. Si cada día uno, dos o miles de personas, dejan de ver “natural” la discriminación, si caen en cuenta de qué manera tan sutil se da el desequilibrio, ayudaría a generar mentalidad de respeto y cambio. La exclusión en cualquier escenario produce distancia, aislamiento, resuena en muchos espacios para los que todavía es normal el atropello, el abuso, el desconocimiento. Hay que dejar de verlo natural, estar con las antenas puestas, cuestionar, analizar, mostrar. La mujer no es invisible. En la intimidad de los hogares, en las empresas, en lo cotidiano, en la política, la discriminación sigue tan campante como hace 50 años. Tal vez la mayor diferencia está en que ahora se puede mostrar. Pero el cambio donde se valora a la mujer está muy lejos de darse… para muestra los ejemplos, hasta de organizadores de un simposio sobre cáncer del seno…

¿Una demanda de Vélez?


Desde mi profesión de psicóloga me impacta sobremanera el “florecimiento” (por decir lo menos) del narcisismo. Como conducta enfermiza, siempre ha existido, solo que su protagonismo como enfermedad hoy por hoy, sólo es comparable con los niveles que alcanza la depresión. El narcisismo, a diferencia de la depresión que se “sufre” individualmente, produce muchísimo mas daño “social” porque ni siquiera se detecta como enfermedad. Por el contrario, hoy es una “condición” natural para surgir, para “destacarse”. Los narcisistas modernos abundan en el mundo del espectáculo, de la política, del periodismo. Allí es donde mas se intenta brillar a cualquier costo, el ego de un narcisista es intocable. ¡Ay de quien se atreva! El narcisista, maestro en la construcción de una imagen, perpetúa una ilusión de perfección y poder. Siempre está preocupado por la impresión que da. Hombres o mujeres cuyo ego no les cabe en el cuerpo. Individuos sin sentimientos, capaces de arrasar con lo que se les atraviese, con tal de salirse con la suya. Con un narcisista no se puede dialogar porque siempre, siempre se pierde. 

A raíz de mi columna anterior donde me preguntaba de qué está hecho Luis Carlos Vélez, director del Noticiero de las 7 de Caracol, recibí una llamada de él “sorprendido” porque me atreviera a cuestionar su trabajo. Sorprendido e indignado porque yo dijera que posiblemente había heredado la misma actitud de su papá, negativo, descalificador y crítico destructivo. Para mi, el Noticiero de Caracol no transmite noticias sino miserias. Alguien lo definió como el noticiero de la porno-miseria. Cositero, la noticia mas importante de un día puede ser que en un pueblo perdido de la costa, alguien se robó una gallina. Con esa noticia Luis Carlos Vélez puede descrestarnos a los colombianos de lo qué es un manejo informativo audaz. ¡Por Dios! Bueno, esa fue mi crítica porque considero que alimentar de miseria (que no de verdad) la mentalidad de una comunidad, es una gran responsabilidad. Velez, furioso, argumentaba “usted no tiene derecho a decir que soy un resentido” y veladamente amenazó con la idea de que mi artículo podría merecer una demanda por injuria y calumnia.

No lo podía creer. Para mi era difícil asimilar la fragilidad de un hombre público que no soporta una crítica, que no resiste una opinión que no alabe su egocentrismo. El, periodista, público, aparentemente fogueado en comentarios, ideas o diferencias, no soporta que alguien –con razón o sin ella-, lo toque con opiniones que no sean a su favor. Peor dolor, porque si hasta el día de la llamada lo consideraba duro, arrogante, pretencioso, ahora considero que su debilidad es su peor defecto. Pobre hombre porque escogió una profesión que creía lo podía llevar al estrellato pero ésta puede ser su peor desgracia. Si lo critican se desmorona, si lo cuestionan no resiste. Y “amenaza” con demandas por injuria y calumnia.

Lo que desconoce el señor Vélez es que existen demandas jurídicas que son como un trofeo, como una presea que se llevan con orgullo y dignidad. Son como un reconocimiento a que nuestro pensamiento y nuestras ideas “dan en el blanco”, así exista la presión del poderoso narcisista por aplastar. Tras la máscara perfecta, maestro de los grandes engaños, el narcisista siempre está preocupado por la impresión que da. La deidificación del yo surge como una religión emergente en el mundo de hoy. Pero no me asusta, por el contrario, lo único que hizo el señor Vélez fue confirmar las motivaciones de su noticiero: rodearse de miseria para saber si de esa manera él puede brillar. No decían los viejos que “en el mundo de los ciegos el tuerto es rey”. Qué lástima, pero ni eso me hace prender el televisor a las 7 de la noche. Y usted ¿lo prende o lo apaga?

martes, 14 de octubre de 2014

¿De qué está hecho?


Cuando estoy frente al televisor y coincide con el Noticiero de las 7 de Caracol, mientras las noticias (¡) desfilan, me convierto en “observadora”: no tengo mas que preguntas frente a la personalidad de su director. ¿De qué está hecho? ¿Qué es aquello que lo motiva? ¿Cuál es el sentido de lo que cree que es periodismo? ¿Quién lo formó como comunicador para considerar que lo que transmite son “noticias”? ¿Conoce el significado de la expresión “miseria humana”?, ¿Cuál es el placer que encuentra en buscar en las alcantarillas sociales lo que debe transmitir? ¿Luis Carlos Vélez “disfruta” haciendo esta clase de noticiero? ¿Se cree un periodista verraco, bien informado? ¿Cuál es el instructivo que imparte a sus corresponsales y comunicadores en el momento de “escoger” la información?

El no tiene hijos aún pero es interesante saber si aceptaría darles comida dañada o alimentos en descomposición. Si escogería la comida en basureros o en lugares donde se pudren los alimentos. Porque, cuando el noticiero se ve completo (y se aguanta el impacto de lo que aparece en pantalla) es tenaz constatar lo que se transmite como información diaria. ¡Es increíble! Hurtos en la tienda de la esquina, robos en un pueblo de la costa, estafas en una compra de un t.v, asesinatos entre pandillas, peleas por un celular, en fin, ese es el país de Luis Carlos Vélez y el que disfruta transmitiendo. Mas veneno mental, imposible. Alguien lo llamó el noticiero de la “porno-miseria”. Claro, yo también vivo en ese país de Vélez, pero para mi “ese país de Vélez” es sólo una “parte”, porque “en la otra parte” (la mas grande) existen multitud de cosas que desearía poder ver y que se transmitieran en el Noticiero. Para Luis Carlos Vélez regodearse con la miseria humana es lo “máximo” de la información. Pareciera que eso le da caché, lo hace diferente, le da poder. Los vampiros energéticos se alimentan de carroña, de aplastar a otros (por cualquier método) para crecerse y sentirse poderosos. El noticiero de Caracol es el noticiero de la porno-miseria, se alimenta de miseria y claro, trasmite miseria como alimento diario para la salud mental de los colombianos.

No, no es necesario que me crea, sólo constátelo, pruébelo por usted mismo y pregúntese si “ese” es la síntesis perfecta de Colombia y si hay derecho a envenenar el espíritu de esta manera. Con lápiz y papel revise qué clase de noticias transmite Caracol y qué tan sanador puede llegar a ser para la opinión pública alimentarse solo de odios, desesperanza, frustraciones, problemas, angustias. Claro en Colombia existe la libertad de información como también la libertad de apagar o prender el encendido de un aparato. Por ejemplo CMI hace un noticiero diferente en “ese” mismo país, sin necesidad de mentir o esconder. Sólo que no se regodea con la miseria humana… Los pueblos, al igual que las personas, tienen autoestima y esta se puede construir o destruir con base en la información que se diga. No es mentir pero tampoco cebarse en la condición humana. Si “papá Vélez” es tan negativo que no daba un peso por la Selección Colombia, parece que su hijo no da un peso tampoco por este país. Y ese resentimiento lo vomita todos los días en el noticiero: “lo hago como tu papá”. A propósito, muchos de nuestros dirigentes (en todos los escenarios) son hijos de padres amargados, resentidos, humillados, machistas, con “cuentas pendientes” con la vida y Colombia está pagando la frustración de estos hijos de padres famosos. Aquí hay toda una investigación pendiente: los hijos del machismo, o los hijos de la ira. Bueno, ese es otro asunto. Por ahora, el Noticiero de las 7, es el noticiero del envenenamiento nacional. ¿Lo prende o lo apaga?

martes, 7 de octubre de 2014

La médica

¿Qué tan culpable o inocente es Ana María González? Desde su preparación científica, de una persona que está del lado de la vida, definitivamente no, no es culpable. No es congruente con su trabajo y compromiso con los pacientes. Así mismo, desde su preparación profesional no iba a ser tan “elemental” dar un veneno dejando todas las opciones abiertas para ser descubierta. Lo habría hecho mejor, de manera que no quedara tan implicada. Su historia personal, responsable, comprometida, tampoco “aporta” culpabilidad a su actuación. Sin embargo, un perfil psicológico diría que su persistencia en lo que ha conseguido podría dar muestras de obsesión, de terquedad. Esto no es bueno ni malo, pero es interpretable dentro de un comportamiento psicológico. Se podría concluir que este tipo de personas “no sabe perder” por lo tanto insisten hasta conseguir su objetivo. Pero, ojo, también estas personas inteligentes, obsesivas, son controladoras y no “cometen” un desatino cuando desean encontrar el resultado. En estas personalidades no hay precipitud sino cálculo y todo ello no encaja con lo sucedido. A su vez, está el tema de la soledad, ¿qué  tanto lo sentía? También podría hablarse (interpretando lo que se ve y lee) que es una mujer austera, parca, con un control grande de sus emociones: gestos, vestido, silencios, todo apunta a una mujer que no se “descuaderna” ni se sale de sus casillas fácilmente aún bajo mucha presión. La tuvo durante el juicio. Pero, también cuando una personalidad controlada, se descontrola, el desborde es completo y total.

¿Cómo analizarlo? Difícil, son interpretaciones desde los poquísimos datos personales que se tienen. A su vez, cuando su familia habla, tiene unos “silencios” que pueden confundir a la opinión pública. Por ejemplo, cuando les preguntan sobre la posible frustración de Ana María por no haber tenido hijos, no hay respuesta y en la ¿necesidad? ¿angustia? por engendrarlos ¿qué tanto puede juzgarse como elemento determinante para culparla? Mas análisis: el médico que jugó al engaño con dos mujeres, con una doble vida y por ser dizque la víctima, carece de responsabilidad en el proceso. ¿Qué tan provocador fue? Está también su novia “oficial” que debe ser la mas ofendida porque por lo general, aun cuando se gane “el trofeo”, el resentimiento perdura por el solo hecho de haber “engendrado” una infidelidad. Ni contar con la letra menuda donde hasta los laboratorios farmacéuticos tienen que ver en la “pelea” profesional para que la doctora González no descubra elementos mas baratos para realizar quimioterapias.

El juicio contra la médica debió enfocarse también con información y aportes psicológicos de los protagonistas del insuceso. Un triángulo pasional no puede sustentarse únicamente en recopilar acontecimientos, aportar pruebas “externas” y pare de contar. Celos profesionales, envidias, laboratorios farmacéuticos, personalidad de los “participantes”, historias laborales, todo entra en juego. Pero no jugó. La razón y las emociones en contraposición cada una halonando para su lado. Además, con el aporte sobre el sistema jurídico de Texas que hizo el periodista  Juan Esteban Constaín, se completó un panorama desolador sobre lo que realmente sucedió en ese estrado.

Es desconcertante para la cultura racional encontrarse con información que no se pueda comprobar en un laboratorio bajo los parámetros de la ciencia newtoniana, la determinista, la de “piezas de un reloj”. Todo aquello que se salga de este contexto, todavía se descalifica, se desprecia, se considera subversivo. Desafortunadamente la Justicia cuando carece de información psicológica, desconoce el aporte de esta Ciencia en la resolución de conflictos. Pero cada vez mas en cualquier escenario la mirada psicológica se vuelve necesaria. Casi, diría yo, indispensable porque sin ella estamos fragmentando el comportamiento y teniendo una visión sesgada de lo sucedido.

miércoles, 1 de octubre de 2014

¡Se acabaron los niños!

Mejor sería decir se acabó el concepto que teníamos sobre lo que es un niño o una niña. Ha caducado, por completo, la idea de que un chico es una persona frágil, insegura, tímida, dependiente, incapaz de valerse por si misma. Los niños y las niñas de hoy se salieron de nuestro molde y casi podría decir que la niñez es una etapa de la vida que puede durar unos 6 años, máximo 8. De allí en adelante la preadolescencia irrumpe con fuerza en la vida de estos chicos que sorprenden con su seguridad, su desparpajo, su “atrevimiento”, su propósito en querer alcanzar su sueño. Claro, tiene bueno y malo. Existirán quienes sientan que “se está perdiendo” lo “lindo” de antes, pero también existirán de los que creen (allí me incluyo) que es la evolución y el mundo va para adelante construyendo un modelo diferente de ser humano. Si vivo con espejo retrovisor, sentiré que es un despelote porque lo de hoy no se ajusta a los parámetros conocidos. Pero si miro para adelante podré aceptar que es diferente y es necesario hacer ajustes para adaptarnos al momento.
“La Voz kids” es una radiografía impactante de una nueva Colombia. O de una nueva generación (¿universal?) de niños y niñas. Se presentaron 17.000 candidatos y estamos en la eliminación de la eliminación. Claro, han llegado los mejores, pero son extraordinarios. A la gran mayoría no se los siente “preparados” o actuando. Son espontáneos, arriesgados, pícaros, seguros. Ni siquiera el jurado, totalmente seductor (a veces demasiado empalagoso) logra engarzarlos. Van por lo que quieren. Son capaces de controvertir al adulto, no se dejan mangonear y pueden enfrentarse a un escenario con cientos de ojos sobre ellos. Tienen el desparpajo de saber lo que quieren. Puede que detrás exista una frustración de un padre o una madre y el “aliento” de ellos alimente la historia y los sueños de esta nueva generación. Qué tanto los sueños fallidos de papá y mamá (o de generaciones anteriores) son el combustible de los hijos para desear ser artistas y “complacer” el anhelo de sus ancestros. Porque hasta las profesiones y los oficios están “marcadas” por la historia familiar, ya sea para compensar, reparar o expiar los pendientes del alma familiar. Pero es obvio que son extraordinarios. Y como el árbol genealógico siempre está presente en nuestra vida (no podemos excluir nuestros ancestros) es interesante otear qué tanta es la influencia de la frustración en esas actuaciones infantiles.
Al final de las presentaciones varios de los niños y de las niñas lloran, lo que es muestra del impacto del momento lo que es absolutamente sano para su equilibrio emocional. Estas lágrimas retratan el stress de haber vivido el acontecimiento pero hasta ahora ningún niño se ha doblegado en el escenario. Resisten, aún mas, se crecen y logran controlar emociones y nervios para realizar presentaciones muy seguras.
Son “otros” niños y es hora de que los adultos nos preparemos para convivir con esta nueva modalidad de chicos. No es anhelando regresar al pasado sino tratando de adecuarnos a la combinación de evolución, tecnología, madurez infantil, impacto de medios y publicidad, necesidad de autonomía, como debemos prepararnos para la realidad de lo que hoy se vive. Mucho se ha dicho sobre la madurez biológica de los niños, a partir de 1990 cuando ya en Alemania se logró probar el cambio evolutivo en los cerebros infantiles. Ahora lo vemos en su comportamiento y no podemos frenarlo o peor aún, descalificarlo, alegando que no se parece a nuestra infancia. Sería mas una actitud cobarde que madura. Aun mas, sería aceptar que nos quedó grande el presente. Y mas grande aún ¡el futuro!