martes, 25 de marzo de 2014

Sacerdotes homosexuales

Semana Santa ya está aquí, en la puerta y la oportunidad es excelente para acercarse a la “teoría católica” y revisar la homosexualidad en los sacerdotes. El libro de Gustavo Alvarez Gardeazábal es demasiado contundente como para no pararle bolas. Es literatura y los libros guardan ficción pero también profundas verdades extraídas de la realidad. ¿Dónde se cuecen mas mentiras, en la imaginación o en la vida diaria? Hay momentos en que lo que escribe Gustavo hastía, pero no por la pluma del escritor, sino por la descripción de trapisondas, manipulaciones, engaños y torcidos que se manifiestan en un mundo totalmente machista como es la Iglesia Católica. Masculino y machismo no son lo mismo. El machista, por principio, desprecia a la mujer, porque para el machista los únicos que “todo lo pueden” son los hombres. Masculino es una condición con ciertas características de poder, dominación, racionalidad, que pueden por igual poseer hombres y mujeres. Pero machista es el que descalifica a la mujer, el que no la soporta, el que la desprecia, el que la “usa”.
La Iglesia Católica, por esencia, es machista.  De allí su filosofía y su actuar. Como “borra” a la mujer de su historia, la Iglesia termina siendo un recinto de hombres que admiran hombres, que se relacionan con hombres, que sus inquietudes se las responden hombres y claro, que sus deseos sexuales totalmente normales, tienen que satisfacerse entre hombres. O con mujeres, en parroquias aisladas, donde estas mujeres deben someterse a ser invisibles. No pueden existir ni mostrarse porque, por lo general, para el sacerdote la mujer sólo está hecha para servirle, no para acompañarlo. Y es en ese mundo machista donde “existen” los sacerdotes y los personajes de la novela de Gustavo. El cuestionamiento no se hace a la sexualidad del sacerdote, ni siquiera a que se desenvuelva en un mundo machista y lo acepte, sino a la doble moral, donde se pregona una forma de comportamiento y se practica otra. La doble moral de la religión es vergonzosa.
Y claro, la represión sexual. Por Dios, no creo que pueda darse tanta censura a la sexualidad y conservar salud mental. ¿Cómo reemplazan los deseos sexuales? Sí, hay quienes pueden pasar la vida sin contacto sexual pero si es por elección personal termina siendo diferente, de quienes “les toca” por imposición. Lo prohibido, lo truculento, lo morboso, está a “flor de piel” en una iglesia que cada vez se ve mas oscura como los laberintos de sus Iglesias, mas enredada y mas perdida. La novela de Gustavo es tenaz porque una radiografía mas precisa no podría haberse hecho…
Pero tal vez lo que mas me impresionó de la novela “La misa ha terminado” es el fatalismo de la obra. Nadie escapa a su destino. Como si vinieras a la vida a “encajar” en lo que tienes que encajar. Familia, actividad, oficio, profesión, institución, amigos. No hay pierde. Así es, y así se desarrolla tu vida. La forma en que Gustavo construye el destino de sus personajes es fatalista. El final de la novela podría estar al comienzo porque “esta, es una historia conocida”: ¿cómo no deducir las manipulaciones del poder y de los poderosos, que son capaces de todo, con tal de salirse con la suya? No sé si el tiempo de la Iglesia, como el de la misa, también esté terminando. Los acontecimientos futuros lo precisarán, pero “ite missa est”.  

martes, 18 de marzo de 2014

Las mamás de las amigas

Los recuerdos es lo que nos queda de las experiencias. Lentamente se van acumulando y forman la estructura de nuestra vida. No siempre permanecen “encendidos” porque se van quedando allí, en la trastienda, en el inconsciente, a la espera de algún acontecimiento que los “prenda” y vuelvan a asomarse. Mientras, sólo están allí, solapados, dormidos, a la espera. Y llega el acontecimiento, por lo general una celebración, un aniversario o la muerte, para que entonces, “aparezcan” y lleguen con la ingenuidad de la juventud, o con la confianza de épocas pasadas donde pareciera que todo era “tan fácil”.  Los recuerdos del colegio, de la adolescencia, de la Universidad, allí están. Sólo que el presente es tan abrumador, tan arrollador, que no da tiempo para recrearse en lo que ya vivimos y forma parte de lo que nos construyó. Basta una excusa y otra vez, como en una película, empiezan a desfilar…

Acompañando el féretro de Marta Carvajal volví a sumergirme en esa época escolar, el Sagrado Corazón, las compañeras de clase, las de siempre, las  que existen ya con su propia vida, a veces tan lejanas, tan desconocidas hoy en día. Pero hay un pedazo de sus vidas que yo conozco, un pedazo que también es mi vida, lo que compartimos, la época en que nos formamos y crecimos juntas. Ellas tienen parte de mi existencia como yo tengo también parte de la de ellas. Las vivencias forman los recuerdos donde cada una puede tener piezas del rompecabezas que a mi me faltan y viceversa.  Observar sus vidas es mirar un poco la propia vida. ¿Qué quedó de aquellas que me acompañaron? ¿Las puedo reconocer o sólo puedo acercarme a las fotografías de la época porque todo lo demás de sus vidas me es extraño, distante, indiferente?

Las mamás de las amigas también conocieron nuestra propio cuento. En las casas de ellas dormimos, desayunamos, compartimos. Horas de estudio, fiestas, el comedor auxiliar, las empleadas que eran tan familiares, ¿cómo no reconocer nuestras vidas en esa historia? ¿Como no sentir su partida como una parte de nuestro relato que también se está yendo? No enterramos a la mamá de una amiga, no, vamos desprendiéndonos de pedazos nuestros adheridos a la mamá de la amiga que hoy se marcha primero, tal vez, para tenernos “la casa lista” como tantas veces sucedió en esta dimensión terrenal. Morir es el regreso a casa y estas mamás y papás, otra vez, nos preparan el camino, vigilan que nuestra llegada sea acertada, alistan la mesa, adecúan la casa…qué tranquilidad saber que ellos ya están allá listos para darnos la mano y acogernos, como en vida siempre sucedió. La muerte no es una desgracia, ni un final trágico. Sólo es un cambio de dimensión, desencarnar, y cada vez que los seres que amamos se van primero, lo único que hacen es “despejar la ruta” para que sus hijos e hijas puedan “llegar con tranquilidad”. Nos están esperando, arreglan la casa. Todavía “esperamos” tener mas futuro que pasado por eso todavía no es época de añoranzas y seguimos mirando para adelante. No pienso que toda época pasada fue mejor o peor. No. Lo que  hace valiosísimo el pasado es que nosotros “vivimos” esa época y por lo tanto la reconocemos como propia. Ahora sólo queda esperar.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Y el hombre ¿qué?

¡Quien lo creyera, las paradojas de la existencia! Celebramos el día de la mujer como una oportunidad de visibilizar su lugar dentro de la sociedad mientras se ha ido creando conciencia sobre sus derechos como persona y como ser humano. Siglos de discriminación y abuso deben tener medidas de choque (que deben ser temporales) mientras se cambia de actitud sobre lo que significa ser mujer: ni sometida, ni esclava, ni incapaz, ni “detrás del hombre”. Pero y aquí viene la paradoja: todo el movimiento feminista, totalmente necesario y válido para reivindicar el lugar de la mujer después de siglos de cultura patriarcal ha llevado a la crisis del hombre moderno. Al varón se le “perdió” su papel y aún no logra definir cómo ser hombre en el mundo de hoy. No sabe como transformar autoritarismo en autoridad ni violencia en fortaleza. No sabe como conectarse con lo masculino de su esencia sin generar resistencia.
No sabe cómo ser compañero de esta nueva mujer. No sabe cuál es su papel en la sociedad de hoy. Confundido, pareciera dar pasos de ciego y sus errores se transforman en conductas desesperadas. De allí que ante la falta de opciones cuando perdió el control de la situación, la agresividad, la violencia, el maltrato y hasta el asesinato, son las armas que utiliza. Y lo que es aun mas grave, no sabe como ser padre porque en múltiples ejemplos, optó por ser una mamá con pantalones, un varón “blando” o una mamá sustituta. Pero lo que es hombre-papá, no sabe cómo hacerlo. Aun que es una caricatura basta con ver el comercial de una marca de jabón “exclusivo” para varones, donde el muchachito “usa” a su padre como caballo de juego, lo somete, le exige y le ordena. Qué espectáculo mas denigrante pero muy representativo de lo que terminó siendo el hombre-papá en el siglo XXI.
Los efectos de su poder y control aún perduran como en una inercia. Pero ya se “siente” la debacle. La mujer aprendió que puede sola, que muchas veces un hombre “estorba” y se lo utiliza prácticamente como semental. En Estados Unidos por ejemplo, uno de cada tres niños crece sin padre: es el país que mas madres solas tiene en el mundo desarrollado. Los efectos de esta situación están por verse porque así como una cultura autoritaria fue nefasta, una cultura sin presencia varonil masculina también puede ser aterradora. El siglo XXI va a enfrentar la crisis del hombre, del padre, del varón, enredado en una soberbia que le dificulta pedir ayuda. La cultura en este período de transición tiene una importante tendencia a privilegiar a la mujer mientras que el hombre no sabe cómo responder a este cambio cultural “inesperado”: una mujer igual en poder al suyo. Pero lo mas grave es que si la paternidad ha sido devaluada, ¿cómo esperar que nuestros hijos quieran convertirse en padres responsables en el futuro?
La disyuntiva masculina es encontrar el equilibrio entre lo que fue y lo que debe ser hoy. Encontrar que puede tener a su lado a una socia y no a una esclava. Encontrar que puede ser papá con las características de autoridad, interiorización de normas, transmisión de sana agresividad y tener también la opción de dialogar y tener en cuenta al otro u otra. No es una tarea fácil pero muchos aun no lo perciben. Pero así cueste aceptarlo, estamos ad portas de la crisis del hombre para enfrentar una nueva sociedad en la que él no sabe desenvolverse.

miércoles, 5 de marzo de 2014

¿A quién elegir?

En el espectro de candidatos al Senado y Cámara hay de todo. La variedad permite escoger, ojalá los mejores. No es una decisión fácil porque así como existen personas íntegras, con hojas de vida limpísimas, existen otros con pasado oscuro, llenos de demandas y dudas sobre sus actuaciones, su manejo de la cosa pública, su abuso de poder, etc. El ansia de poder da para todo. Pero claro, hay que elegir. Creo que el voto en blanco es una opción mas ingenua que real pero totalmente válida. Generalizar y considerar que no existe nadie, absolutamente nadie capaz de representarnos, es de alguna forma una exageración. Hay que buscar con lupa pero se encuentra gente íntegra donde el pasado es quién determina sus actuaciones presentes. La historia personal de cada quién determina qué calidad de persona será al desempeñarse en el Congreso de la República.

Para empezar hagamos un perfil de candidato ideal.  Aquel o aquella con la que sintamos que hay resonancia, con el que se vibra por los mismos intereses, donde una Colombia en paz, desprovista de odios, rencores o “cobros” del pasado, sea la que prevalezca. ¿Qué tal aquellos que intentan llegar como “salvadores” considerando que no existe nada bueno en el momento actual? O los hijos de la guerra, aquellos hombres o mujeres, “heridos” en su historia familiar por acontecimientos vividos en su familia y que ilusos, consideran que sus actuaciones están desprovistas de la carga emocional heredada y que “cobrarán” su pendiente? ¿O aquellos que manipulan información para escoger solo una parte de la verdad –la negativa- desconociendo que en todo acontecimiento humano existen luces y sombras?

¡Hay de todo! Lo primero el Valle debe escoger vallecaucanos. Ningún foráneo nos podrá representar o resonar mejor con la región que los nuestros. A ninguno le podremos reclamar mas “en directo” que a un vallecaucano o vallecaucana que tiene sus raíces aquí, que su familia y orígenes están con lo nuestro, que puede percibir “en vivo y en directo” qué significa ser vallecaucano. Además, si lo hace mal, existe algo que Mockus (a propósito que vergüenza con algunos candidatos del partido de Mockus) algo que el llamaba “vergüenza social”. La pena de volver, estar aquí y haberlo hecho mal, o no haber hecho nada, se lo “cobraremos”. Y la vergüenza social es mayor que cualquier otra pena. La heredaran sus hijos y los hijos de sus hijos. Por eso, primer requisito que sea vallecaucano: aquí avalamos su desempeño de acuerdo a su actuar.

Segundo, su historia. ¿Qué tal los “eternos” representantes que han vivido de la política y no se les conoce nada productivo ni interesante en favor de la región? La historia del político en la política es importantísima. Los dinosaurios eternos sin nada que mostrar no merecen nuestro voto. Hay que escoger hombres o mujeres con criterio, con decisión, que logran enfrentar, cuestionar, así se los critique, pero “existen”, no son invisibles ni amorfos. Prefiero al que se muestre, al que indague, que al pasivo que pareciera que “vive del Congreso” pero ni se unta. La región del candidato y su historia personal son los avales con los que enfrentaremos estas elecciones. Que sea vallecaucano, vallecaucana, activo, sin odios, con mas futuro que pasado y comprometido con la paz, no un machista, hijo de la guerra perseguidor de mujeres. Allí están ¡usted escoge!