La expresión, a gritos y carcajadas, fue de un
señor a otro a la entrada del
parqueadero del Centro de Convenciones Valle del Pacífico el fin de semana
anterior. Exposer de Coomeva logró convocar a más de 2.500 personas, donde el
número de participantes masculinos aumentó notablemente. Por lo general estos
eventos terminan siendo una sutil invitación para mujeres: es su mundo ¡son sus intereses! Sin
embargo esta vez la presencia masculina
fue notoria de allí que este participante interpelara al otro por su
asistencia. A carcajadas cada uno trataba de disimular la sorpresa por la
participación en “ese” evento de su interlocutor. Como si los hubieran pillado
“malparqueados” cada uno se sorprendía de que ya el tema de conciencia y
autoayuda los hubiera enganchado. Pero allí estaban ellos oyendo asuntos
clasificados como de mujeres, poco racionales y de dudoso (¡) rigorismo
científico. Al menos, es lo que siempre se ha creído, tal vez como una manera
desesperada de desprestigiar la temática cuya aceptación es imparable.
Porque la angustia moderna, el vacío interior,
el sinsentido de tantas vidas, la desazón y desesperanza han motivado a que,
hombres y mujeres, intenten buscar opciones diferentes a lo que la sociedad
actual entrega como símbolo de bienestar o felicidad. Hombres y mujeres deseando encontrar
respuestas que la fría mente racional no ha logrado vislumbrar. ¡Debe haber
entonces otro camino! Y llega la espiritualidad con toda la fuerza del nuevo
pensamiento integral ofreciendo una mejor calidad de vida individual y social.
Pero no la ofrece al primer postor, como quien ofrece productos en un
supermercado. Está allí para quién quiera acercarse a la temática, motivado por
el cansancio o el hastío.
Los 2.500 asistentes a Exposer, donde no cabía
ni un tinto, pudieron darse la oportunidad de escuchar profundas reflexiones
sobre la vida, la muerte, el amor, los apegos, la conciencia, el alma, el arte
de vivir. Fue un seminario tan bueno que tal vez la mayor dificultad está en
señalar al mejor. Sin demeritara Miguel Ruiz y su hijo José, los demás conferencistas
fueron excelentes, tanto como la “vedette” del seminario. Definitivamente los
que ganaron fueron los asistentes. Un personaje no tan conocido puede ser tan
impactante como uno famoso cuando tiene tema y condiciones para transmitir. De
allí que los conocidos estuvieron a la altura de su prestigio pero los no tan
populares fueron arrasadores en sus presentaciones.
“Usted ¿aquí?” todavía resuena en el ambiente.
Como quien acepta que el camino escogido desde la razón puede tener también
otro trazado. “El alma necesita alimentarse de aquello de lo que está hecha”.
Porque cuando estamos muy ocupados (muy eficientes) no tenemos tiempo para
sentir y entonces no podemos amar. Impactan frases de los conferencistas que
pueden terminar siendo tratados de profunda filosofía que le da sentido a una
vida. La gratitud engrandece de tal manera que es como una llavecita mágica que
logra “irradiar” paz y el otro u otra “reciben” una vibración diferente que
lleva a apaciguar los espíritus. Nadie tiene alegría sino agradece. Lo
sorprendente de este Seminario es que aun cuando no estaba en el libreto,
parecía que todos hablaran de lo mismo, cada uno desde su propia filosofía o
forma de vida. Coincidían en la temática señalando que hay varios caminos para
llegar al lugar de la comprensión y la convivencia pacífica. Los humanos nacen
con los ángeles se pero se acompañan de diablos. ¿A quienes queremos alimentar?
La responsabilidad es de cada uno porque nadie mas es dueño de nuestra propia
vida. Gracias por la oportunidad que se nos dió, fue un regalo extraordinario.
¡Gracias! Usted también puede estar aquí.
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