Cualquiera que sea el tema, siempre está
presente la polaridad. Bueno-malo, víctima-victimario, agresor-agredido,
vivo-bobo, éxito-fracaso, héroe-antihéroe, los dos extremos de un mismo asunto
que no son opuestos sino partes de lo mismo. Los griegos, a través de sus
filósofos, construyeron fronteras invisibles en el pensamiento y desde entonces
hablamos de opuestos. Pero los contrarios son lo mismo. Los extremos son parte
del mismo hecho, sólo que los “utilizamos” de acuerdo a las circunstancias.
Como si existiera un botón de aparato de radio antiguo, lo vamos desplazando
por el “dial” de las ideas, pero en definitiva todo el dial pertenece al mismo
equipo. De allí la inmensa dificultad que se tiene de poderse “encontrar” en
una discusión en el punto medio donde sí es posible el entendimiento porque “entenderse”
es coincidir y aceptar que somos lo mismo. La necesidad de defender el extremo,
como “lo verdadero” sería eliminada y entonces sí, aceptar el “otro” extremo,
sería acercarse al justo medio. Serían más las coincidencias que la terquedad
de lo radical porque las posiciones sólo son matices de lo mismo. Nos creemos
poseedores de la verdad revelada por tener “una posición” cuando en esa
posición hay cabida también, para la posición “contraria”
Una prueba contundente hoy por hoy es la
similitud de ideología entre el expresidente Uribe y la guerrilla de las Farc.
En este momento ambos están trabajando para
el mismo resultado: desestabilizar al actual gobierno. Probar que ellos
“sí” saben hacerlo, que ellos (cada uno con su estilo) son mejores gobernantes
que lo actual. Farc y Uribe coinciden en que cada uno, a su modo, “sí salvara”
a Colombia. Ambos, enemigos acérrimos
entre sí, luchan por el mismo fin, (en apariencia con métodos diferentes) pero
en igualdad de objetivos. Los extremos se tocan porque son lo mismo. La
dificultad radica en aceptar las coincidencias que se tienen, es decir el justo
medio.
Porque en el justo medio Chávez no fue un
villano pero tampoco es un héroe. En el justo medio ni Uribe fue tan malo (ni
tan bueno) ni Santos es tan bueno (ni tan malo). Allí, en el justo medio, hombres y mujeres
podemos compartir y participar, sin necesidad de “marcar” una polaridad tan
extrema. Llegar al justo medio es llegar al lugar donde todas las ideas o
posiciones tienen lugar porque se construyen con fragmentos de todo lo
viviente.
Pero, el gran pero, es la coherencia. Uribe y
las Farc buscan imponer su ideología porque la consideran “única y perfecta”.
En el pasado paro cafetero, instigaron por igual porque no encuentran otra
manera de imponer sus ideas. Sin embargo, la pregunta que surge es si ambos
tienen la misma responsabilidad. Uribe está “formado” en el marco de lo legal,
las Farc de lo ilegal. ¿Uribe y Farc, tienen la misma responsabilidad en la
forma de imponer las ideas en las que coinciden? Uribe (teóricamente) está del
lado de lo legal pero cada vez bordea mas lo ilegal en busca de su objetivo.
Transgrediendo las normas que no le convienen (no al fallo de La Haya, no a los
fallos de la Justicia) se acerca al extremo de los guerrilleros que consideran
que la Ley está hecha para violarla. Uribe y las Farc haciendo lo mismo cuando creen
que tienen la razón. Cuando Uribe estuvo en el poder se valió de éste para
imponer su criterio. Ahora “fuera del poder” utiliza la transgresión para
seguirlo haciendo. He allí la incoherencia, la irresponsabilidad y…la similitud
con quien tanto condena. Y eso que (todavía) no es el momento para comparar
a Uribe con Chávez...
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