Existen multitud de formas de mirar la vida, de allí la diversidad de criterios con que a diario nos encontramos. A veces se supone que tal o cual filosofía o que tal o cual enfoque o que tal personaje, encaja con nuestra manera particular de ver la vida. Qué chévere escuchar sus planteamientos, interesante leer ese texto…pero no siempre se encaja. Y se presenta la confrontación que no tiene necesariamente que ser pública sino que se plantea a nivel interior para revisar y aprender.
Tenía mucho interés en escuchar a la abuela Margarita. Ella, mexicana, conectada con la cultura indígena donde la valoración de la madre tierra es vital, está rodeada de una aureola de respeto por las conductas ancestrales. Ha recorrido el mundo “ayudando a recordar” la sabiduría interior que guarda cada ser. Habla de femenino y masculino pero hoy destaca lo femenino como generador de cambio. La mujer como guardiana de la vida y de la tierra juega un papel preponderante en esta nueva mirada de la condición humana. Pero…
Estar en el presente significa aceptar la modernidad, la tecnología, el devenir –bueno y malo- de los acontecimientos. No puedo pretender vivir mirando para atrás o considerar que el pasado (las conductas ancestrales), son el paradigma de la condición humana. En los procesos de evolución lo importante es integrar lo que se tuvo con lo que se construye en el presente partiendo de una actitud consciente. Lo de atrás fue valioso en su momento pero fue rebasado por otras concepciones. Idealizar el pasado es una forma de no querer avanzar o de que hubo una época “perfecta”. Porque ni siquiera el Paraíso terrenal fue época de felicidad: fue época de inocencia y mientras se es inocente no hay consciencia. Y para valorar la felicidad es necesario atravesar el sufrimiento. ¿Cómo conozco que es felicidad sino conozco la infelicidad? Pues bien lo que escuche de la abuela Margarita con un cierto desprecio por lo moderno (los micrófonos, las sillas, un recinto cómodo)la forma “ideal” como vivieron sus padres donde no tenían títulos de tierras ni sembraban para vender, me llevo a un cuestionamiento interior que me hizo levantarme del lugar e irme. No, no es contra la modernidad como construímos presente y futuro. No podemos devolvernos, no hay época pasada ideal. Es en procesos de integración como logramos una coherencia de vida. La modernidad implica muchísimas ganancias como también pérdidas y fracasos. Pero ¿cómo evaluar lo mejor de cada época? La abuela Margarita tiene derecho a su filosofía de vida pero desde acá, desde el mundo de la modernidad percibo incoherencias. Y mucho mas con el despelote que se formó en la puerta donde violentaron a un grupo no más de 20 personas que no dejaron entrar cuando en el patio había “piedra” suficiente para que cada quien escogiera en cuál sentarse. ¿Por qué ese atropello? Además con el riesgo de “encerrar” a los que ya habían entrado porque las puertas no se podían abrir… Coherencia, he allí la palabra clave. En el momento en que me tocó vivir debo aprender cómo integrar los avances modernos con el respeto por la tierra, con la tolerancia, con la diversidad. Se debe rescatar lo valioso del pasado pero no quedarse mirando para atrás… atrás hay nostalgias, apegos, inocencias, mundos patriarcales, incomodidades, discriminaciones. Hoy hay conciencia de ello y tenemos la genialidad de reparar y modificar. ¿Qué más puedo pedir cuando hay presente y futuro para hacerlo?
miércoles, 24 de febrero de 2010
lunes, 8 de febrero de 2010
Emociones Poderosas
Hay dos formas de engañarse: una, creyendo lo que no es cierto y otra, rehusándose a creer lo que sí es cierto. Entonces, si a usted le preguntan qué tanto sabe sobre el efecto que producen las emociones humanas en la energía del universo, ¿entiende de qué le están hablando? Aun más ¿aceptaría esta teoría? Usted tiene la mente lo suficientemente abierta para aceptar los planteamientos de la física cuántica respecto a cómo nosotros con lo que sentimos, influímos en el desarrollo de nuestro mundo? Porque aun cuando parezca ciencia ficción, la realidad no está “allá afuera”, impávida, esperando a que la aceptemos sino que somos nosotros los que creamos esa realidad. Somos co-creadores del medio en que vivimos. No es que tengamos que “padecer” la realidad tal cual es, no. Lo significativo es que podemos modificarla de acuerdo a lo que pensemos.
La conciencia de lo que somos ayuda a crear la realidad. No somos espectadores pasivos, sufriendo las consecuencias del desastre sino que tenemos un papel protagónico en lo que vivimos. Desde el ADN se puede modificar la realidad porque las emociones alteran el mundo de los fotones, la parte energética mas diminuta de cuantas existen. Leyó bien. Son las emociones las que modifican lo exterior. Ni siquiera la genética es tan contundente. El mundo de las emociones es capaz de cambiar la genética. Biólogos de la calidad de Bruce Lipton concluyen: “No son las hormonas ni los neurotransmisores producidos por los genes los que controlan nuestro cuerpo y nuestra mente. Son nuestras creencias las que controlan nuestro cuerpo, nuestra mente y por tanto, nuestra vida”. Entonces las creencias –aquello en lo que creemos- crea la realidad, la altera, la carga, la limpia. Por eso se da el poder de la oración, por ejemplo, cuando las cadenas de oración, los movimientos colectivos, las meditaciones comunitarias, logran construir ambientes diferentes para vidas diferentes. Lo comunitario, nacido de decisiones individuales, tiene tal poder de cambio que sorprenden sus resultados. EL mundo emocional moviendo el eje del universo porque desde el ADN cambiamos la materia cuántica de la cual se compone la realidad. Y la fuerza de lo colectivo es innegable. Pero hay que aclarar algo: no es lo que crea en el mundo consciente: son las creencias de mi mundo subconsciente las que mandan la parada. De allí que muchas veces no resulta lo que creo porque en el inconsciente existen otras verdades que no reconozco. Puede que crea que lo creo, pero se me termina diluyendo la “creencia superficial” del consciente, arrasada por lo que realmente guardo en mi subconsciente. De allí la importancia de hacer conciencia de cuáles son mis verdaderas creencias porque ellas mueven mis emociones que alteran lo que me rodea.
Los experimentos con ADN, emociones, energía, fotones sorprenden porque son tan contundentes sus resultados que no hay manera de que la ciencia “evada” las conclusiones. Lo que más impacta es que la ciencia y la espiritualidad, después de que estuvieron peleadas, enemistadas, “agarradas de las mechas”, se acercan al mismo punto. Los nuevos aportes científicos están clarificando que existe algo imposible de negar que generó la organización del mundo y que muchas culturas más antiguas que las actuales ya lo sabían. ¿Cómo explicarlo? Toda esta serie de descubrimientos, de cambios de paradigmas, de búsqueda de respuestas diferentes, representan el comienzo de una nueva era. Porque el 2.010 ya comenzó…
La conciencia de lo que somos ayuda a crear la realidad. No somos espectadores pasivos, sufriendo las consecuencias del desastre sino que tenemos un papel protagónico en lo que vivimos. Desde el ADN se puede modificar la realidad porque las emociones alteran el mundo de los fotones, la parte energética mas diminuta de cuantas existen. Leyó bien. Son las emociones las que modifican lo exterior. Ni siquiera la genética es tan contundente. El mundo de las emociones es capaz de cambiar la genética. Biólogos de la calidad de Bruce Lipton concluyen: “No son las hormonas ni los neurotransmisores producidos por los genes los que controlan nuestro cuerpo y nuestra mente. Son nuestras creencias las que controlan nuestro cuerpo, nuestra mente y por tanto, nuestra vida”. Entonces las creencias –aquello en lo que creemos- crea la realidad, la altera, la carga, la limpia. Por eso se da el poder de la oración, por ejemplo, cuando las cadenas de oración, los movimientos colectivos, las meditaciones comunitarias, logran construir ambientes diferentes para vidas diferentes. Lo comunitario, nacido de decisiones individuales, tiene tal poder de cambio que sorprenden sus resultados. EL mundo emocional moviendo el eje del universo porque desde el ADN cambiamos la materia cuántica de la cual se compone la realidad. Y la fuerza de lo colectivo es innegable. Pero hay que aclarar algo: no es lo que crea en el mundo consciente: son las creencias de mi mundo subconsciente las que mandan la parada. De allí que muchas veces no resulta lo que creo porque en el inconsciente existen otras verdades que no reconozco. Puede que crea que lo creo, pero se me termina diluyendo la “creencia superficial” del consciente, arrasada por lo que realmente guardo en mi subconsciente. De allí la importancia de hacer conciencia de cuáles son mis verdaderas creencias porque ellas mueven mis emociones que alteran lo que me rodea.
Los experimentos con ADN, emociones, energía, fotones sorprenden porque son tan contundentes sus resultados que no hay manera de que la ciencia “evada” las conclusiones. Lo que más impacta es que la ciencia y la espiritualidad, después de que estuvieron peleadas, enemistadas, “agarradas de las mechas”, se acercan al mismo punto. Los nuevos aportes científicos están clarificando que existe algo imposible de negar que generó la organización del mundo y que muchas culturas más antiguas que las actuales ya lo sabían. ¿Cómo explicarlo? Toda esta serie de descubrimientos, de cambios de paradigmas, de búsqueda de respuestas diferentes, representan el comienzo de una nueva era. Porque el 2.010 ya comenzó…
miércoles, 3 de febrero de 2010
Cómplices
Allí están los tres poderes, los dueños del balón. El estado, la justicia y la iglesia católica evadiendo la responsabilidad, lavándose las manos. Verdaderamente deprimente las caras de los prelados, la pasividad de los policías y el estado absolutamente indiferente ante las denuncias. Los tres “mosqueteros” que de alguna manera, pasiva, indiferente o hundiendo la cabeza en la tierra, evaden el problema de la violación de mujeres. ¡Qué pena! Es que “sólo” son mujeres, de esas que hay que perseguir, encarcelar, denunciar, estigmatizar cuando se atreven a abortar después de una violación. Claro, los violadores son hombres –como ellos que tienen el arma más poderosa entre sus piernas- pero eso no importa. A las mujeres no se las puede defender, ni proteger, ni siquiera (una vez cometido el delito) intentar “reparar” la falta con un castigo al delincuente. No lo ven, no cayeron en cuenta ¿cuándo?, ¿usted de qué habla?, evadiendo la responsabilidad. Y cuando se evade, cuando no se enfrenta, la complicidad es obvia…
Un sacerdote católico, de apellido Mena Arias fue acusado y condenado porque violó a una adolescente de 15 años en Guatemala. La denuncia fue hecha el domingo en el progtama“7 días” de Caracol. El sacerdote ya había sido acusado en Colombia pero huyó para el país centroamericano y allá volvió a “repetir” delito. Entonces allí si fue condenado pero vuelve a escapar a Colombia con circular roja de interpol. En Bogotá lo recibe la Arquidiócesis y a pesar de que Monseñor Héctor Gutiérrez conocía la situación, (lo confirmó a El Tiempo hace 2 años) le asignan iglesia y lo dejan dar misa. Pero ahora ninguno sabe nada. La cara de los prelados explicando lo que no tiene explicación es deplorable. Contradicción va, contradicción viene, no pueden ni siquiera sostener la mirada ante la cámara. ¿Violador de mujeres adolescentes? Eso no importa: “es que en Bogotá existen 4 diócesis…”. Y hasta el presidente del Tribunal eclesiástico, encargado precisamente de las faltas de los sacerdotes no conoce de qué se trata porque “no tienen tiempo para eso”. Las respuestas ambiguas y gelatinosas de Monseñor Rubiano, Héctor Gutiérrez y el presidente del Tribunal son denigrantes. Pero claro, luego sí, nos “comparan” con la virgen María y nos dicen que somos tan “valiosas” como ella y que ese es el trato que nos merecemos. ¿Cómo creerles?La denuncia pública, el programa apabullante y los tres poderes mostrando toda su complicidad. Estado, Justicia e Iglesia. Por eso a las mujeres las matan hombres celosos y quedan libres. Por eso los violadores siguen con su arma preferida entre las piernas y por solidaridad de género, se tapan, acomodan y justifican. Por eso la Iglesia tiene algunos curas abusadores y no toma medidas reales ni desde los púlpitos “señalan” la falta de su “congénere”. Por eso el Estado no se asume una política efectiva de equidad. Por eso a la Justicia hay que convencerla de que este país de cultura machista, posesiva, los celos no son muestra de afecto. Por favor, bájenos de los altares a la “cruda” realidad, no nos regalen flores y pendejadas el día de la mujer y asuman políticas comprometidas verdaderamente con el trato que estamos recibiendo en el país de la seguridad democrática y del sagrado corazón. Aumenta cada día la violencia doméstica pero pareciera que no importa porque, al fin y al cabo, son “solo” mujeres, sin poder para decidir. ¿A cuántas violaron hoy?
Un sacerdote católico, de apellido Mena Arias fue acusado y condenado porque violó a una adolescente de 15 años en Guatemala. La denuncia fue hecha el domingo en el progtama“7 días” de Caracol. El sacerdote ya había sido acusado en Colombia pero huyó para el país centroamericano y allá volvió a “repetir” delito. Entonces allí si fue condenado pero vuelve a escapar a Colombia con circular roja de interpol. En Bogotá lo recibe la Arquidiócesis y a pesar de que Monseñor Héctor Gutiérrez conocía la situación, (lo confirmó a El Tiempo hace 2 años) le asignan iglesia y lo dejan dar misa. Pero ahora ninguno sabe nada. La cara de los prelados explicando lo que no tiene explicación es deplorable. Contradicción va, contradicción viene, no pueden ni siquiera sostener la mirada ante la cámara. ¿Violador de mujeres adolescentes? Eso no importa: “es que en Bogotá existen 4 diócesis…”. Y hasta el presidente del Tribunal eclesiástico, encargado precisamente de las faltas de los sacerdotes no conoce de qué se trata porque “no tienen tiempo para eso”. Las respuestas ambiguas y gelatinosas de Monseñor Rubiano, Héctor Gutiérrez y el presidente del Tribunal son denigrantes. Pero claro, luego sí, nos “comparan” con la virgen María y nos dicen que somos tan “valiosas” como ella y que ese es el trato que nos merecemos. ¿Cómo creerles?La denuncia pública, el programa apabullante y los tres poderes mostrando toda su complicidad. Estado, Justicia e Iglesia. Por eso a las mujeres las matan hombres celosos y quedan libres. Por eso los violadores siguen con su arma preferida entre las piernas y por solidaridad de género, se tapan, acomodan y justifican. Por eso la Iglesia tiene algunos curas abusadores y no toma medidas reales ni desde los púlpitos “señalan” la falta de su “congénere”. Por eso el Estado no se asume una política efectiva de equidad. Por eso a la Justicia hay que convencerla de que este país de cultura machista, posesiva, los celos no son muestra de afecto. Por favor, bájenos de los altares a la “cruda” realidad, no nos regalen flores y pendejadas el día de la mujer y asuman políticas comprometidas verdaderamente con el trato que estamos recibiendo en el país de la seguridad democrática y del sagrado corazón. Aumenta cada día la violencia doméstica pero pareciera que no importa porque, al fin y al cabo, son “solo” mujeres, sin poder para decidir. ¿A cuántas violaron hoy?
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