Como en ninguna otra época, el “florecimiento” de seres fragmentados, de personas con varias personalidades va en “crecendo”. Hombres y mujeres que fácilmente pueden asumir conductas diversas, contradictorias y aparentemente cínicas, sin importar para nada su nivel intelectual. No es fácil de entender –y aceptar- cómo en la mañana tu compañero o compañera es el sumun de las atenciones y media hora después, sin razón aparente, ya hay un ogro. Alguien que grita, insulta, vocifera y manotea como si estuviera en medio de un campo de batalla. Totalmente fuera de sí, puede pasar por encima de lo que sea con tal de vomitar su rabia. Personas que no son conscientes de las consecuencias de sus actos y por lo tanto mueven un “swiche” interior para dar rienda suelta a emociones incontrolables. ¿Qué ha pasado? ¿Cómo explicarlo?
Creo que no educamos la conciencia sino la inteligencia, por lo tanto no hay un hilo interior que “amarre” los diferentes comportamientos. No se da la identidad sino la “representación” de papeles, las máscaras que nos ponemos para vivir en comunidad. Por lo tanto esa fragmentación termina siendo parte de la identidad. La persona cambia de conducta con una facilidad pasmosa generando un desconcierto aterrador en quienes están a su lado. Porque los que lo rodean no mueven el “swiche” con la misma facilidad (o rapidez) y no logran asimilar la razón de su comportamiento. En la vida familiar –sobre todo- es desgastante esta situación. Los sentimientos y emociones de los “espectadores” del show se mueven como un “tíovivo”. Culpa (¿qué hice?), baja autoestima (me merezco este trato), servilismo (hago lo que quieras), lástima (sufre mucho), rabia (es un h.p.), amor (pero es adorable cuando quiere), son un coctel demasiado fuerte para soportarlo sin salir lastimado. El o la fragmentada no miden qué pudo suceder: olvidan con una rapidez pasmosa, porque nada es tan grave como le dicen. Repito la intelectualidad no ayuda mucho porque la personalidad no necesita “explicarse” la razón de su conducta sino “caer en la cuenta” (conciencia) de lo que hace para empezar a intentar revisar y corregir. Si es que quiere. Porque estas múltiples personalidades están cimentadas en la inconsciencia.
Entonces la mentira, el engaño, el “no pasa nada” o no existen consecuencias, empiezan a surgir como justificaciones para su conducta. Nada es tan grave como parece. O mágicamente, todo se arregla porque en definitiva “ya pasó”. Lo importante es que el de las múltiples personalidades pocas veces reacciona porque su memoria es totalmente selectiva: recuerda “sólo” lo que no lo cuestiona.
¿Cómo vivir al lado de un personaje de estas dimensiones? No es fácil. Lo importante es no dejarse “engarzar” y no cambiar al vaivén de sus cambios: es la única manera de protegerse de este “tíovivo”. Y mientras la educación no mire hacia la conciencia tendremos mas y mas seres llenos de ideas pero incapaces de manejar su propia vida. Seres enfermos, como un rompecabezas sin armar, llenos de contradicciones, “disparando” para todo lado en su desesperado afán por no perderse a si mismos. Es decir por creer que el mundo está a sus pies, que es su juguete y que por lo tanto lo puede utilizar a su amaño. Solo que cada vez mas, existirán personas a su alrededor que desde la conciencia entenderán su fragmentación y por su propia salud mental, escogerán la distancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario