martes, 4 de noviembre de 2025

¿Y Piqué?

 


Cualquier psicólogo, así sea graduado en Facebook, sabe que una relación de pareja no se termina por culpa de un solo lado. La pareja es un colectivo donde cada quien permea la vida del otro y el impacto, para bien o para mal, es mutuo. No puede hablarse de uno bueno y otro malo, o mas suave, de uno inocente y otro malvado. Los dos participan del juego y cada quien tiene su cuota de responsabilidad. A su vez, el inconsciente colectivo se teje con el proceder social. El actuar de muchas personas construye la red donde se sostiene y justifica la cultura. Puntada tras puntada, ese actuar forma la malla para explicar la conducta humana. El inconsciente colectivo no es estático: está permeado por cambios individuales y sociales. Entonces, la disolución de una relación y el inconsciente colectivo, son básicos para analizar la historia “Pique-Shakira” con un mínimo de equilibrio que no distorsione los sucesos, así no se quieran aceptar. La Psicología no es un opinadero… ¡es Ciencia!

Desde el inicio de la relación, ella 35, el 25, el futuro no era fácil pero no por la diferencia de edad, sino por el MOMENTO de la diferencia de años. Si ella tuviera 45 y el 35, era mas factible que la relación durara. ¡Ambos han vivido! Pero, una mujer “hecha y derecha”, con mundo y experiencia, cambiando a un “adulto De la Rua”, por un culigado que debía estar fascinado con la mujer del waka-waka, tenía pronóstico reservado. Las relaciones no son estáticas, se mueven. Y se movieron hasta el punto de que ella se convirtió en madre (¿dejó de ser atrevida y lanzada?) y después de un hijo viene otro y “adopta” un tercero que también quiere crecer, quiere “independencia” y autonomía y se cansa de ser controlado y mandado. La “mamá Shakira” no es lo mismo que la “artista Shakira”. Ese “hijo de mi suegra”, cambió, creció y difícilmente un hombre (adulto) se “acuesta” con su mamá. Entonces, mira para afuera. Quiere “cargar” su masculino disminuido o castrado por la “poderosa” mujer y madre. Una muchachita anónima, descrestada y “chorreando la baba” es una excelente estación de gasolina para su hombría. Con Shakira se desinfla con Clara se infla. Esta situación es tal vez uno de los hechos mas difíciles que enfrentan mujeres “poderosas” y capaces, que no logran percibir qué tanto “anulan” a su pareja desde su “seguridad y prepotencia” hasta el punto de que ellos las cambian por “inferiores” que no les significan competencia y los admiran como dioses.  

A Piqué se lo ve como el malo y claro, una infidelidad ni es agradable ni fácil de digerir. Pero qué tan castrado estaba que se atrevió con su juvenil pareja a tener relaciones en su propia casa. Mayor desafío imposible. La relación colapsaba y debieron buscar otras soluciones. Luego Shakira herida, institucionaliza la venganza construyendo imaginario colectivo donde “cobrar” emocionalmente es reparador. Los abogados dirían crea jurisprudencia. Como si la venganza fuera sanadora… Lo equivocado, repito, es hablar de uno malo y otra buena. Cuando el efecto de este hecho, considerar la venganza “justa y reparadora” haya permeado la cultura, se evaluarán efectos y nos daremos golpes de pecho. Pobres hombres condenados a ser hoy los malos del libreto. Pobres, también los hijos de Pique y Shakira. ¿O para ellos es “atractivo” ser hombre, cuando la madre ha despreciado y humillado al modelo que ellos debían imitar? ¿Si no aprenden del padre, de quien lo hacen? Capítulo primero, la novela continua…

Gloria H. @GloriaHRevolturas

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