miércoles, 29 de octubre de 2025

lunes, 27 de octubre de 2025

¿Qué nos enferma?

 


Es una paradoja que mientras la Ciencia avanza a pasos gigantes descubriendo elementos que deberían proporcionar mejor calidad de vida, la salud de las personas empeora o se complica. A mayor avance científico, mas enfermedad física y emocional. Los sistemas de salud en cualquier lugar del mundo colapsan: los seres humanos no viven mejor por tener “carro, casa y beca”. Por el contrario, el mundo de la abundancia pareciera que llevara implícita la trampa de la infelicidad. No somos mas felices a pesar de todo lo que se logra en el mundo material. Es claro que allí no está la respuesta. Entonces ¿dónde?

¿Que nos enferma?  La incoherencia, esa dualidad o multiplicidad de actitudes, de acuerdo al escenario en que me desempeñe. Entonces no importa ser una como mujer, otra como católica y otra como colombiana. Bueno, si importa. “Juego” a que no pasa nada con esa multiplicidad de personalidades dentro del mismo empaque, pero un atisbo de conciencia me lleva a mirarme y darme cuenta del absurdo. El criterio no existe: lo que vivo es la capacidad de “adaptación” a diferentes circunstancias, lo que me tiene que llevar, inexorablemente a un desasosiego interior que vuelta emoción o sensación, se “registra” en algún órgano de mi cuerpo. Porque la salud reside fuera de nuestro cuerpo. El cuerpo habla cuando decido callar. ¡La enfermedad es lenguaje!  

Pareciera urgente, entonces, empezar a trabajar otras dimensiones, otros niveles mas allá de lo concreto y racional. El vacío que muchos experimentan y que a la larga enferma por lo que encierra de insatisfacción y angustia, no se colma con logros materiales. Ni siquiera con respuestas racionales. El haber ubicado la condición humana en parámetros tan concretos y materiales, suprimió todo el nivel de trascendencia, vital para encontrarle sentido a la existencia. Imposible vivir negando que el ser humano “necesita” espiritualidad (no religión) como necesidad vital de su día a día. No pueden negarse ciertas preguntas sobre la vida y menos aún, la certeza de la muerte. Tratar de minimizar este enfoque es una forma de engañarse y caer en la desesperanza… La trascendencia no puede eliminarse del contexto cultural porque estaríamos limitando al ser humano a un mundo totalmente concreto y elemental que “nos acercaría mas a las bestias, alejándonos de nuestra dimensión sagrada”. 

Gabor Mate, médico canadiense, explica en su libro “El mito de la normalidad” cómo las emociones, lo que se siente, lo que se piensa, es el disparador más grande de enfermedad. Porque la incoherencia es total. Por un lado buscando salud física y mental, pero por el otro lado, fomentando las contradicciones desde políticas incoherentes que terminan afectando la confianza de los seres humanos. No se le puede achacar a la incertidumbre la responsabilidad de la enfermedad, porque esa incertidumbre guarda en su interior un potencial increíble de salud: como no hay nada seguro, como no hay futuro, estamos obligados a crear a diario, minuto tras minuto, respuestas, soluciones. Lo que necesariamente dispara la creatividad. La cultura tóxica tiene que empezar a mirarse de otra manera y a ofrecer otra clase de respuestas a las preguntas de la salud física y mental, que a la larga, son respuestas al sentido de la vida, a la trascendencia, a la espiritualidad. En definitiva estamos aceptando que vamos a morir y después de la muerte, ¿qué sigue? Por algo en Psicología se dice que todos los miedos remiten al miedo a la muerte. ¿Lo cree?


Gloria H. @GloriaHRevolturas

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domingo, 26 de octubre de 2025

Quererte a ti mismo

 


Hay personas que en vez de amarte, te enseñan a quererte a ti mismo y creo que es lo mejor que te puede pasar.

Gloria H. @GloriaHRevolturas

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miércoles, 22 de octubre de 2025

lunes, 20 de octubre de 2025

¿A quién le echo la culpa?

 


Si alguna vez oye con atención la interacción de un grupo de niños, podrá comprobar que si sucede una falta y se señala un responsable, casi que de inmediato el señalado culpable busca a otro del grupo y dice “pero él también…”. Es una conducta muy propia del mundo infantil evadir la responsabilidad “compartiéndola” con otros. Como si la culpa repartida disminuyera el error. Complicidad donde se justifica la falla cubriéndola de compinchería. Todos lo hacen, yo también.

A veces la humanidad parece el patio de recreo de un Jardín Infantil. Continuamente se buscan culpables “fuera” de nosotros porque el error es considerado un verdadero desacierto que contradice el mundo perfecto, el paraíso, donde debiéramos vivir. Aceptar la responsabilidad es complicadísimo. Creo es un problema de educación. La cultura se empecinó en suponer paraísos, muy posiblemente marcada por creencias religiosas. Algo así como “fuimos lanzados del paraíso por la falta de Adán y Eva, somos pecadores, cometimos un error y debemos pasar la existencia tratado de evitarlos porque estos se pagan con expulsión. La falla es una debilidad, debemos ser perfectos, para no perder el paraíso”. Entonces, el resultado es lo que vivimos: soñar con el mundo perfecto, con el paraíso, evadiendo la responsabilidad en las equivocaciones puesto que los errores no los utilizamos para crecer sino para torturarnos. ¿Cuál es el “idiota” que va a aceptar la falla si el error retrata una mediocridad? El error expulsa del paraíso, ¿cómo voy a aceptarlo? ¿A quién le echó la culpa?  

La vida cotidiana está repleta de errores (a eso vinimos, a aprender a manejar dificultades) pero el terror de aceptar nuestra responsabilidad en el manejo de nuestra propia vida, nos convierte en verdaderos camaleones evadiendo consecuencias. Siempre hay un “me hicieron”, o lo que es mas grave aún “me hacen sentir” una de las frases mas enfermizas que se pueden expresar. Porque nadie, nadie, nos hace sentir si yo no acepto la influencia y el poder del otro para “hacerme sentir”. En esta frase estás firmando tu condena de dependencia. Eres un títere en manos del otro al que tu le entregas el control. Es la claudicación de tu poder y de tu criterio…

Al formar parte del tejido social influyo e influyen en mi, pero no puedo entregar mi poder (mi criterio) a nadie, argumentado una necesidad interior o en búsqueda de algún beneficio (afecto, reconocimiento, dinero, placer). Cada vez es mas claro que respondo por mi y lo que me sucede es parte de mi aprendizaje donde los otros (los que creo responsables) solo son los instrumentos de mi aprendizaje. Por lo tanto la forma como enfrento esas dificultades es mi decisión. Eso es el libre albedrío: las circunstancias o dificultades están allí pero yo escojo cómo las manejo. ¿Por qué responsabilizar a otros? Sobre todo a nivel individual y cotidiano si es muy importante encontrarme con esta verdad: soy responsable de mi actuar, cualquiera que sean las circunstancias externas. ¿Estoy preparado para aceptar mi responsabilidad y dejar de tirarle el agua sucia a otros? Aun cuando suene descabellado, pensar en la muerte (cambio de vida) es una de las mejores herramientas para aceptar el sentido de la vida y la responsabilidad que tengo en ella. Nacimos para aprender, no para evadir y este paso terrenal sólo es una pasantía buscando despertar conciencia. ¿Qué tanto lo digiere?


 Gloria H. @GloriaHRevolturas

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La crisis

 

La crisis tiene el don de despertar talentos, que en la comodidad hubieran permanecidos dormidos.

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jueves, 16 de octubre de 2025

miércoles, 15 de octubre de 2025

martes, 14 de octubre de 2025

¿Trump merece el Nobel?

 

Sí, le ardió que no se lo dieran. Creyó que lo merecía, instantáneo, porque logró detener el conflicto Hamas-Israel. Que no es poca cosa, ni más faltaba, no se puede negar la dimensión de su actuar. Salvar una o miles de vidas merece todos los reconocimientos. Pero como en todo lo humano hay luces y sombras, lo que brilla es una faceta, pero lo que se esconde, lo oscuro, es otra. No hay luz sin sombra y viceversa. Conociendo el actuar de Trump para muchos es fácil suponer que “no da puntada sin dedal” y por ello no se sabe por dónde va a brincar el acuerdo. Logró en una semana (¡tan fácil!) convenios “mágicos” entre enemigos acérrimos y las negociaciones externas son admirables, pero no se conoce cuales son los verdaderos compromisos o sometimientos internos que se firmaron. Cuánto dicen, cuánto callan. Qué sigue de aquí en adelante en el proceso. Es ahora donde se va a probar qué se hizo y qué se impuso. Cuál es el precio que van a pagar los implicados en este convenio y qué tan equilibrado es el resultado.

Pero le ardió que no se lo reconocieran y “peor dolor” que el Premio Nobel se lo concedieran a una mujer, lo que le debió impactar mas, debido a su concepto sobre la mujer, a la forma como la trata y se relaciona con ella. Dos heridas fuertes en el mismo golpe: “perdió” como político y perdió como macho. ¿Qué tan dolido está? Para él era lógico que se lo merecía, pero la envidia, el ego, su prepotencia, “gano pero aplasto”, no son ciertamente cualidades que engalanen a personas que merezcan recibir el Nobel de Paz. Porque “esa” paz no puede ser solo externa y para otros mientras “yo incendio” con mi actuar, mis palabras y mis desprecios.  ¿Es coherente?

Entonces realizar acuerdos, asumir compromisos “futuros”, manipular lideres ¿qué tanto amerita dar el Nobel de Paz: se mira para atrás o se mira para adelante? ¿La personalidad del otorgante influye en la decisión o “solo” actos grandiosos justifican el premio? Un comunicado de la Academia de Suecia antes del anuncio, “ya anticipaban que Trump no sería elegido, ante la percepción de que su administración ha contribuido a “desmantelar el orden internacional” que el comité busca reconocer”. Sí, realiza convenios de paz, maneja líderes, pero qué tanto él es un pirómano. ¿Qué tan guerrerista es su personalidad? ¿Trump genera confianza o miedo? ¿A nivel de comunidades en el mundo, el presidente Trump es alguien que se quisiera fuera reelegido, o por el contrario, se cuentan los meses que faltan para que termine su presidencia?

Es muy interesante la comparación entre las personalidades y el actuar de Trump y María Corina. Es un retrato certero de cómo es cada quien, cuál brilla, cual manipula, cuáles son las intenciones, el compromiso y responsabilidad son personales o son comunitarios.  Cuál es la verdadera motivación: las necesidades de la comunidad o el brillo personal. Y es obvio que sus acciones responden en forma clara. El Nobel para Trump sería premiar el narcisismo y esto sería demoledor para la humanidad. La personalidad de María Corina es guerrera, frentera, si, pero su actuar es buscar salidas para una Venezuela que necesita un cambio profundo. Hasta renunció al puesto de candidata a la Presidencia si esa actitud abría puertas. Ella no es lo prioritario: ¡son los suyos! es su pueblo. El poder no la obnubila. ¿Podría decirse lo mismo de Trump y su necesidad de protagonismo? 


Gloria H. @GloriaHRevolturas

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miércoles, 8 de octubre de 2025

lunes, 6 de octubre de 2025

No es retrocediendo…

 


Si, en cualquier lugar del mundo, el planeta es un caos.  Violencia, abuso, migración, racismo, control, política, religión, droga, poder, dinero… todo a la vez. Pero como no se ha logrado la fórmula para un “mundo feliz”, o al menos en armonía, la idea no es devolverse al pasado donde el autoritarismo y el control se creyeron el cuento de que “vivíamos rico” porque quienes manejaban el poder no sufrían sus excesos ¡los imponían! La consigna debe ser crear un estilo de vida que recoja experiencias y fracasos para no repetir errores. Es obvio que no se ha encontrado la solución y hay que buscarla. Pero los que miran para atrás suponiendo que, al menos en Colombia, “se vivía en el paraíso” y lo perdimos, se obnubilan creyendo que existió una época y un gobierno “perfectos”. ¿Por qué se perdió si era tan bueno? Ilusos creen que hoy vivimos lo que vivimos porque desaparecieron los salvadores, los patriarcas, aquellos que desde su olimpo creyeron que gobernar es no permitir las diferencias ni respetar criterios diversos. El autoritarismo jamás ha sido una herramienta de convivencia porque lleva escondido el veneno del sometimiento y las ínfulas del dios. Hay superiores e inferiores. Existen buenos y malos, lo diferente es peligroso y la uniformidad es lo adecuado: el rebaño se maneja, el criterio individual es peligroso. En especial el atropello por lo diferente es un disparador de violencia en cualquier espacio. Porque “hiere” el ego del poderoso… 

Entonces los candidatos a la presidencia perfilan sus intenciones de acuerdo a su mensaje. Hay de todo: autoritarios, conciliadores, incendiarios, odiadores, hostigadores, abusivos, calmados, restauradores. De todo como en botica. Pero es claro que hay que construir, (no está hecho) un modelo de vida que no repita errores del pasado y si pueda ser una alternativa real de convivencia. No es mirando para atrás donde está la solución. Como en cadena, cada gobierno (bueno o malo) perfila por oposición, el siguiente. ¿Por qué si “vivíamos en un paraíso” se envolató? Un candidato autoritario y prepotente no escucha: solo oye lo que resuena con él, por eso es tan abusivo un gobierno de imposición y dominio, cualquiera que sea la ideología. Y claro, hostigando con descalificaciones, lo que realmente se perpetúa es la sociedad del odio. 

Por ello no se pueden seguir aplaudiendo la violencia, los insultos, las ridiculizaciones, los vejámenes contra nadie. Y menos legitimar a quienes lo promueven y lo consideran plus de su campaña política. Su incapacidad de construir sociedad, la suplen disfrutando envenenarla. Mas que un presidente, Colombia requiere un conciliador, una persona capaz de tender puentes. De nada sirve un mundo material prospero cuando la salud mental hace de las suyas: alimentada de odio e intolerancia no puede producir sino seres desquiciados y dementes. ¿De qué se nutren las nuevas generaciones? Luego vienen las sorpresas por los niveles de violencia de adolescentes de 12 o 14 años, pero ¿es que no tiene acaso los mejores maestros en la asignatura de la intolerancia?

No existen propuestas de reconstrucción, de convivencia, pero si ganan adeptos la retaliación, el cobro, la venganza. Por ello, por salud mental, se debería invisibilizar a todo aquel que quiera gobernar mirando para atrás, creyéndose un redentor y vomitando resentimiento. ¿Qué clase de sociedad puede construirse desde esa perspectiva? 


Gloria H. @GloriaHRevolturas

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domingo, 5 de octubre de 2025

La energía jamás se equivoca

 


Quien está en tu vida es quien tiene que estar. Nadie falta, nadie sobra. La energía jamás se equivoca.

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miércoles, 1 de octubre de 2025