Voltaire, ícono del espíritu francés de tolerancia hacia lo diferente, lo dijo: “no comparto lo que dices pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”. O sea que la mayor demostración de la filosofía del respeto a la inclusión se asienta en respetar lo diferente, no la igualdad. Respetar lo que iguala es muy fácil. Allí no hay inclusión sino afinidad, como mirarse en un espejo. Pero en el mundo de la diversidad lo valioso es respetar lo diferente, aun mas exigente, “respetar al que irrespeta”, a aquel con el que no concuerdo. He allí la llave para un mundo donde la inclusión se vuelva prioritaria. ¡Y sanadora!
Todo lo que hizo Paris en la inauguración fue distinto. Sorprendente, llamativo, atrevido, osado, simbólico. Se atrevió a romper tradiciones y esquemas, desde “sacar” la inauguración a las calles, no construyó una ciudad para los Juegos puesto que Paris ES la ciudad deseada, lo hizo a través de su historia de la que se siente orgullosa, “provocó” con una imagen de una cena al estilo de “el Festin des Dieux” donde los dioses celebran las bodas de Tetis y Peleo, hasta planteó el valor e importancia del poliamor, la diversidad, el arte, la cultura. Paris es Paris: solo debía “reconocerse”, mirarse a si misma y transmitir su esencia. ¿Lo cumplió?
Por ello, de acuerdo a sus creencias será la evaluación del espectáculo. Es claro que el mundo se debe mover, debe “revisarse” porque lo que vivimos hasta ahora genera discriminación, abuso de poder, exclusión, desigualdad. La prioridad no está en lo humano sino en el dinero, el control, el poder. Estos han sido los símbolos prioritarios de la historia. El resultado es desastroso. El mundo patriarcal en toda su dimensión, donde el abuso es el ganador de todas las preseas. ¿Cómo estamos en convivencia, respeto por la diferencia, solidaridad, inclusión y equidad? Basta observar en cualquier lugar de la tierra. ¡Tanta inequidad! Por lo tanto, o cambiamos o cambiamos. La humanidad no va a desaparecer pero es necesaria una “nueva” humanidad. Y en el mundo moderno, el impacto es lo que conmueve. A una cultura tan cerrada no se la puede “tratar” con consideración: el atrevimiento y la irreverencia son las formas de conmover los cimientos del atropello.
Y Paris fue irreverente marcando sus conceptos de igualdad, fraternidad, libertad. ¿Cómo convertirlos en vida cotidiana? Thomas Jolly, el actor que construyo este libreto irreverente y novedoso, era consciente de la necesidad de generar impacto y controversia. Quiso salirse de lo tradicional y realizó un espectáculo que alarmó, escandalizó, agredió, gustó, descrestó. ¿Como combinar la hermandad con la libertad de ser diferentes pero iguales en derechos y oportunidades? Estos Juegos se hicieron del reciclaje, es decir con lo que había, sin endeudar a la ciudad, sin colocarse un disfraz de apariencia para descrestar. ¿Qué tan agresiva ha sido la moral judeocristiana sobre sexualidad que se sintió “tocada”? Estos son los Juegos de la diversidad, por lo tanto también los de apertura de criterio, de inclusión que derrota la exclusión y lo marginal, juegos que “entrenan” en la carrera de la vida preparando para aceptar individuos con empaques diferentes pero con esencia humana. Todo un simbolismo detrás de cada movimiento, de cada imagen, de cada escena. Es la invitación cultural de este certamen. Enorme tarea. ¿Lo lograremos?
Gloria H. @GloriaHRevolturas
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