martes, 31 de marzo de 2020

Se nos cayó la máscara



No, no era para afuera, era para adentro. De pronto se derrumbó aquello que creíamos que éramos. La máscara se cayó. Mas suave, se “nos corrió” el maquillaje. Como si hubiéramos quedado desnudos, sin ninguna clase de protección. Nos encontramos (¿todos?) o casi todos mirándonos a nosotros mismos,  a nuestros propios fantasmas. ¿Y no dizque era tan fuerte? ¿No dizque era sensible y todo me valía “hongo”? ¿No dizque nada me iba a desestabilizar a mi, “el sumun” del equilibrio, de lo racional, del “todo bajo control”? Y henos aquí, todos igualados, haciendo lo mismo, pensando lo mismo, impregnados de la misma incertidumbre colectiva.  ¿Qué va a pasar? ¿Qué saben ellos (¿autoridades?) que nosotros ignoramos? ¿No es acaso desproporcionada la preparación para algo que TODAVIA no sucede? ¿Las premoniciones no son exageradas?

El virus llegó, nos cogió sin defensas inmunológicas, pero sobre todo, nos derrumbó del lugar donde estábamos parados. Explicaciones, análisis, deducciones, intereses, mentiras, fanfarronadas, cualquiera que sea la respuesta, es obvio que nada suprime la ansiedad. Se perdió la seguridad y caímos del totazo en la incertidumbre. Si buscas en la mirada de los otros algo de seguridad de pronto te encuentras con que ellos demandan lo mismo hacia tu mirada. No hay formas de protección externas. No hay quien garantice o asegure nada…todo es posible. Llegó entonces la hora de la verdad. ¡Nos vamos a morir! Pero puede que ahora no (¿?) de este virus, sino que no podemos seguir esquivando la verdad de la muerte: nos vamos a morir porque la vida es una pasantía entre el nacer y el morir. La cultura quiso embolatar esa verdad, nos distrajo con consumismo, ideologías, capitalismo, migraciones, geopolítica, entretenimiento, lo que quieras. Pero distractores al fin y al cabo de la única verdad “verdadera”. Nos vamos a morir. Y es hora de mirar de frente.

Es un momento de trascendencia. Como si tuviéramos que empezar a mirar “para otro lado”. Y el único lado válido es “para adentro”. Allí esta nuestra esencia, allí esta la fuente de tu energía y allí también está la trascendencia. Trascender implica morir. Por tanto, es un momento en que el universo se conectó con la certeza de la muerte. En Psicología sabemos que todos los miedos remiten a ella, a la muerte.  Nos vamos a morir, es necesario que pensemos en ello, pero no con pánico o la inminencia de que va a suceder ya, sino con la certeza de que todo lo que hacemos, pensemos, construyamos, resolvamos, no nos evade de esa realidad.  Y a la luz de esa verdad ¿qué hechos o situaciones siguen siendo “tan” importantes? ¿Cuáles son nuestras prioridades si nos vamos a morir? La ropa en el closet, el carro último modelo, el aplauso en redes, brillar profesionalmente porque “soy el mejor”, humillar a los que no se comportan como yo ¿qué es mas importante? ¿qué es aquello por lo que vale la pena desgastarnos tanto?

La crisis no se enfrenta por igual porque cada quien trae su propia maleta. Y somos diferentes. Se puede aprender, podemos revisar o si se quiere, podemos dejar el viejo equipaje  y tratar de empezar de nuevo. Lo que no es lógico es salir de la crisis igual a como se llegó.  Sería una desperdicio de tiempo o como se dice en el mudo espiritual si no se aprende, se repite. ¿Cómo será?

Gloria H. @GloriaHRevolturas

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay 

lunes, 30 de marzo de 2020

Orar es...

Orar es hablar con la parte mas profunda de nuestro ser. Meditar, es escuchar su respuesta. Jean Lévesque. 👌💪👍😄

viernes, 27 de marzo de 2020

Alimenta tu alma de Amor

Alimenta tu alma de Amor y tus miedos morirán de hambre.

miércoles, 25 de marzo de 2020

Cuando amas con miedo...

Cuando amas con miedo vives en la necesidad, cuando amas con libertad vives en la verdad.

martes, 24 de marzo de 2020

Solo por hoy



El grupo de AA tiene una expresión (o una filosofía) maravillosa que es una síntesis de salud mental. Algo así como la pastillita de la tranquilidad y el equilibrio. Es tan simple que asusta. No hay necesidad de comprarla en ningún supermercado ni droguería. Basta con repetírsela a usted mismo, una y otra vez. “Solo por hoy”. Solo por hoy vivo lo que estoy viviendo, solo por hoy enfrento (o afronto) mi soledad, o la inquietud de los niños, o el ruido del vecino, o la cantaleta de mi mujer, o la neura de mi compañero. Solo por hoy estamos en este espacio viviendo lo de hoy. Porque al pié de la letra nadie tiene futuro. Tampoco es momento para tener memoria y añorar sucesos anteriores. Solo por hoy estoy viviendo el momento presente.

Claro, todos no estamos en el mismo nivel ni vivimos las mismas circunstancias. Pero la mente es poderosa. A propósito, si quiere conocer qué tan masoquista es usted, basta con que contabilice cuánto tiempo le gasta a oír noticias, a alimentarse de lo mismo, a morbosamente repicar el mismo cassette? ¿Cuánto tiempo de su presente, de este “solo por hoy”, lo arruina revolcándose en esa maraña de información tóxica? Entonces, lo primero hay que colocar es un límite a los medios, a las redes y a las noticias. Sí, hay que estar informado, pero no saturado. Un rato en la mañana, o al medio día, otro en la noche. En fin, usted decide, pero lo que es obvio es que la saturación enferma.

Esta situación no tiene referentes. O sea que nadie sabe como manejarla, no hay un memoria de donde podamos copiarla. El protocolo se hace en la medida de lo que se vive. Es claro que existen principios básicos tales como no cantaletear a los mayores, no los minimice. Muy posiblemente sí son la población mas vulnerable pero no en su cuerpo físico, sino en su identidad emocional. Les quitaron el poder, la libertad, el movimiento. Que un hijo “le prohíba” a su papa moverse, no es fácil. Por lo mismo no puede ser ni con gritos, descalificación, histeria o rabia. Hay futuro después del coronavirus y por salvar cuerpos no podemos volver las casas un campo de batalla. Se puede negociar, se puede hacer acuerdos. No todo se vive en el “exterior”. No todos los adultos mayores son indigentes, están enfermos o son incapaces. Si algo tenía nuestro mundo es la perspectiva de mas vida sana, plena y positiva para mucha gente. Entonces a ellos los rotulamos como “pobrecitos, incapaces y débiles”. Moisés Wasserman por ejemplo, alcanzó a quejarse por el trato. Allí hay roces porque de la imposición y sometimiento no salen sino rupturas y cicatrices. Es un momento donde pareciera que se están pisoteando las jerarquías.

El espacio del hogar no es un paraíso. No se puede caer en la idealización y que de pronto, porque estemos juntos, de buena a primeras nos vamos a amar y aceptar. Es una experiencia totalmente novedosa donde como dice el 2020, hay ambivalencia, y se deben combinar respeto por la diferencia y reglas comunes. La flexibilidad es importantísima. El apoyo emocional se requiere con urgencia. Trabajar meditación en algún momento, tranquiliza y todos en casa, individual y colectivamente, lo pueden hacer. Dos expresiones básicas para “sobrevivir”: “solo por hoy” y flexibilidad. Ensaye a combinarlas y se sorprenderá del resultado. 

Gloria H. @GloriaHRevolturas

viernes, 20 de marzo de 2020

Atención psicológica por celular ante el Covid-19

Debido a las circunstancias actuales trabajaremos la mayoría de las consultas de Psicología por celular. Puedes comunicarte con mi secretaria (315) 368-5172 y se te agenda la cita, o si requieres cita presencial comunícaselo para también agendar la cita. Gracias.

Tu proceso de sanación no tiene que ser...

Tu proceso de sanación no tiene que ser ruidoso, publico ni hermoso, no es un espectáculo de magia que el mundo necesita ver. Es magia que sucede adentro.

miércoles, 18 de marzo de 2020

La grandeza no se mide por lo que dices...

La grandeza no se mide por lo que dices que eres sino por todo lo que das.

martes, 17 de marzo de 2020

Devuélvame la plata




Me impactó  la expresión de Munir Jalil “el desplome del petróleo preocupa mas que el coronavirus”. No se cuántos títulos, especializaciones y experiencia tenga este individuo, pero pareciera que fue educado con los mismos estándares de formación que recibieron los estudiantes de Barranquilla que lloraron porque no se pudieron graduar con vestido, fotos y pantalla. Tienen todo el derecho a la expresión de su dolor, de acuerdo a sus creencias, pero es obvio que este coronavirus nos obligó a revisar cuáles son las prioridades de la condición humana. Y es como si surgiera una sutil línea divisoria entre quienes lo justifican, lo aclaran y lo enfocan todo desde el punto de vista económico (lo que se pierde, lo que se deja de ganar, el impacto para la economía) y otro grupo que aboga por humanizar la condición humana. No todo es dinero, ni todo pasa por situaciones económicas. Sí, son necesarias definitivamente, pero la vida no se alimenta tan solo de billetes. En este momento, como en ningún otro, la solidaridad y “cuidar al otro” son los valores mas importantes para la sobrevivencia.

Hay muchos y bellísimos escritos por redes donde nos recalcan como “los mocos derrotaron las fronteras”. No nos cambiaron ni las guerras, ni los muertos, ni el Holocausto, ni las migraciones, ni el narcotráfico, ni la droga,  para venirnos a cambiar la enfermedad. Razón tenían Hammer, Enric Corbera, Flechter y todos aquellos que construyeron la teoría de la “Descodificación Biológica” para expresar que la enfermedad es lenguaje y nos enfermamos de aquello que “necesitamos” enfermarnos. Entonces es ahora una enfermedad la que nos obliga a revisar la condición humana. “Una enfermera se volvió mas indispensable que un futbolista y un hospital se hizo mas urgente que un misil”, dice alguno de esos textos. La vida no volverá a ser igual para ningún terrestre y es hora entonces de abrir la mente porque tendremos que empezar por desaprender. Tendremos que ser otros y otras si queremos seguir viviendo en este mundo. El cambio interno es materia obligatoria para todos. Y comienza con algo tan sencillo como saber que hoy, ahora, todos debemos empezar perdiendo algo.

Por eso no logro entender que hoy, en el negocio que sea, por la transacción que sea, alguno pida “devuélvame la plata”. No logro entender porque cada uno como persona no acepta perder un dinero pero el “organizador” del asunto pierde por cada uno de los que le reclama la cancelación de algo que no dependió de él. La forma de aceptar que nuestro mundo realmente debe cambiar es “pagando” nuestra pequeña contribución como individuos, del vuelo que no se hizo, la boleta que se pagó, el hotel que no se ocupó, el espectáculo al que no se asistió, la comida que no se consumió, ese es nuestro pago, el precio por humanizar nuestro momento. No se entiende un “devuélvame la plata” porque todos estamos entrando a una nueva dimensión. “Quebrar” con reclamos y devoluciones a una organización, persona o entidad porque no hizo lo prometido, es alinearse con los muchachos que lloran por su grado o con el señor Jalil que llora por el petróleo.  Piense que sí lo vivió, interiorice y diga “era lo que correspondía”. Pero no podemos ser tan mezquinos de reclamar plata cuando estamos aprendiendo a ser humanos. ¿De qué lado está?

Gloria H. @GloriaHRevolturas

lunes, 16 de marzo de 2020

Si aveces no podemos estar alegres...

Si aveces no podemos estar alegres, es posible estar en paz.

viernes, 13 de marzo de 2020

No es lo que digas...

No es lo que digas, sino el tonito con que lo digas.

jueves, 12 de marzo de 2020

miércoles, 11 de marzo de 2020

La vida no es para siempre...

La vida no es para siempre. Vívela con personas que te hagan reír y sentir amado.

martes, 10 de marzo de 2020

¿La “devuelve”?



Johana Bahamón se ganó el premio Cafam por su extraordinaria labor en beneficio de los reclusos dando una segunda oportunidad para rehacer sus vidas. Es mas que merecido y ojalá existieran muchísimas personas con esa capacidad de servicio. En su biografía ha contado que tiene con ella, una chiquita de 3 años, hija de una reclusa, que asumió mientras su madre estaba detenida. Según La W, la madre saldrá en Octubre y entonces Johana “la devolverá”, después de haberle brindado con tanta generosidad su apoyo y dedicación.

Este es un tema muy complejo porque al igual que sucede cuando hay un accidente en las calles, mas de uno tiene la tendencia “normal” de querer levantar al herido y llevarlo a una clínica. Los expertos de esa temática recomiendan no mover al accidentado hasta que llegan los especialistas, revisar y entonces asumir cómo debe ser la movilización. Está entonces la mirada instantánea y natural de querer ayudar y está la mirada profesional de cómo hacerlo.

He tenido en mi consulta varios casos de familias con cierto poder económico que quieren ayudar, por ejemplo, al hijo de la empleada brindándole todas las oportunidades que “la vida no les dio”. Si puedo ¿por qué no hacerlo? es su explicación. Vuelve y juega, la mirada “opinadora” de qué maravilla ayudar y la mirada profesional de cómo debe brindarse esta clase de ayudas. Porque “sacar” a la persona de su entorno, así sea un bebe, educarlo de una manera con todas las garantías para su desarrollo emocional y social, para luego “devolverlo” es generar posibilidades de exclusión que difícilmente se superan. Los niños y niñas comparan, sienten, observan. Un niño no es un bulto de carne ni un paquete que se devuelve y ya. Al final, no terminan siendo de ningún lugar, con una sensación constante de no pertenecer.   Hasta pueden terminar avergonzados de su familia biológica porque el contraste de los dos mundos es aplastante. Se crean lazos afectivos que generan dolor y perdida. Hay venganza, envidia, rabia, minusvalía… Es como si todos sufrieran por “una ayuda pasajera” que afecta a todos. Se ve muy bonito y generoso desde “afuera” pero los psicólogos que trabajamos con la realidad del interior de quien lo sufre, sabemos precisamente de esas dificultades emocionales que se guardan, acumulan y acompañan toda la vida. Es claro que las llamadas “obras de caridad” pertenecieron a una época pero hoy se consideran nefastas por lo que guardan de asistencialismo y descalificación. ¿Qué tan “obra de caridad” es la ayuda de “extraer” a un niño de su entorno en forma temporal?

Historias y experiencias por montones hablan del inmenso impacto que causa “devolver” al lugar del entorno familiar primario. Si la adopción de por sí es difícil y allí nunca se contempla una “devolución”, extraer por una temporada para asistir a un buen colegio, una buen alimentación, una calidad de vida diferente y regresar a lo inicial es contraproducente. Entonces ¿no hacer nada? No, la colaboración es al núcleo familia primario, sin extraer a nadie, sin generar comparaciones aplastantes. Es decir sin “salvar” a nadie. Johana Bahamon hace una excelente trabajo con las reclusas y sus oportunidades y merece todo nuestra gratitud. No siento la misma admiración por la acogida de la niña, hija de su reclusa.

Gloria H. @GloriaHRevolturas

viernes, 6 de marzo de 2020

Procuremos olvidar lo que...

Procuremos olvidar lo que, traído a la memoria, nos entristece. Séneca

miércoles, 4 de marzo de 2020

La vida y el tiempo son los mejores maestros.

La vida y el tiempo son los mejores maestros. La vida nos enseña a aprovechar el tiempo, y el tiempo nos enseña a valorar la vida. 👌💪👍😄

martes, 3 de marzo de 2020

Lo que le da la gana.



El movimiento de la mujer por lograr un lugar de valoración y respeto dentro de la cultura y la sociedad ha “descolocado” a mas de uno. La sensación (real) de estar perdiendo preponderancia produce vehementes reacciones. Ahora sí, el colectivo masculino reclama “igualdad de trato”. Ahora si, quiere que las “preferencias” que logra la mujer en el mundo de hoy, después de siglos de discriminación y de lucha se eliminen porque se sienten maltratados. “Si en el 2019 hubo 571 feminicidios de un total de 9.150 muertos, ¿quién habla por los 8.579 hombres que fueron asesinados?”, reclama un Twitter de un hombre que se siente “desamparado”. (Aclarando que esos 8.579 no tienen que ser solo hombres, no fueron feminicidios que es otro asunto).  Ahora sí, mas de uno siente el cambio y aboga porque se acaban las exclusiones. Ahora sí, “duele” que las leyes y las conductas visibilicen a las mujeres lo que representa una pérdida de poder para ellos. Y cual víctimas atropelladas, el colectivo hombre pide que se imponga la igualdad.

¿Cuál? ¿Cuál trato igualitario reclama el colectivo hombre? La idea no es cambiar el lugar del desequilibrio y que los victimarios pasen a ser víctimas y viceversa. No. Hay que buscar la equidad. Pero son necesarios períodos de reparación. Períodos donde se ayude a crear conciencia de lo sucedido que se veía como “paisaje”. Personajes como Plácido Domingo dice que su conducta “era natural” para ese momento  y sólo ahora opina que pudo haber sido abusivo. Es que era “tan natural” el abuso que no clasificaba como atropello. “Esas cosas pasan” respondió una mamá cuando se le dijo que su marido abusaba de su hija. Posiblemente ella también lo vivió y era “tan natural” que no se sorprendió. El cuerpo de la mujer le pertenencia al hombre, rey de la naturaleza y todo estaba “a su servicio”. Impacta, hierve la sangre, la naturalidad con la que se vivieron miles, millares de abusos en diversos escenarios y era “tan natural” que nadie los vio. Sólo, el cuerpo de la mujer los sufrió. Sólo el espíritu de la mujer los reseñó. Y ahora cuando es posible construir un tejido de voces que reclaman el derecho al respeto, sólo ahora se visibiliza. Y entonces qué paradoja, los hombres empiezan a hablar de discriminación.

Aun mas, todavía existen muchísimos hombres que se quejan de que su compañera “hace lo que le da la gana”, como si un matrimonio o una relación de pareja fuera sinónimo de cambiar de papá. De acuerdo a esa mentalidad (¿y a la Iglesia Católica?) la mujer debe obedecer al marido. Sentirla ahora con voz, criterio, decisión y libertad financiera, es definitivamente un atropello al ego masculino. Y viene el malestar. El domingo se celebra el “día de la mujer”. Una forma fácil de "despachar" la celebración  es regalar un clavel a las integrantes del combo femenino en la oficina o en la casa y de esa manera cumplir. Aun cuando no estoy en contra de las flores y mucho menos de las floristerías me parece demasiado efímero el ciclo vital de una flor para “representar” el homenaje a la mujer. No ha terminado el día cuando ya el clavel se desvanece y pareciera entonces que con la inmediatez de la flor marchita, también se marchitaran las buenas intenciones de igualdad con el mundo femenino. ¿Una flor nos representa?

Gloria H. @GloriaHRevolturas

Imagen de Selver Učanbarlić en Pixabay 

lunes, 2 de marzo de 2020

No mires atrás y te preguntes ¿por qué? ...

No mires atrás y te preguntes ¿por qué? mira adelante y pregúntate ¿por qué no?