Las imágenes se han visto tomadas en otros países. Una turba
enfurecida tumba la estatua de Castro, de Lenín, de Chavez, de Franco. Un
pueblo indignado desmitificando ídolos que ya no les significan. Siento que en
Colombia sucedió algo semejante. No una estatua de bronce pero sí una
imaginaria. Se tumbó un ídolo con pies de barro. Se cayó alguien que se
consideraba intocable. Sí, aunque para 10 millones de colombianos aún permanece
siendo “el gran colombiano”, es claro que no es impoluto. Es claro que sus
actos merecen el juicio y análisis que se le haría a cualquiera. No está por
encima de la Ley. Y su historia está llena de interrogantes. No la debe estar
pasando bien y le tocó el momento de enfrentar una situación parecida a la que
han tenido que afrontar sus mas fieles seguidores, por lealtad incondicional a sus
decisiones, víctimas de la sumisión al caudillo. Sin embargo, por ese impulso
visceral que lo alienta, ahora nos matriculó en un nuevo reality, en el que
cada día estamos a la espera de que cumpla su amenaza. O su palabra. “Voy a renunciar”
pero no se da. Por “entregas” estamos a la expectativa de que el mensajero entregue
la misiva. El suspenso continúa, reality
en vivo y en directo.
Es imposible creer que se le “inventen” tantas calumnias. Como ya
lo escribí “no existe mes –por hablar de una medida de tiempo- donde “El” o
alguno de su entorno no quede implicado en algo. Las falsas acusaciones contra
Cepeda que se le “devolvieron” para ser el responsable de manipular la
información. Las madres de Soacha, los falsos positivos, la masacre del Aro, su
hermano presunto asesino, sus hijos “comerciantes” inescrupulosos, su cuñada
narcotraficante, creador de grupos paramilitares, manipulador de pruebas,
perseguidor de periodistas, las chuzadas del DAS, sospechoso violador de mujer
periodista, mentiras por doquier en redes suyas o de sus allegados, falsas
noticias promulgadas desde sus cuarteles, sus alfiles implicados en hechos
delictivos. Hackers, la campaña de Oscar Iván Zuluaga”. Nadie en Colombia
levanta este mar de sospechas como Uribe. ¿Es todo calumnia? Todo parece
indicar que no. Y llegó el momento para que aclare.
Pero lo que si fue patético fue la reacción de su grupo político.
Ninguno podía hablar porque no habían recibido “el instructivo”. Eran incapaces
de pensar, argumentar o enfrentar sin que Uribe diga cómo. Cuál huérfanos el
grupo daba pasos de ciego por el miedo a no hacer lo “correcto”. O defraudar al
padre. “Abandonados” el desconcierto era total. No hay quien reemplace a Uribe porque
cuando existe el caudillismo, la obediencia y el sometimiento son
indispensables para cohesionar al grupo y prohibir las disidencias. Es decir
las diferencias. No hay sucesor porque
el que se crea con “esas” ínfulas es peligroso. Sumisión total. Como lo dibujó
Mheo en su caricatura (un hombre sin cabeza) “¿y ahora quien podrá guiarnos?”.
Patético el espectáculo de los miembros del Centro Democrático.
Nadie se alegra con el hecho porque es Colombia la que pierde. La
polarización será peor y Duque entra con una pierna quebrada. Pero lo que si es
ridículo es seguir llamando presidente a Uribe. Ya terminó, ya pasó. ¿O la
personalidad del Duque es tan frágil que Colombia necesita 2 presidentes en
ejercicio?
Gloria H. @Revolturas













