martes, 28 de febrero de 2017

A las aulas, identidad de genero


Hay dos maneras de enfrentar la vida. Abriendo los ojos y aceptando la evolución “impajaritable” de la humanidad o, por el contrario, tapándoselos y enterrando la cabeza en un hueco como el avestruz. Pero los hechos están allí y es imposible detenerlos, lo acepte o no. Hace unos meses se levantó una polvareda enorme por la llamada ideología de género (que como tal no existe), donde Ordoñez, iglesias cristianas, Uribe y personas muy conservadoras, insistían en afirmar –desde una ignorancia extrema- que la naturaleza es la que determina la identidad sexual de un individuo. Repito, error garrafal y no porque una partida de “libertinos” audaces lo diga sino porque los hechos demuestran lo contrario. Allí está la Ciencia. No se “elige” identidad, pero ésta sí resulta de la combinación de múltiples variables fruto de la historia familiar, de las relaciones entre las personas del entorno y del ambiente en que nos desarrollamos. El Psicoanálisis ha enseñado que tienes la identidad sexual que “la historia familia te asigne”. O sea que no es la biología la única que determina identidad sexual. ¡Qué pena!

Así la sociedad no lo quiera aceptar, es en las aulas escolares donde se están presentando la nuevas situaciones. Es decir estudiantes con identidad de género diferente a lo que su “empaque biológico” ha señalado. En un salón de clase puede estar matriculado Juan y después de las vacaciones llega Juana. O puedes tener a Luisa y al curso siguiente se presenta  Luis. La Ley Sergio Urrego es muy clara  en exigirles a las instituciones educativas respeto por esos procesos de identidad de género, independiente del sexo biológico que la persona tenga cuando nace. Claro,  el cambio no se hace sólo por impulso o por un deseo “momentáneo” de la persona. Se requiere acompañamiento de profesionales idóneos y un tiempo prudencial para realizar investigación, ajustes y cambios. Pero cuando los estudios y análisis lo demuestren, hay que aceptar el resultado.

Afortunadamente para la Ciencia la identidad de género, diferente al sexo biológico, dejó de ser una patología al igual que sucedió con la homosexualidad, que no se consideran enfermedades o “anormalidades”. Por tanto no se “curan” ni se combaten como si fueran “errores” por corregir. Se analiza, se guía y se orienta la situación que vive un individuo cuando siente que el cuerpo que tiene no coincide con su sentir interior.  No es fácil decirlo, enfrentarlo y asumirlo.  Ni para la persona ni para la familia. Y la “mirada” social definitivamente no ayuda al proceso. Ni qué decir de la moralidad o posturas religiosas ignorantes, donde la culpa y el pecado pretenden imponer creencias en temas donde la religión debería ser mas respetuosa puesto que si no conoce científicamente los hechos, no debe asustar o “meter” a Dios como un monstruo que persigue y cobra. La biología no determina la identidad de género.  El tema “golpea” creencias aprendidas “desde siempre”. El impacto mayor se vive en los adultos educados con creencias rígidas para quienes no es posible ni siquiera considerar una apertura mental sobre lo que sucede.   Ahora, como nunca, los colegios son los llamados a educar y orientar pero no solo a los estudiantes sino principalmente a padres de familia. Los casos se irán multiplicando. El tema apenas empieza…


Gloria H. @Revolturas

lunes, 27 de febrero de 2017

viernes, 24 de febrero de 2017

miércoles, 22 de febrero de 2017

martes, 21 de febrero de 2017

¿Existe una sola verdad?


No es un tema fácil de digerir porque no tiene que ver con futbol, corrupción, políticos o reinados de belleza. Pero, quién lo creyera, es básico para entender (o aceptar) la condición humana. Tiene que ver con todo y ojalá al menos una vez en la vida, nos lo preguntáramos. ¿Existe una sola verdad o existen tantas verdades como personas existen? ¿Usted tiene una verdad y yo tengo otra? ¿Hay una verdad universal y otra particular? ¿Debo aceptar “su” verdad, cualquiera que sea, como usted debe aceptar la mía, independiente de que esté o no de acuerdo con ella?

¿La verdad y la realidad son lo mismo? Las preguntas han estado siempre sobre el tapete pero la Presidencia de Trump obligó a oxigenarlas. Y mas ahora, cuando su equipo de trabajo en discusión con Medios que los cuestionan, han acuñado una expresión (y un concepto) denominado “hechos alternos” para explicar la diferencia de visiones entre lo que los Medios muestran y lo que defienden Trump y su equipo. “Falsedades” le ripostó el periodista. La portavoz de Trump repitió “hechos alternos”, que traducido al lenguaje “trumpiano” significa “vemos como queremos ver y nos importa un comino lo que ustedes ven” .

Entonces, ¿lo que usted ve y cree, lo debo respetar porque es lo que usted ve y cree? ¿El respeto por la diferencia nos lleva a aceptar todas las posturas posibles sobre un mismo acontecimiento?  Usted lo ve blanco, yo lo veo negro ¿ambos tenemos la razón porque ambos tenemos “nuestra” verdad? Pero¿ cuál es la verdad “objetiva”? ¿La realidad y la verdad pueden ser objetivas después de lo que planteó la física cuántica?  ¿Tener la razón y tener la verdad son equivalentes? ¿Quien tiene la razón tiene la verdad? Si fuera Ministra de Educación (ni lo quiero ni lo deseo) implementaría una cátedra denominada “Efecto Trump” porque dificulto un personaje que nos ha llevado a pensar y reflexionar tanto en tan pocos días. Cada expresión, cada twiter de Trump es un cuestionamiento y claro, un aprendizaje. Si vino a enseñar como NO hacer las cosas, el modelo es extraordinario. Así como dicen los profesores de evolución que el devenir del mundo es perfecto, Donald es perfecto para este momento y su desarrollo. El mundo no estaba en paz pero su “filosofía” nos removió de una zona de confort para revisar y afianzar conceptos básicos de convivencia. Lo que Trump “ve” en su política lo cree a pié juntillas. El no se equivoca “desde su verdad”. De allí lo difícil de un diálogo entre “verdades” o posiciones diversas.  Existen muchas personas que fueron educadas con la creencia de una raza superior. Hay gente que cree, de verdad, que una persona de raza negra es “inferior”. Es “su” verdad ¿se respeta o se cuestiona y “obliga” a modificar? La post verdad, o sea la interpretación del mundo desde lo que se me antoje ¿cómo convive con otras post verdades u otras interpretaciones de la misma realidad? Es aquí, de carambola, donde se añora a un profesor de Filosofía, alguien que enseñe a pensar, que de opciones de interpretación y que sobre todo “abra la mente” y sacuda creencias. ¿Existe? ¿Podemos seguir repitiendo lecciones sobre la verdad según Aristóteles y los griegos o la Física cuántica nos revolcó totalmente la verdad sobre la verdad y es hora de “volver a clase” para ampliar horizontes? ¿Dónde?

Gloria H.  @Revolturas

domingo, 19 de febrero de 2017

viernes, 17 de febrero de 2017

jueves, 16 de febrero de 2017

miércoles, 15 de febrero de 2017

martes, 14 de febrero de 2017

Niños ¡a cuidar pedófilos!


La declaración del abogado de la Curia de Cali, culpando y responsabilizando a las familias por el abuso del sacerdote pederasta a sus hijos, es de una gravedad descomunal. Y lo es, porque a no ser que se vuelva una “colombionada” (fue a mis espaldas) esta declaración tiene la autorización del Arzobispo de Cali Monseñor Darío Monsalve. Y allí, en ese detalle, radica la gravedad del hecho.

En muchas partes del mundo se ha detectado el abuso de los sacerdotes a menores de edad y mal que bien (y casi a regañadientes) la Iglesia ha ido aceptando su culpabilidad. Aun mas, el Papa Francisco ha pedido perdón por las faltas de estos hombres enfermos. De acuerdo a la declaración de un libro español, el 50% del clero en Roma es homosexual. Ni bueno, ni malo, es un dato estadístico. Alguna teoría explica que como hace 50 o 40 años, el que un hombre no tuviera amiga, esposa o amante lo clasificaba como “sospechoso” o raro, la Iglesia terminó siendo un refugio “maravilloso” para esconder lo que en esa época la cultura condenaba en forma tan contundente.

La homosexualidad no es una enfermedad pero la represión sexual si puede causar estragos en personalidades frágiles. Y la iglesia Católica puede ser proclive a que muchas patologías se desarrollen a causa precisamente de la represión, o en otros términos, del celibato. El sacerdote Mazo que abusó de los cuatro menores en Cali muy posiblemente es un hombre enfermo, lo que no excusa su falta y mucho menos las consecuencias de sus actos. Debe asumirlas. Pero Monseñor Darío Monsalve no “aparece” ni como enfermo, ni irracional, ni iletrado, ni con poca conciencia. Precisamente por lo que él ha sido y ha representado para la sociedad, las frases del comunicado adquieren dimensiones de tsunami. El sacerdote pederasta abusó sexualmente de los niños. Pero el arzobispo abusó de la dignidad de las familias auspiciando las declaraciones que el abogado de la curia emitió sin ningún reparo. Resulta que ahora hay que advertirle a los niños y niñas que ellos son responsables de que un sacerdote quiera abusar de ellos y por lo tanto el niño y la niña de 9, 11 o 15 años debe “proteger” al sacerdote de caer en la tentación. Hace mucho rato no escuchaba una conducta tan perversa, de acuerdo a la definición psicoanalítica de perversión. ¿Y quién la patrocina?

Claro, se puede desviar toda la atención culpando al abogado Montaño, o diciendo “dije pero no era, me malinterpretaron, no fue lo que expresé, me entendieron mal, la sociedad me persigue”. Victimizarse es también una forma de evasión. Y no se está hablando de reparación ni compensación económica. No me imagino al Papa Francisco justificando una declaración como la del abogado de la Arquidiócesis  dirigida por Monseñor Monsalve. La gravedad está en el aval y en las condiciones personales de quien autorizó la declaración. ¿Qué pasa con las familias de estos niños, Monseñor? ¿No le produce ni un ápice de remordimiento excusar la falta del sacerdote “cobrándoles” a los padres su confianza en los representantes eclesiásticos? De acuerdo a esta teoría ¿los padres de Yuliana Samboni son responsables porque la dejaron salir a la calle? No, ya no estamos en la edad de la inocencia Monseñor, es hora de ser adultos y asumir consecuencias. La salud mental pasa por allí.

Gloria H. @Revolturas 

lunes, 13 de febrero de 2017

viernes, 10 de febrero de 2017

jueves, 9 de febrero de 2017

miércoles, 8 de febrero de 2017

martes, 7 de febrero de 2017

lunes, 6 de febrero de 2017

viernes, 3 de febrero de 2017

jueves, 2 de febrero de 2017

miércoles, 1 de febrero de 2017