Esto también pasará Gloria. H
Diciembre es una época
propicia para hacer balances y preguntas. Al menos intentar cuestionar el
sentido de la vida. ¿Qué hacemos aquí? ¿cuando nos vamos a morir? ¿qué hay en
el mas allá? La historia personal es la “responsable” de que nos guste o
disguste la época navideña. En ella se guardan las emociones que identifican
buenos o malos momentos. Allí están el recuerdo, la añoranza, el miedo o la
ilusión, y de acuerdo a ese “programa” interior se vive la temporada. ¿Cómo
detener el tiempo? ¿Cómo prolongar los momentos de felicidad? ¿Cómo desaparecer
aquellas situaciones que tallan y marcan para toda la vida? ¿Cómo lograr que el
mundo se quede quieto? O por el contrario, cuando sufrimos ¿cómo lograr que
apresure su paso? ¿Cómo derrotar la incertidumbre si esta sensación es futuro y
por lo tanto “no existe” pero sí se siente?
Pero buenos o malos, los
momentos agradables o desagradables, también pasarán. Los desagradables serán
“eternos”, lo agradables instantáneos. Lo que marca la diferencia entre unos y
otros no es el tiempo que en definitiva no existe, sino la sensación que acompaña
ese momento y que la creamos nosotros mismos. Porque es obvio que de acuerdo a nuestra
escala de conciencia, sentimos, percibimos y cuestionamos. Ni el bullicio, la
carrera, el dinero o los adornos navideños logran silenciar al inquilino
interior que anhela mas respuestas, casi las exige. Y no las hay, no. Sólo queda
la prisa del tiempo. Porque todo pasa. Mas rápido o mas despacio, de acuerdo a
lo que anhelamos. En un abrir y cerrar de ojos, ya no está lo que antes nos
generó o tanta ilusión o tanto miedo. El tiempo se nos escapa como se escurre
el agua entre los dedos. No, no lo puedo detener, ni agarrar. No tengo la
capacidad de congelar el momento pleno, ni evitar lo difícil. Todo pasa.
Entonces, pasará tu momento de dolor.
Tiene que pasar porque el mundo no está quieto. Pero también pasará tu
satisfacción por el triunfo logrado en tus estudios. Pasará. Pasará el viaje
soñado, la fiesta "especial". Pasará el honor de tu condecoración,
pasará el momento de alegría porque obtuviste el puesto deseado. Pasará el dolor por la pérdida
del abuelo, o de la hija o del compañero. Pasará porque el mundo no tiene un
minuto igual a otro. Pasará la satisfacción de la compra del carro. Pasará la alegría
por haber ganado el concurso, por haber derrotado a otros. Pasará este
Diciembre y pasará esta Navidad, buenas o malas pero pasaran. Pasara el amor
con el cual te enamoraste: pasara, de ti depende eso sí, que encuentres otras
formas de amar y de amor que se vayan adecuando al devenir de tu propia vida.
Pasará tu cuerpo bello, tu cara linda, tu narcisismo al máximo por los aplausos
y lisonjas. Pasará tu derrota económica, el mal momento, la angustia porque
"no hay con qué". Pasará porque el mundo no se queda estático. Pasará
el momento del clímax en la relación sexual ¡pasará! Pasarán tus conquistas
amorosas como también pasarán tus fracasos y desplantes recibidos o propinados.
Pasarán. La lista es larga y única, depende de ti. Lo importante es aceptar que
estamos aquí de paso esperando “regresar a casa”. La trascendencia ayuda
entonces a neutralizar tanto el dolor como la alegría para aprender que en
definitiva si todo pasa, ¿por qué nos desgastamos tanto?

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