Diciembre es, por excelencia,
la temporada donde se pone a prueba la realidad del concepto familia. Es una
paradoja y no puede esconderse. La cultura repite e insiste en que la familia
es “lo mas importante” para un ser humano, que “nunca” falla, que es lo ”único”
con lo que siempre se cuenta. Pero como escribió Alejandro Jodorowsky, y lo
repiten tantos autores expertos en el tema, la familia puede ser “un cofre del
tesoro o una trampa mortal”. En el caso de muchas mujeres, por ejemplo, el
lugar mas peligroso para ellas no es la calle sino el hogar, su casa, donde
habita con su compañero quién “representa” el amor, el cuidado o la protección.
¡Válgame Dios!
En el imaginario colectivo Diciembre
y Familia van unidos. De allí que estas fechas causen tanto sinsabor o tanta
desilusión. Porque aun cuando en teoría se vislumbra como perfecto, la realidad
dista mucho de ser cierta. Tal vez la temporada donde mas disputas familiares
se presentan es en el Día de la Madre y en Diciembre, en las llamadas fiestas
que congregan a la familia. ¿Qué es una familia? ¿Cómo se conforma? Dos
personas se aman y construyen hogar. De allí, de esa unión primera surge un gran
clan que puede sumar 50 o mas personas, unidas
algunas por amor, otras por parentesco, otras por linaje y otras por accidente.
Y allí si que se dan problemáticas bien complejas que no siempre terminan bien.
Porque juntar tantas “diferencias” a nombre del amor (¡) es bien complicado. Las
preferencias, los roces, el dinero, los afectos, las emociones, los intereses,
los desplantes, los regalos, los tragos, todo reunido es un coctel molotov que
créame, lastima a mas de uno. Las huellas familiares de Diciembre son
imborrables y su recuerdo es eterno.
Diciembre y Familia son
palabras difíciles de combinar. Debería ser un momento de felicidad. Pero un
abrazo o un regalo no modifican lo que se construye a través del año o de toda
una vida. Enfrentar verdades que la cultura se niega a aceptar como aquella de
que a los hijos no se los quiere por igual, es un golpe fuerte para los
miembros de la familia que todavía sueñan con lo perfecto. Entonces a los hijos
de la “preferida” o “preferido”, se les dan mejores regalos, existe la cuñada
escogida, algunos consuegros son de “mejor familia”, etc. No es fácil. Y lo que
se pretende realizar como una fiesta de amor y armonía, puede convertirse en
una herida llena de rencor o discriminación. O en una farsa donde se representa
un papel para terminar siendo la reunión de los disfraces y las apariencias.
No, no es fácil Diciembre.
Hay que tener cuidado para no padecer “síndrome de familia” y exigir que todos
estén juntos a toda hora. Quién lo creyera, Diciembre puede producir heridas en
vez de contribuir a sanarlas. El chantaje afectivo y amoroso (¡) de la familia está
allí a flor de piel, haciendo invivibles estas fechas. El corre- corre absurdo
de un minuto en cada casa no hace sino estresar y no produce ningún buen efecto
en el ánimo de los participantes. ¿Y si se escogen a los amigos y no a la
familia? Para muchos es una verdadera traición, olvidando que los lazos
afectivos del linaje no siempre son los mejores. Ojalá entonces pueda serle
fiel a su propio deseo, ojalá pueda pasar un 31 en paz. En definitiva no dura
sino 24 horas…
Gloria H.