jueves, 31 de diciembre de 2015

Algun día hare algo asi


Recuerdo hace casi 10 años cuando estuve en un Super Concierto de Feria en Cali y vi, perplejo, el montaje ese dia. Yo solo pense: "algun dia hare algo asi" y hoy tengo el orgullo de afirmar q no solo he hecho montajes como ese aquel dia sino mas grandes y que Magik Entertainment es la empresa de video mas grande en este pais. Ver anoche 30 de Dic como descargaban el nuevo equipo me llena de felicidad y de mucho orgullo. No ha sido nada facil, el camino ha sido pedregozo pero ahi vamos. Solo digo algo: "hay q soñar, y soñar en grande!" @magikentertainment 

Hijo, sigue soñando.  Tu papá y yo te felicitamos y nos sentimos muy orgullosos de ti.

lunes, 28 de diciembre de 2015

31 ¿en familia?


Diciembre es, por excelencia, la temporada donde se pone a prueba la realidad del concepto familia. Es una paradoja y no puede esconderse. La cultura repite e insiste en que la familia es “lo mas importante” para un ser humano, que “nunca” falla, que es lo ”único” con lo que siempre se cuenta. Pero como escribió Alejandro Jodorowsky, y lo repiten tantos autores expertos en el tema, la familia puede ser “un cofre del tesoro o una trampa mortal”. En el caso de muchas mujeres, por ejemplo, el lugar mas peligroso para ellas no es la calle sino el hogar, su casa, donde habita con su compañero quién “representa” el amor, el cuidado o la protección. ¡Válgame Dios!

En el imaginario colectivo Diciembre y Familia van unidos. De allí que estas fechas causen tanto sinsabor o tanta desilusión. Porque aun cuando en teoría se vislumbra como perfecto, la realidad dista mucho de ser cierta. Tal vez la temporada donde mas disputas familiares se presentan es en el Día de la Madre y en Diciembre, en las llamadas fiestas que congregan a la familia. ¿Qué es una familia? ¿Cómo se conforma? Dos personas se aman y construyen hogar. De allí, de esa unión primera surge un gran clan que puede sumar 50 o mas personas,  unidas algunas por amor, otras por parentesco, otras por linaje y otras por accidente. Y allí si que se dan problemáticas bien complejas que no siempre terminan bien. Porque juntar tantas “diferencias” a nombre del amor (¡) es bien complicado. Las preferencias, los roces, el dinero, los afectos, las emociones, los intereses, los desplantes, los regalos, los tragos, todo reunido es un coctel molotov que créame, lastima a mas de uno. Las huellas familiares de Diciembre son imborrables y su recuerdo es eterno.

Diciembre y Familia son palabras difíciles de combinar. Debería ser un momento de felicidad. Pero un abrazo o un regalo no modifican lo que se construye a través del año o de toda una vida. Enfrentar verdades que la cultura se niega a aceptar como aquella de que a los hijos no se los quiere por igual, es un golpe fuerte para los miembros de la familia que todavía sueñan con lo perfecto. Entonces a los hijos de la “preferida” o “preferido”, se les dan mejores regalos, existe la cuñada escogida, algunos consuegros son de “mejor familia”, etc. No es fácil. Y lo que se pretende realizar como una fiesta de amor y armonía, puede convertirse en una herida llena de rencor o discriminación. O en una farsa donde se representa un papel para terminar siendo la reunión de los disfraces y las apariencias.


No, no es fácil Diciembre. Hay que tener cuidado para no padecer “síndrome de familia” y exigir que todos estén juntos a toda hora. Quién lo creyera, Diciembre puede producir heridas en vez de contribuir a sanarlas. El chantaje afectivo y amoroso (¡) de la familia está allí a flor de piel, haciendo invivibles estas fechas. El corre- corre absurdo de un minuto en cada casa no hace sino estresar y no produce ningún buen efecto en el ánimo de los participantes. ¿Y si se escogen a los amigos y no a la familia? Para muchos es una verdadera traición, olvidando que los lazos afectivos del linaje no siempre son los mejores. Ojalá entonces pueda serle fiel a su propio deseo, ojalá pueda pasar un 31 en paz. En definitiva no dura sino 24 horas…

Gloria H.

lunes, 21 de diciembre de 2015

Esto también pasará

Esto también pasará   Gloria. H

Diciembre es una época propicia para hacer balances y preguntas. Al menos intentar cuestionar el sentido de la vida. ¿Qué hacemos aquí? ¿cuando nos vamos a morir? ¿qué hay en el mas allá? La historia personal es la “responsable” de que nos guste o disguste la época navideña. En ella se guardan las emociones que identifican buenos o malos momentos. Allí están el recuerdo, la añoranza, el miedo o la ilusión, y de acuerdo a ese “programa” interior se vive la temporada. ¿Cómo detener el tiempo? ¿Cómo prolongar los momentos de felicidad? ¿Cómo desaparecer aquellas situaciones que tallan y marcan para toda la vida? ¿Cómo lograr que el mundo se quede quieto? O por el contrario, cuando sufrimos ¿cómo lograr que apresure su paso? ¿Cómo derrotar la incertidumbre si esta sensación es futuro y por lo tanto “no existe” pero sí se siente?

Pero buenos o malos, los momentos agradables o desagradables, también pasarán. Los desagradables serán “eternos”, lo agradables instantáneos. Lo que marca la diferencia entre unos y otros no es el tiempo que en definitiva no existe, sino la sensación que acompaña ese momento y que la creamos nosotros mismos.  Porque es obvio que de acuerdo a nuestra escala de conciencia, sentimos, percibimos y cuestionamos. Ni el bullicio, la carrera, el dinero o los adornos navideños logran silenciar al inquilino interior que anhela mas respuestas, casi las exige. Y no las hay, no. Sólo queda la prisa del tiempo. Porque todo pasa. Mas rápido o mas despacio, de acuerdo a lo que anhelamos. En un abrir y cerrar de ojos, ya no está lo que antes nos generó o tanta ilusión o tanto miedo. El tiempo se nos escapa como se escurre el agua entre los dedos. No, no lo puedo detener, ni agarrar. No tengo la capacidad de congelar el momento pleno, ni evitar lo difícil. Todo pasa.   


Entonces, pasará tu momento de dolor. Tiene que pasar porque el mundo no está quieto. Pero también pasará tu satisfacción por el triunfo logrado en tus estudios. Pasará. Pasará el viaje soñado, la fiesta "especial". Pasará el honor de tu condecoración, pasará el momento de alegría porque obtuviste el  puesto deseado. Pasará el dolor por la pérdida del abuelo, o de la hija o del compañero. Pasará porque el mundo no tiene un minuto igual a otro. Pasará la satisfacción de la compra del carro. Pasará la alegría por haber ganado el concurso, por haber derrotado a otros. Pasará este Diciembre y pasará esta Navidad, buenas o malas pero pasaran. Pasara el amor con el cual te enamoraste: pasara, de ti depende eso sí, que encuentres otras formas de amar y de amor que se vayan adecuando al devenir de tu propia vida. Pasará tu cuerpo bello, tu cara linda, tu narcisismo al máximo por los aplausos y lisonjas. Pasará tu derrota económica, el mal momento, la angustia porque "no hay con qué". Pasará porque el mundo no se queda estático. Pasará el momento del clímax en la relación sexual ¡pasará! Pasarán tus conquistas amorosas como también pasarán tus fracasos y desplantes recibidos o propinados. Pasarán. La lista es larga y única, depende de ti. Lo importante es aceptar que estamos aquí de paso esperando “regresar a casa”. La trascendencia ayuda entonces a neutralizar tanto el dolor como la alegría para aprender que en definitiva si todo pasa, ¿por qué nos desgastamos tanto? 

lunes, 14 de diciembre de 2015

A Manuel Teodoro

A Manuel Teodoro


Le escribo la víspera de la Novena de Navidad porque no puedo imaginarme qué clase de fiestas pueda celebrar un hombre como usted, tan “famoso”, tan reconocido, tan egocéntrico, después de haber manipulado su programa Séptimo Día, donde patrocinó tantas mentiras y atropellos, de parte de un hombre argentino contra una niña colombiana. No puedo imaginarme Manuel Teodoro cómo pueda levantar su copa para desear “Feliz Navidad” cuando hay una niñita colombiana llorando porque no puede ver a su mamá, ni puede regresar a Colombia, gracias a los “esfuerzos” y desinformaciones de Séptimo Día el programa “que mueve montañas”. Allí están los audios de la niña llorando y deseando regresar (¿se los haga llegar?) pidiendo volver, mientras este “sufrido” padre argentino (con quienes usted y su periodista Diego Baute fueron tan, pero tan solidarios) le dice que no, que no vuelve y ni siquiera ha cumplido la promesa de la comunicación con su madre.

A usted Manuel Teodoro jamás se le “ocurrió” llevar a los Médicos, especialistas en el tema, para hablar de la enfermedad de Catalina en su “afamado” programa. No, la idea era manipular. Ni siquiera a su periodista Diego se le “ocurrió” preguntar al padre de Jorge (que es médico Pediatra) qué pasaba con la enfermedad de la madre de Luciana. No. A usted sólo le interesaba hacer un programa amarillista, contra una colombiana y su hija, mientras “impactaba” a la opinión pública con una historia “tenaz”. Su periodista Diego Baute, quién dirigió toda la manipulación de la información, tiene una historia parecida contra su exesposa, Lina,  la mamá de su hija  que le impide ver a su hija Graciela. ¿No alcanzó a vislumbrar acaso, algo como “conflictos de intereses” o en lenguaje coloquial “sacada del clavo”?


Usted va a celebrar una Navidad, rodeado de los suyos, de su esposa tan amiga de Catalina “tengo entendido q conoces a mi esposa, caleña Ani Zamorano, del Colombo Británico, tu tranquis, (…) ganas todo el apoyo de la opinión pública que cómo sabes en este país influye demasiado en las decisiones Jurídicas, Séptimo día mueve montañas”, le escribió a Catalina para que “confiara” en usted, ¿lo recuerda?, siendo  muy consciente de lo que iba a hacer. Ni siquiera los acuerdos a los que se comprometió Bienestar se han cumplido pero “eso a usted no le interesa”, sólo regodearse con un programa donde “moviendo montañas” manipuló a la opinión pública y a ¿Bienestar? o a la ¿Policía? para que le avisaran de la detención de Catalina y sus cámaras de su afamado programa pudieran estar “allí” en el momento indicado, grabando un momento íntimo que usted necesitaba “vender” para aumentar su rating. La carta que Catalina Navarro le dirige a Bienestar en Cali donde se pudo “oportunamente” grabar la despedida, pero qué pena, no han hecho nada absolutamente nada por su hija también es impactante. Pero eso no importa. Usted está presto a celebrar Navidad y Año Nuevo sabiendo que “su” programa contribuyó al llanto de una niña colombiana que ninguna autoridad competente de Colombia protegió o defiende del abuso y manipulación.  Entre tantos abrazos de su mujer y de sus hijos no tendrá tiempo de sentir el dolor que otros están sufriendo por su irresponsabilidad. Ojalá entonces, que disfrute sus fiestas…sin remordimientos.

viernes, 11 de diciembre de 2015

Enciende una vela.

¿La ha mirado? ¿La ha sentido? ¿La ha seguido? Tiene efectos hipnotizadores. Aún mas, es “recomendable” para situaciones de estrés. Es la manera mas sencilla de empezar a tener momentos de tranquilidad, de paz interior. Porque, es potente y es frágil. Es caprichosa pero también es sumisa porque "no se desprende" del cebo. Adormece, tranquiliza. Pareciera como si el tiempo se detuviera frente a ella. Nada importa, nada sucede, nada se mueve. Es mágica porque cambia el estado de ánimo. Es capaz de sosegar en momentos de inquietud, produce estabilidad. Me atrevería a decir que en casos de "extrema urgencia" hasta llegar a reemplazar la escucha de un psicólogo o psicóloga, cuando se la mira con los ojos del alma, desde una actitud de meditación y búsqueda personal. Porque desde el embrujo de su movimiento y de su luz, logra despejar y calmar mundos turbulentos, pasiones desenfrenadas, estados alterados donde pareciera se hubiera perdido el norte.

Anoche fue la ceremonia de la luz, la bella costumbre colombiana de encender velas en la víspera de la fiesta de la Inmaculada Concepción. Sin importar la creencia religiosa que se “practique”, el significado de las velas –del fuego- no puede negarse. Los adelantos modernos nos han descalificado algunas costumbres ancestrales, donde los seres humanos teníamos la posibilidad de entrar en contacto con la naturaleza. La electricidad "mató" la magia del fuego. Y pulverizó, sin lugar a dudas, el sabor de los alimentos en la lenta coción de un fogón de leña. Bueno, se gana y se pierde. Lo valioso es que hoy existe la posibilidad de escoger. Muchas circunstancias ameritan horno microondas, luces eléctricas, carros con gasolina o computadores pero también existen otras donde vale la pena decidirse por el fuego, por la llama de una vela, por tener tiempo para caminar o para cocinar. Por eso, cuando exista la oportunidad, bien vale la pena retomar a aquellas prácticas antiguas que nos reconcilian y nos producen tanta paz interior. Como la magia de una vela...


El fuego tiene  significado simbólico. En todas las culturas, en todas las religiones. Puro y fuego en sánscrito, por ejemplo, tienen la misma palabra. De allí  el valor de esa ceremonia sencilla pero profunda del 7 de Diciembre. Visualizar lo que queremos de nuestras vidas es una buena manera de acercarnos a conseguirlo. Y si las velitas de anoche las encendió “intencionalmente”, es posible que la energía fluya para lograr ese resultado. La posibilidad de tener un país en paz es un buen propósito. Encender una vela es como un acto de magia porque reconforta, ilumina, conecta. Algunos rituales sanadores recomiendan escribir o dibujar los momentos de angustia vividos y luego “liberarlos” o destruírlos a través del fuego. Si no lo hizo anoche, puede hacerlo hoy. En el mundo energético no existe el tiempo. Que hayamos conocido la luz eléctrica no nos diferencia de aquello que podían sentir los primitivos seres cuando “hacían fuego”. El fuego en cuanto quema y consume, es símbolo de purificación y regeneración. Y tiene la posibilidad de limpiar y sanar. El fuego “pertenece” a los dioses. Si hoy lo poseemos posiblemente es para no olvidar que estamos a mitad del camino entre las bestias y los dioses. Cada quién decide de qué orilla está mas cerca. 

 Gloria H.