Cuando salga publicada esta columna, no se si usted ya se presentó
en la frontera colombo venezolana como lo anunciaban las noticias del domingo. Está
en todo su derecho, ni mas faltaba. Como colombiano y como congresista se puede
movilizar por cualquier lugar. Usted tiene la potestad de “aprovechar”
cualquier situación nacional e internacional para recordarnos que usted sí es capaz, que usted es el que
sabe, que usted es el único que puede enfrentar situaciones difíciles, muy
al estilo “si no le rompo la cara
marica”. Usted es el salvador de Colombia y en este momento de tensión con
Venezuela, otra vez, nos vuelve a repetir que las cosas se enfrentan “de igual
a igual”, engarzándose con el otro y probando cuál es mas “machito”. En las dos
Coreas, un “adolescente tardío” que maneja ese país por disposición
hereditaria, se le “ocurrió” no dejarse de unos parlantes que su vecina de la
otra Corea, le dio por “prender”. Entonces, “como no hay que dejarse” el
muchachito pataletoso empezó a disparar
misiles contra los parlantes (claro, y lo que “caiga” a su alrededor) para
demostrar “quién es mas fuerte”. El parecido con su actitud debe ser
coincidencia…
No es fácil la situación con Venezuela, la provocación está a
pedir de boca. Cualquiera con cabeza fría sabe que Nicolás Maduro “necesita”
con urgencia la pelea con Colombia. Si algo une a un pueblo, cualquiera que
sean sus dirigentes, sus intereses o sus colores políticos, es la “amenaza
extranjera”. Allí, en ese momento, se “suprimen” las diferencias ideológicas y
partidistas, y aun cuando suene absurdo, podrían encontrarse María Corina
Machado y Diosdado Cabello del mismo bando. Las próximas elecciones donde se
medirá el grado de aceptación de Nicolás Maduro, pone la situación color de
hormiga no solo para los venezolanos sino también para nuestro país. Nos
provocará, nos retará, nos desafiará todo lo que pueda tratando de que se le
responda. Maduro, desesperado, se está jugando su futuro y Colombia es el plato
perfecto para “generar” nacionalismo. Todo por “mi país” y la intromisión en la
dignidad nacional. Allí, la identidad patria prima por encima de cualquier
diferencia y se anulan las rencillas internas
frente al enemigo común.
Se que Nicolás Maduro lo ha ofendido. Pero se también que usted
lleva 5 años tratando de cobrar “la traición” de Santos (todavía le quedan 3) y
la oportunidad “la brindan calva”. Presionar al Presidente para que haga las cosas
“a su manera” es una forma de reclamar por la afrenta y mostrar su estilo. Tener
cabeza fría en estos momentos no es fácil. Se requieren agallas, cojones como
diría el lenguaje popular, para mantener la calma y no dejarse engarzar en lo
que “necesita” Maduro. La provocación está por todo lado. La mentalidad
guerrerista y provocadora no contribuye, en absoluto a generar calma y dar
soluciones. Por el contrario, enreda mas la situación y no es el momento de
“medir fuerzas” para probar quien es mas “fuerte”. Responder a las
provocaciones es lo que el “enemigo” busca. Alvaro Uribe no se va a presentar
en la frontera para dar soluciones, claro que no, sino para
“atizar el fuego”. Al igual que hizo con el tema del hacker, o J.J.
Rendón, o los 12 millones, o las coordenadas
de la guerrilla, o el helicóptero
supuestamente derribado y tantos otros con los que aún “no logra sacarse el
clavo”, lo que desea es “marcar su estilo”. Por esencia un provocador resuena
con lo que sintoniza y pelear para Uribe es un “eco maravilloso”. En este
momento cuando Colombia necesita mas cabeza fría, hay quienes creen que “la
igualada” es la forma de ganar y demostrar poderío. Quien lo creyera, es mas
“atractiva” la guerra que la paz. Mantener la calma es difícil, se requiere dosis de madurez para no caer en la
provocación. Pero otra vez los estilos, Santos, Uribe, Maduro sobre la mesa y
los pueblos como peloticas de ping pong ¡a la espera!