martes, 30 de junio de 2015

¡Renuncia Paulina!

Deberías renunciar, deberías solidarizarte con los pueblos latinoamericanos, insultados despectivamente por quién te “emplea” para darse ínfulas de poderoso y prepotente. Deberías decirle a tu “jefe” que tu “también” eres mexicana, con el significado que se le da al gentilicio de mexicanos en los sectores prepotentes y conservadores de USA: todos aquellos que están del Rio Grande “para abajo”. Frente a figuras como la de Donald Trump “todos somos mexicanos” y todos deberíamos manifestar nuestra voz de protesta por las expresiones despectivas que hizo el candidato a la presidencia de los Estados Unidos.
Por su parte ya lo hizo el Canal de Univisión. No transmitirá mas reinados de Miss Universo. Sorprende la coherencia del Canal porque por encima de cualquier pérdida económica, valoró mas la dignidad de un pueblo, de “su” pueblo. Sorprende gratamente. Existen otras organizaciones “revisando” los contactos con la organización Trump porque el dinero no puede seguir siendo el principal factor de relación entre los seres humanos. Hay mas, existen otra serie de elementos que es necesario rescatar. La dignidad por ejemplo. Así no produzca réditos ni de billete. “Tocar” el bolsillo o el ego de los poderosos es la única manera de lograr que si no lo creen, al menos cuiden sus palabras. La solidaridad puede crecer de manera exponencial y lograr que el señor tenga cuidado con lo que dice. La renuncia de Paulina, como Miss Universo, sería un golpe tenaz para el prepotente Trump, renuncia que tendría lecturas muy, pero muy benéficas.
La autonomía de la mujer. Una mujer se atrevería a ponerle “tatequieto” a un gigante y decirle que la dignidad es un valor por encima de cualquier corona. David frente a Goliat. El título de Miss Universo siempre, siempre sería de Paulina porque los reemplazos son eso, reemplazos del principal. La corona real nunca la perdería, nunca. Claro, perdería dinero y viajes, pero su honor estaría protegido de cualquier malentendido. A su belleza física le añadiría una actitud valiente, coherente y firme, de quién cree que la belleza física no lo es todo. Integralidad, he allí el valor que luciría como una presea merecida por encima de muchos. Quedándose, marcan la pauta el interés y el ego, no la dignidad de lo que se representa. Porque aunque no parezca, Trump también insultó a Paulina…
La solidaridad con Latinoamérica. Es difícil imaginar una visita tuya a cualquier país latinoamericano y ser “bien recibida”. En definitiva, eres “representante” del señor. Entonces…no te irá bien en los países del sur, así tu belleza sea aplastante. De alguna manera ya te “marcó” el personaje, ya su mugre te tocó a ti y la única manera de limpiarse es “saliéndose” del asunto. Como en la propaganda de la corrupción “comer callao” es una forma de permanecer untados. Las actitudes del señor te “tocan”. Sus palabras, sus prepotencias, sus agresiones. Estoy segura que México no volverá a mandar representante a ese concurso. Y si Latinoamérica se solidarizara, tampoco lo haría…es que no es cuestión de “renegar por la mañana y aplaudir por la tarde”. Ser coherente es lo mas complejo que existe. Pero momentos como estos son los que plantean revisar actitudes y no dejarse descrestar por el brillo de las circunstancias. Trump piensa que los inmigrantes son una plaga y es necesario manifestar de alguna manera la inconformidad con sus opiniones despectivas e hirientes. Tiene derecho a no querer extranjeros pero tiene la obligación de cuidar sus expresiones. Y mas cuando es un hombre poderosos económicamente que cree que “nada” lo puede tocar. ¿Qué tal la actitud de una “muchachita latinoamericana” poniéndole en jaque su reinado?
Sí, se que estoy soñando y que es casi un imposible que Paulina lo haga, que Paulina renuncie. Pero, ¿lo habrá pensado? Lo mas difícil del mundo es la coherencia, allí radica el poder de la conciencia. Cómo me hubiera gustado que además de belleza tuviera integralidad… porque aun cuando sea difícil aceptarlo, todo tiene que ver con todo.

martes, 16 de junio de 2015

La masculinidad “robada”

¿Que le sucede a una sociedad sin padre? ¿Cuál es la conducta de comunidades que intentan abolir la presencia y significado del padre? Muchas mujeres, hastiadas de estos hombres machos, atropelladores, optaron por prescindir de ellos. “Puedo sin él”. No solo lo han vivido como mujeres y excompañeras de hombres padres, sino que también se lo han transmitido a sus hijos e hijas. Con resultados diferentes. En las hijas, internalizar ese concepto es repetir el patrón e intentar mirar hacia el mundo de otras mujeres donde se sienten mas a gusto, allí sí, acogidas,  comprendidas y escuchadas. Hombre, en su imaginario, es un concepto que sabe a peligro, a amenaza, a atropello.

Para los hijos hombres ese concepto que inconscientemente la madre transmite se vive como una sensación de abandono indescriptible. Y entonces ahora ¿a quién me parezco? ¿Qué modelo aprendo? ¿A quién imito? No es fácil para este niño o adolescente cuando  se sucede la separación porque el mas desprotegido es él, el hijo varón. Por lo general es el padre el que aparece como el malo de la película. O es irresponsable con el trabajo, o es alcohólico y maltratador, o es un machista exagerado o tiene otra. Lo que se aprende en el hogar es que “los hombres son malos”. ¿Quien lo desea como compañero o quién quiere imitarlo? Para el adolescente “rodearse” de las mujeres de la casa sin una figura masculina por admirar, lo introduce en un limbo emocional donde lo mas admirable que encuentra pueden ser o un super héroe, o un cantante o un futbolista. Allí, en su imaginario, “estos” si son “hombres significativos” porque en lo cotidiano no encuentra hombres reales valiosos. Entonces, sólo le quedan la violencia o la agresión para “diferenciarse” de lo femenino que “invade” todo su mundo personal.  Las pandillas, las drogas, el grupo, la calle, son su escape. ¡Y su refugio! De allí su orfandad emocional aun cuando su padre esté vivo. Huérfanos de padres vivos, la nueva raza de adolescentes que construyen, en cualquier lugar del planeta, la condición masculina.

Muchos de estos hombres hoy son padres “asustados”. Por eso cuando se les terminan los instrumentos de dominio y ya no “les obedecen” como antes, sólo les queda el camino de la violencia. “La masculinidad robada”, un texto de María Calvo, expone la situación “culpando” al movimiento feminista de lo que se vive, como si lo de hoy no fuera un efecto de lo de ayer. Hay que equilibrar y no seguir en el juego del ping pong. Pero se olvida que fue la necesidad de organizar la exclusión y la inequidad lo que llevó a la situación actual esperando que sea un período transitorio de ajuste en busca del equilibrio. Claro sólo si el hombre reacciona. El hombre “padre” debe bajarse del pedestal y vivir el mundo de otra manera. El fútbol, los políticos, las Iglesias, las Fuerzas Armadas y hasta las listas de restaurantes de 5 estrellas, organizaciones donde los hombres se quisieron bastar a si mismos, entran en crisis de poder y autoritarismo. Han hecho lo que les ha provocado, a su manera, pisoteando a otros, como si el mundo les perteneciera. Una sociedad con un padre-ley en crisis que no aprendió a compartir y excluyó todo lo que significaba diferencia o cuestionamiento.

Pero si el hombre pierde, perdemos todos. No son tiempos fáciles porque se requiere la construcción de paradigmas donde se acepte la diferencia. Exclusión debería ser una palabra que borráramos del lenguaje. Mejor sería de lo cotidiano. Los hombres necesitan aprender, revisar, aceptar la presencia de la mujer como compañera  y no considerar que se bastan solos con la suficiencia de quien no necesita nada ni  a nadie. No mas “detrás de todo gran hombre… “, no mas invisibilidad de la mujer en congresos, reuniones o foros. No mas exclusiones. La vieja masculinidad no fue robada: sólo que no valía la pena perpetuarla…

martes, 9 de junio de 2015

¿Dónde está “mi” papá?

No es fácil ser papá en el mundo de hoy porque si algo definitivamente cambió fue la figura del padre autoritario y patriarcal de épocas pasadas. El modelo anterior está mandado a recoger. Claro, aún no se arroja a la basura ese esperpento de figura dictatorial, todavía sobrevive en muchas hogares donde, o por dinero o por miedo, la mujer y los hijos se someten a seguírselo aguantando, pero es obvio que es una especie “en vías de extinción”. Pero eliminado el modelo anterior ¿qué sigue? ¿dónde encontrar el patrón a imitar? ¿dónde está “mi” papá?
La situación para el hombre es mucho mas compleja que para la mujer porque su esencia masculina lo hace enfrentar la vida de otra manera, mas reservada, menos expresiva y muerto de susto porque paternidad y masculinidad son dos expresiones que aún no sabe diferenciar. Para muchos ser hombre es sinónimo de ser fuerte, autoritario, mandón, agresivo. “Otro” modelo de hombre les aterra porque la fragilidad les huele a femenino y entonces la dureza es la careta con que intentan mostrarse ante el mundo. ¿Cómo llegar a casa y ser padre amoroso y equilibrado para sus hijos sin convertirse en una mamá con pantalones? ¿Cómo ser autoridad sin llegar a ser autoritario? ¿ Cómo evitar la formación de hijos “igualados” que no conocen el respeto por la jerarquía? ¿Cómo ser amoroso con sus hijos sin convertirse en su amigo-compinche? Además, como todavía guarda la impronta de “tener la razón” o “sabérselas todas”, es muy difícil que pida ayuda u orientación.
Ser papá es encontrar un lugar en el hogar, donde con o sin compañera, sus hijos siempre serán sus hijos pero, desafortunadamente, muchos hombres construyen su paternidad “pasando” por la presencia (o interés) por la madre. Sin ella “no hay” hijos. Sus niveles de dependencia de la madre como “guardiana del hogar” son infinitos. Hay que recordar que el hombre-padre solo conocía el trabajo como patrón de “paternidad responsable” y pare de contar. Así cumplía con su “tarea”. Entonces, sin la palabra de la madre como “orientadora” en situaciones emocionales frente a sus hijos se “pierde”. No sabe cómo actuar y como no tiene modelo a seguir, “pior dolor”. Además, hay que decirlo, en el mundo actual se mueven muchas tendencias que ante la histórica avalancha de sucesos patriarcales violentos, pueden exagerar el repudio hacia lo masculino. La exageración de los imaginarios sobre lo qué es un hombre o lo qué es una mujer pueden ser distorsionadores. No todas las mujeres y las madres son perfectas y no todos los hombres y los padres son nefastos. Discernir en medio de los patrones culturales es lo mas difícil pero es lo necesario y conveniente. El cambio en el mundo femenino produjo un (necesario) remezón que todavía no logra un equilibrio en las relaciones de pareja y en la intimidad de la familia.
Es obvio, entonces, que el modelo de papá del siglo XXI está en construcción. Hombre, padre y masculino no necesariamente vienen en el mismo empaque, como mujer, madre y femenino tampoco deben venir en el mismo y único empaque. Pero sí es claro que el hombre como padre transmite ciertas conductas muy particulares que con su sello, generan una impronta de seguridad en sus hijos e hijas. Al igual que la mujer como madre transmite huellas imborrables a sus descendientes. Lo biológico genera marca pero no se agota en ello. Somos mas que biología y no lo podemos olvidar. Papa, hombre, masculino, tiene todo un reto de construcción donde lo que sí es claro es que ni la agresión ni la violencia tienen cabida. El hecho de que se cuestione y se inicie la búsqueda de un nuevo modelo de padre es esperanzador. Por ahora existen muchos hijos e hijas “huérfanos” de padres vivos, preguntándose “¿dónde está mi papa?” ¿Podrán encontrarlo?