martes, 25 de noviembre de 2014

Dar gracias…

Difícil imaginar que el hecho y la actitud de dar gracias nos enriquezca de tal forma. Increíble que la gratitud sea, por excelencia, la emoción humana mas estimulante y maravillosa de cuantas existan. Annie Marquier en su libro “El Maestro del corazón” dice que “midiendo” los efectos de la gratitud, la ola expansiva de esta emoción puede alcanzar hasta 2 metros a su alrededor. Imagínese entonces… Una persona agradecida no puede ser violenta. Una persona que vibra en la gratitud casi, casi, debe vivir con una sonrisa en los labios. La gratitud es uno de los sentimientos que mas nos humaniza, que mas nos contacta con los demás seres y nos muestra qué tan cercana está la condición humana de la divina. ¿Acaso no son lo mismo?
En Colombia por nuestra poca autoestima ciudadana, hemos sido muy dados a copiar cuánta cosa extranjera llegue al país y nos descreste. Nombres, marcas, fechas, celebraciones, comidas, modas…en fin. Casi nuestra esencia moderna se alimenta de copialina. ¿Qué nuevo hay para imitar? ¿Qué esta de moda “afuera” para repetirlo? Me sorprende entonces que no hayamos “copiado” en masa una celebración esa si, que no puede tener dimensión geográfica y que reconforta con lo mas sagrado de la condición humana, el día de “Acción de Gracias” de los Estados Unidos. La tradición para ellos, viene del agradecimiento de los primeros colonos que llegaron a ese lugar y tradicionalmente siguen dando las gracias por la forma cómo el territorio los recibió. Viene de generación en generación y si se compara, para ellos es mas importante el día de Acción de Gracias que la misma Navidad. Posiblemente por su herencia protestante, pero pasar un 24 de diciembre en USA no es lo mismo que estar el último jueves de Noviembre. Literalmente Estados Unidos se paraliza y casi todos los ciudadanos, celebra ese día a su manera y desde su presupuesto, en familia o con las personas mas cercanas. La tradición del pavo es muy americana y podría ser reemplazada por cualquier otra comida. Porque sí, el agradecimiento es alrededor de una cena. No invitamos a comer a enemigos…la asociación comida y afecto viene desde niños cuando la madre, amorosa, se convierte en el primer nutriente del ser humano.
Entonces qué rico que empecemos a celebrar el día de Acción de Gracias en Colombia. Y debe ser el mismo día (para el que lo desee) porque una intención individual no es lo mismo, energéticamente, que una intención colectiva. Unir esfuerzos, aunar gratitudes, puede construir mejores ambientes para mejor calidad de vida. Cada quien puede encontrar algo por qué agradecer, algo. Existir, poder respirar (por ejemplo) sin oxígeno supletorio, tener a alguien amoroso a su lado, hasta (quién lo creyera), tener agua, poder usar un sanitario…se nos olvida agradecer lo que nos parece tan “natural” que ni siquiera lo valoramos. Pero el día para dar gracias, nos remite a “ver” de una manera especial nuestro entorno y comparar cómo pueden hoy otros seres anhelar hasta la precariedad que tengamos nosotros ahora. Que de todas maneras es mejor a la que ellos puedan estar viviendo.
Gracias, si, agradecer, nutrirnos de emociones sanas, amorosas y oxigenantes. Emociones que conectan con lo mas maravilloso de la condición humana, que también existe. No solo estamos hechos para la guerra y la venganza. Para la celebración, no se necesita mucha pompa ni decoración. Un pollo, una hamburguesa, una torta…lo que sea. Sólo que el jueves puede ser el día señalado para agradecer. Dar las gracias es un acto de humildad, de amorosa sumisión, porque es decirle al otro que su existencia o su presencia son necesarias, que nuestra vida es mejor a su lado y que a la vida vinimos a poner un granito de arena para que este mundo sea mejor. ¡Gracias por atender mis palabras!

martes, 18 de noviembre de 2014

¿Niños “congelados”?

Imposible pretender que el mundo evolucione, que el devenir de la sociedad sea continuo, que el desarrollo sea un eterno movimiento pero que exista un sector, un solo sector, que se quede congelado. Imposible soñar que los cambios sean sólo favorables para lo que nos gusta pero que en lo demás se quede estático. El cambio es un proceso que no se puede detener. Por ejemplo, hemos deseado casi con obsesión que el mundo de la mujer sea diferente, que ella “exista” para la cultura, para los pueblos, para la ciencia. Deseamos de corazón (y por necesidad) que la mujer tenga palabra, tenga criterio, tenga poder. Que deje al lado la dependencia y la sumisión y se pueda sentir autónoma, íntegra, capaz.

Posiblemente sea el reducto donde menos esperábamos que se sucedieran modificaciones. Pero ¿cómo esperar que una nueva mujer no engendre y forme un nuevo niño? ¿Cómo pretender que una nueva cultura no genere una nueva infancia? Nuestros niños son diferentes, están en una onda completamente renovada (para bien o para mal) y anhelar el niño o la niña del siglo pasada es una utopía. Mas bien sería un acto nostálgico (al que tengo derecho) pero totalmente desarticulado de la realidad.  Los niños y las niñas de hoy van mas acelerados, sus mundos cambian con mayor rapidez y hasta la biología es implacable. La menstruación les está llegando a las niñas alrededor de los 10, 11 años para advertir que la preadolescencia está cercana a los 10 años. Entonces es necesario precisar que la infancia se está terminando alrededor de los 8 años. ¿Mejor o peor? Argumentos de lado y lado que pondrán llevarnos a discusiones interminables. La realidad, la fotografía de hoy, es que la infancia también cambió. ¿Llegará la humanidad “a quedarse” sin infancia? Miles de posibilidades. Pero si así llegara a suceder, el mundo se adaptaría a ese cambio y viviría de acuerdo a esa realidad. Cada vez es mas claro que la velocidad de las modificaciones no se puede detener y quién lo creyera, lo que mas impacta es la rigidez de la mentalidad que no acepta el devenir de la vida. Para los que nacieron ahora o hace poco “es totalmente natural” lo que sucede. Sin espejo retrovisor no tienen cómo comparar y sólo miran para adelante….

Los que se conmueven son aquellos que comparan y anhelan el pasado. Pero nunca nada será como antes. Un nuevo mundo, una nueva concepción de pareja, de familia. La tecnología bombardeándolo todo, el mundo en ebullición –buena y mala- las religiones cuestionadas, la ciencia en revisión, los papás manipuladores, las políticas generando protestas ante su falta de justicia y desigualdad y…los niños ¿iguales? ¿estáticos? ¿congelados?

Esta nueva mujer, esta nueva familia, está engendrando un niño o niña diferentes. ¿Cuántas veces se comentan “las genialidades” de los niños de hoy? No sólo es el candor de padres o abuelos sino una realidad que a diario se desborda. Mas libres, mas espontáneos, con mas información, mas “estimulados” ¿cómo esperar que sean iguales a los de hace 50 años? A un niño o una niña se los puede manipular para que “actúen” en determinado escenario. Pero no se pueden desconocer las condiciones innatas que les brotan por todos los poros. Preguntan, cuestionan, son “igualados”, retadores, desafiantes. Lo que sucede en un escenario como La Voz kids no es, no puede ser considerado “un desastre”. Allí aprenden a desempeñarse en un mundo real, donde hay competencia, preferencias, estímulos, rivalidades, talentos, tristezas, alegrías, solidaridad, compañerismo. No es fantasía. Es la realidad, la que todos enfrentamos y que deben aprender a manejar. La añoranza del “niño antiguo” es una nostalgia válida, pero no deja de ser eso, una añoranza como tantas otras a las que debemos renunciar.  Hay que quebrar el espejo retrovisor y mirar para adelante. “C’est la vie”

martes, 11 de noviembre de 2014

¿En qué dimensión está?


Usted escribe un artículo, habla ante un grupo de personas, explica un tema, conversa con sus amigos y quién lo creyera, lo que usted dice, escribe o transmite, no es “entendido” de la misma manera por sus interlocutores. Aunque es el mismo discurso, cada uno “capta” de forma diferente pero no por un asunto de inteligencia, sino por un tema de conciencia. Dependiendo del nivel en que cada uno está, cada uno entenderá algo diferente. Y reaccionará de acuerdo a su desarrollo evolutivo. Porque conciencia tiene que ver con evolución. Así, todo aquel que ante cualquier idea diferente a la propia reacciona con “una piedra” muy posiblemente está en un nivel “elemental”, casi de sobrevivencia y cualquier comentario le suena a agresión. Está en peligro, su nivel de sobrevivencia, lo impulsa a protegerse. Para este nivel, no existe mas mundo que el propio, por lo mismo, la diferencia de criterio o pensamiento significa peligro. Y ¡se defiende! Pero como en ese nivel no hay argumentación sino sólo emotividad, la única respuesta son insultos, agresiones, ofensas, descalificaciones. 

Las reacciones, actitudes o pensamientos, “delatan” nuestro nivel de conciencia. Si puede argumentar, su nivel es mas evolucionado. Nuestro mundo es una comunidad de diferencias no de igualdades. Pero si la respuesta es ofensiva es porque hay miedo, existe la amenaza externa de que algo puede cambiar e inmediatamente viene la ofensa al interlocutor, la única manera mágica de “frenar” lo que no me gusta. Los comentarios a las columnas, por ejemplo, son un retrato casi perfecto de quienes las comentan. Viscerales, mesurados, ofensivos, amenazantes, degradantes. Lo curioso es que esta clase de “aportes” no llegan porque cuando no hay argumentos y usted está preparado, los insultos no penetran…se devuelven a quien los dijo y denigran mas de quien los dice de quien podría recibirlos. Porque no se reciben. Cada quien interpreta de acuerdo a lo que lee, que no es lo mismo que lo que se ha escrito. Sorprende si, como las redes se han convertido en un inodoro público, donde algunos vomitan toda clase de improperios cuando algo no les gusta. Es su miedo, su nivel de conciencia. El twitter se convirtió en excelente medidor de allí que los seguidores del sr. Colmenares, por ejemplo, muestran una elementalidad visceral porque una columna de opinión no “encajó” en su libreto. Incluído él, lo que prueban sus reacciones es la confirmación mas precisa de que en este juicio no está en juego la verdad sino las pasiones. Y allí si ¡fue Troya!

¿Quién es dueño de la verdad? Una opinión ¿por qué es tan amenazante? En Psicología se explica que lo que nos altera o emociona es porque “toca”, sintoniza algo que guardamos en nuestro interior. El problema no está en lo que se dice sino en lo que llega. Y lo que me llega es de mi total y entera decisión. Yo lo dejo “penetrar”. La resonancia es lo que nos hace vulnerables, la que produce una reacción que será manejada de acuerdo al nivel de conciencia.

El nivel mas elemental es de sobrevivencia y cual animalito del monte, la reacción es de insulto, a la defensiva. ¿Se identifica? Mas adelante existe un segundo nivel donde el sentido del grupo, del clan, de la tribu, es básico. Aquí por ejemplo están los integrantes de las barras de fútbol, las ofensas al honor familiar, la necesidad de agruparse para defenderse. Diríamos que gran parte de la población vive en este nivel de conciencia, independiente del dinero que tenga o de la preparación intelectual que posea. Las dimensiones o los niveles de conciencia no dependen de cuánto sepa sino de cuánto ha vivido que su verdad no es universal y que por lo mismo, el respeto por la diferencia se convierte en la piedra angular de un individuo sano. Pero eso es evolución.

martes, 4 de noviembre de 2014

Sr. Colmenares

Lo primero sí, decirle que lamento mucho la muerte de su hijo. Y mas, la forma en que sucedió y todas las inexactitudes, interpretaciones y manipulaciones que ha producido su fallecimiento y que aun ahora, siguen sin esclarecerse, cuatro años después. Sinceramente lo lamento. Es muy complejo hablar de este tema porque muy posiblemente la verdad nunca se sabrá. Aclaro, “la verdad” que cada quién anhela escuchar. Esa verdad será imposible de obtener porque es como si existieran múltiples verdades y por lo tanto el consenso de verdad, jamás se conseguirá. De allí surge mi deseo de escribirle estas palabras. Percibo su dolor, el de su familia. Percibo su angustia, su impotencia…sobre todo, me impactó mucho que le hubiera molestado tantísimo, por ejemplo, que Laura Moncada se hubiera desplazado a Brasil, a participar del Mundial como una espectadora mas cuando para usted y los suyos, la vida se detuvo hace 4 años. “Ni siquiera puede disfrutar el fútbol desde que mi hijo se murió, porque a él le gustaba mucho…” fueron sus amargas palabras.
Está en todo su derecho a sentir y manifestar su dolor. A reclamar por ello. Pero, si acepta una idea diferente, si se permite “oxigenar” un poco sus emociones y sentimientos, qué tanto, en su necesidad de esclarecer los hechos, hay una terquedad obsesiva, una necesidad de “no perder”, una angustia por “tener la razón”. Nada de lo que suceda de aquí en adelante le va a devolver la vida a su hijo. Pero su actitud no permite, en términos energéticos, que él descanse y que ustedes, en familia, retomen sus vidas. La energía existe, imposible negarla, pero en esta historia cada vez habrá mas amargura en su corazón y mas oscuridad en su entorno. No se da una energía que fluya, una energía que permita esclarecer los hechos, no. Por el contrario, todo se obstaculiza, se dificulta, se enreda. ¿Se ha preguntado el por qué? Su tranquilidad no puede venir de creer que pudo probar “su verdad” porque de pronto, corre el riesgo de que el resto de su vida sea un infierno cuando no logre su objetivo. ¿Vale la pena?
Es lamentable verlo en la televisión, donde cada vez es mas notoria su rabia, su rencor, su impaciencia. Desde afuera, los “espectadores” del caso podemos interpretar que este pleito se convirtió en un escenario para el odio, la venganza, la retaliación. Ya dejó de ser un juicio para esclarecer la muerte de su hijo, y se convirtió en una plataforma para representar una lucha de poderes, egos, regiones, abogados, jueces, mentiras, triquiñuelas, dinero, medios. ¡Es lamentable! Puede existir, sin embargo, una salida sólo si usted se decide a transitar por ese sendero. Sólo si usted decide soltar, aceptar (con razón o sin ella) que los hechos ya se dieron y que cada quien deberá llevar el peso de su conciencia y nada mas, sólo así usted será libre. Y su hijo descansará en paz. Si la justicia no logra encontrar al responsable, el peso de la culpa hará el resto. En esta generación o en las próximas. No olvide que los pendientes en el alma familiar siempre se saldan.
Hay quienes deciden vivir la vida para reivindicar una muerte. ¡Qué paradoja! Como si la muerte fuera un castigo o sólo se murieran los “malos”. Y si conoció a su hijo, si como usted dice era un muchacho “de bien”, ¿usted cree que él aceptaría este desgaste familiar y personal? ¿El era lo “mas importante” de su vida? Y ¿sus otros hijos, su esposa? Su futuro está retenido en el pasado, usted hipotecó su vida y la de los suyos. Pareciera que no tiene futuro sólo la amargura del pasado. ¿Se justifica vivir de esa manera? ¿Vivir para odiar? ¿Vivir para vengarse? Sólo usted señor Colmenares, decide…