Sí, además insubordinados, indisciplinados,
llevados de su parecer, queriendo construir –e imponer- un país a su amaño.
Claro, están en todo su derecho. Cada quien tiene la opción de vivir a su
manera, bajo sus creencias o sus criterios. El problema es que dizque son los
llamados a dar un ejemplo porque son los representantes de un Estado, asisten a
los estamentos del Estado, pero pisotean ese Estado. ¡Por Dios, qué
incoherencia! Son los encargados de generar respeto por las Leyes de la Nación,
pero ellos son los primeros que las pisotean. El guerrillero no cree en este
país, los uribistas tampoco. ¿Pregunto, por qué los uribistas si se pueden
escapar, hacerle pistola a las instituciones y sentarse en el recinto donde se
hacen las Leyes si ellos son los primeros que no las acatan? ¿Por qué
olímpicamente irrespetan la institucionalidad de un Presidente (no de un
individuo en particular) pero esperan que las nuevas generaciones respeten la
institucionalidad de un país que ellos mismos atropellan?
Si, Uribe y su combo no se
levantaron (en un acto de irrespeto a la jerarquía), cuando el Presidente de
Colombia (no Juan Manuel Santos) llegó al recinto del Congreso. No, para ellos ese no es el Presidente, como
tampoco son las Cortes, como tampoco aceptan las leyes que no concuerden con su pensar, como
tampoco son las normas. (Uribito llegó al consulado de Miami pidiendo
excepciones, que le abrieran el Consulado en horario extra porque él era
exministro de Agricultura y “necesitaba” que lo atendieran sin quitarse la
gorra y sin mostrar su identificación). ¿No dizque había aprendido a ser
humilde con este “golpe” que le dio la vida? Allí está la prepotencia de quien
pareciera no ha cambiado, solo “se acomoda” para intentar sacar mejor provecho.
Los uribistas pareciera que tuvieran patente de corzo. Nosotros sí lo podemos
hacer, los demás…
Ellos no aceptan sino lo que
a ellos les parece. Imagínese un país al estilo de la rebeldía de Uribe y su
combo: sólo lo que aceptamos, lo practicamos. En términos psicólogicos vivir a
su manera, fuera de la realidad, construyendo un mundo a su estilo, es
tipificada como una conducta psicótica. Nada que “talle” es acatado, sólo lo
que concuerda con mi creencia es válido. Si no se aceptan las jerarquías
(principio elemental de salud mental) ¿cómo se puede construir una sociedad?
Adolescentes tardíos que se rebelan contra su padre-estado porque no los oye ni
hace lo que ellos quieren que haga. Ningún ser humano vive en el mundo que
quiere (o que desea), pero tenemos que aprender a vivir en él, así muchísimas
cosas no nos parezcan ni las aceptemos, pero el camino es construyendo
soluciones desde la ley, exigiendo y reclamando, pero no haciéndole pistola a
la norma. Inventar chismes, lanzar rumores, confundir, violar la regla,
patrocinar la insubordinación, irrespetar la autoridad, dividir la
institucionalidad, revolver verdades con mentiras: ese es el mundo Uribe, el
mundo que hoy llega al Congreso a “dar ejemplo” para la construcción de un
nuevo país. ¡Qué futuro nos espera con esta gente! Crecer es respetar, aceptar
la diferencia y construir convivencia. Esta rebeldía adolescente e inmadura de
Uribe y su combo es nefasta y la tendremos que digerir no sólo 4 años sino
mucho tiempo mas porque la estela del mal ejemplo se perpetúa per saecula
saeculorum…
Quedan
vetados entonces para legislar por educación, por el respeto a las jerarquías,
por el respeto a la institucionalidad. ¿Cómo creerles con esta doble moral que
practican? Ojalá entonces al menos nos sirvan de modelo para tener claro qué
clase de país no queremos, qué clase de incoherencia no queremos practicar
y cómo tener sentido de pertenencia
empieza por el ejercicio elemental de respetar la institucionalidad.
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