Que nunca te falte un sueño por el que luchar, un proyecto que realizar, algo que aprender, un lugar donde ir y alguien a quien querer.
Gloria H.
Gloria H.
Ahora, antes de que acabe el año, vale la pena preguntar si seguimos pensando igual que hace 10 años, o hace 12 meses o, mas corto aún, 3 días. Cabe la pregunta para reconocer qué tanto se han modificado nuestros criterios o si seguimos con las mismas ideas de la adolescencia, o de la Universidad o (peor aún) con las que nuestros padres nos transmitieron en algún momento de nuestra educación. Es una pregunta necesaria porque retrata el grado de anquilosamiento (o terquedad) y la poca capacidad de apertura mental de la que disponemos. Porque una persona terca, obcecada, es como una vaca muerta atravesada a mitad del camino. O, por el contrario, podemos reconocer que no opinamos igual porque estamos vivos y la necesidad de integrar nuevas ideas, experiencias y conceptos se vuelve indispensable, sanador. Lo que aprendimos y practicamos pudo servir en ese momento, pero ya ese tiempo no existe y la adecuación al presente es prioritaria. Por eso aquí estamos, moviéndonos y aceptando que otros también se mueven…
Porque así va a ser este 2022 para Colombia. Un año de movimientos en especial de pensamientos y criterios, donde mucho de lo que creímos y defendimos, es posible que ya no tenga vigencia. El descrédito de instituciones tradicionales como la Iglesia, el Estado, los políticos, es aterrador. Entonces se requiere construcciones nuevas para tiempos nuevos. Los cambios de opinión van a estar a la orden del día. Lo importante es descubrir desde qué lugar se hace ese cambio de ideas: si desde el reconocimiento de que se puede (y debe) pensar diferente porque nada permanece estático, desde el oportunismo (me monto al tres del momento), desde el miedo o desde una reflexión interior donde se compruebe el intenso movimiento de la vida.
¿Es posible detener la evolución? ¿Alguien puede frenar el transcurrir del tiempo? ¿Se puede congelar el conocimiento? ¿Un ser humano puede permanecer, si permanecer, estático 5 años, 3 meses, 4 días? Para muchos, cambiar de opinión significa traicionar ideas anteriores, ser “aguas tibias” o blandengue que se acomoda al momento. “Traicionarse” a si mismo puede significar un acto de profunda humildad. Ya no me acomodo con ese amor, con ese criterio, con este amigo, con esta filosofía. Hablo de traición porque se debe decidir entre un pensamiento rígido o uno flexible. Y traición significa casi una liberación: escojo el presente por encima del pasado y el futuro. Trato de ser fiel a mi mismo, sino ¿a quien mas? ¿Que tanto para muchos, Margarita Rosa De Francisco es una traicionera de “su clase” porque se atrevió a cuestionar esta Colombia de inequidades mientras otros se aferran con obsesión a un mundo que ya no existe?
Cambiar de opinión y ser tolerante, dos paradigmas para practicar en el nuevo año. Antes que nada es una apertura interior porque se debe escuchar, nunca callar al interlocutor. Y estar dispuesto a ser permeado por una idea o un criterio que me ubique en el mundo de hoy y que posiblemente cuestiona lo que he creído hasta ahora. Nada fácil pero es la tarea de un país que necesita reconocer sus inequidades. El presente dura un instante y debo prepararme para ello. Los depresivos viven en el pasado, los ansiosos en el futuro y los que tienen paz en el presente. Te deseo equilibrado 2022.
Gloria H. @GloriaHRevolturas
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Es difícil imaginar una Navidad sin regalos. Así no se logre, la cultura ha transmitido la idea de que Diciembre y obsequios son lo mismo. De acuerdo a las creencias y expectativas de cada quien, la lista puede ser larga, corta, ingenua, absurda, mágica y… real. Lo importante entonces es no desfasarse en la solicitud porque se le achacaría al Niño Dios el desastre de la frustración. ¡Lo que no es cierto! Su nombre “sólo” es una disculpa para tener a quien pedirle regalos “porque si”, sin necesidad de vivir un acontecimiento personal que amerite (¡) obsequio.
¿Qué pedirle al Niño Dios? Creo que cualquier colombiano o colombiana con un mínimo de conciencia, debería solicitarle a Dios, a la energía, a Mahoma, a los ángeles, a la virgen María, a quien crea, dosis, infinitas dosis de tolerancia. En todos los niveles, en cualquier dimensión, en cualquier lugar, necesitaremos tolerancia, tolerancia, tolerancia. El 2022 no será un año fácil para Colombia, pero no por motivos económicos o de salud (ya de por si complejos) sino por motivos políticos, donde las diferencias se podrán convertir en un infierno que destruya familias, amistades, sociedades, parentescos. Es el año de las diferencias y es el momento en que probaremos si creemos realmente en que debemos respetarnos como seres humanos, sin ninguna clase de descalificación.
¿Qué es tolerancia? Actitud que respeta las opiniones, ideas o actitudes, sentimientos de los demás aunque no coincidan con las propias. Comprender y escuchar cuando alguien tiene problemas, más allá de que el motivo parezca insignificante. La tolerancia es la base de la comprensión y el respeto mutuos. Es una concepción de la vida que permite que florezca la rica diversidad de culturas del mundo. La tolerancia no debe confundirse con la claudicación o la condescendencia. La auténtica tolerancia significa apertura, curiosidad y comunicación. Sí, definiciones de libro, que se leen muy racionales, pero que en definitiva son mucho mas complejas de practicar. Y es en el interior de cada quien donde ponemos a prueba la teoría. ¡Nada fácil!
Entonces hablar de Petro, de Uribe, de Duque, de Ospina, de quien sea y no engarzarme en una discusión sin fin. No probar mi teoría, con documentos y datos “ciertos y reales” donde aclaro quienes son “verdaderamente” ellos, y probar lo equivocado que está mi interlocutor. No, no es nada fácil ser tolerante. No es sencillo dejar que te digan en la cara “indecente”, “bruto”, “vendido”, “ignorante” y seguir respetando al que te esta vomitado improperios y descalificaciones. Tratar de refutar emociones es una misión imposible. Las emociones no se refutan, sólo se sienten y por lo tanto no existe nadie diferente al dueño de la emoción, que la pueda modificar. No dejarte engarzar es una tarea de equilibrio y mesura. Es decirte a ti mismo que “no eres lo que la boca del otro dice” y por lo tanto debo respetar lo que el otro diga. Nada fácil. Sentir la diferencia de criterio es como si algo empezara a subir desde el pecho hacia la cabeza y entonces ya no hay pensamientos teóricos sino defensa por el ataque. La palabra del otro se siente como una ofensa y es necesario defenderse, contratacar. Nada fácil. Por eso pidamos todos tolerancia. La vamos a necesitar a borbotones. ¿Se une a mi plegaria?
Gloria H. @GloriaHRevolturas
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Antanas Mockus decía, en sus talleres de convivencia, que los colombianos tenemos una tendencia muy macada a apostarle a perder, nos alineamos con la tragedia, y es tal la obsesión por tener la razón así sea para profetizar una catástrofe, que si estuviéramos en un avión y le decimos al vecino “este avión se va a caer”, con tal de tener la razón, somos capaces de ir a vaciar el tanque de la gasolina, para argumentar “se lo dije, se va a caer y ya nos estamos cayendo”.
Varias lecturas podrían hacerse de lo vivido en Cali la semana anterior. La desconfianza primó y se impuso por encima de cualquier otra clase de sensación. Una desconfianza que hace mella y produce reacciones, por decir lo menos, precipitadas. Sorprendente el aviso donde se pedía aplazar la visita por considerar que no era ni el momento ni el espacio para realizarla. Entonces ¿cuándo y dónde? si las situaciones humanas se enfrentan “en vivo y en directo” y las necesidades no dan espera. No se puede construir un tejido social cuando no se cree, cuando la duda y la prevención mandan la parada. No se creyó en las nuevas opciones ni en la corrección de errores anteriores. No se cree ni un céntimo en el Alcalde ni en su gabinete y pareciera que solo se espera su revocatoria. Como si Cali hubiera entrado en un proceso de congelación esperando volver a vibrar sólo cuando Ospina o se caiga o se vaya o… Pero todavía estamos vivos y se pudieron armonizar situaciones de desconfianza generando convivencia. ¿Una utopía pretender que los que desconfiaron y firmaron (están en todo su derecho) volvieran a firmar reconociendo que la situación se supo manejar adecuadamente? Si todos debemos apostarle a la reconciliación, que bueno sería un segundo aviso donde se destacara lo positivo de la jornada. Cuando se tienen hijos la recomendación psicológica, por salud mental, no solo es señalar lo negativo sino también recalcar la buena acción porque así se construye autoestima. A veces las dinámicas familiares se deben repicar en esa gran “familia-ciudad” de manera que enseñemos a mirar no sólo lo que no funciona sino a reconocer esfuerzos y correcciones: es la construcción de autoestima ciudadana que no sólo es responsabilidad del alcalde!
Cali hoy es un desastre físico, (huecos en las calles, desorden, ausencia de semáforos, estaciones destruidas), pero se construyen alternativas en el terreno social que vale la pena destacar. Lo prioritario es la condición de vida de los habitantes por encima de la estética ciudadana, lo que no significa que se deseche el escenario físico, basta con recordar los efectos del experimento de la ventana rota. Pero lo que se organizó para la educación de jóvenes sin posibilidades de ingreso a una educación técnica o universitaria, “Todas y todos a estudiar” es aleccionador. Diez mil jóvenes se beneficiaran con este programa, tanto que ciudades como Barranquilla y Medellín desean imitarlo. Universidades, Icetex, entidades de educación técnica, cada quien aportando para un futuro con oportunidades de crecimiento y desarrollo para los jóvenes. ¿Lo conoce?
Equilibrar, difícil tarea, pero obligación ética que a diario se debe practicar. Apostarle al desastre no es sano. La minga paso y hay que aceptar el mérito de una jornada pacífica e incluyente. ¿Lo reconoce?
Gloria H. @GloriaHRevolturas
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La muerte no siempre es dolorosa. La mala prensa y la ignorancia nos han hecho construir la creencia de que produce sufrimiento, desgarra el alma y nos sume en un infinito duelo. No es verdad, no siempre es así. La primera vez que escuché esta “teoría” fue en el libro de Elsa Lucía Arango “Experiencias con el cielo” donde ella cuenta cómo su madre, desde niña, siempre les habló sobre la muerte y esa actitud hizo que ella y sus hermanos la vieran de forma muy natural. No era una desgracia, ni un castigo divino, ni el fin de la vida para los que quedan aún en esta dimensión. Tampoco puedo olvidar las exequias de Hugo Borrero, donde mi recuerdo principal es la carcajada de todos los asistentes, al hacer el recuento de los chistes, el buen humor y la alegría que irradió en vida este gran hombre. ¿Entonces por qué recordar con angustia y tristeza?
La muerte es parte de la vida y nos debemos alistar para ello. Así como nos preparamos para un viaje, para el estudio o para una ceremonia especial. La pandemia la colocó mucho mas cerca, la empezó a volver cotidiana, pero sin embargo, aun nos toma por sorpresa. Y el que exista la opción de solicitar la eutanasia para situaciones complejas e irreversibles, motiva a revisar el concepto de vida y muerte. El sentido de la vida no solo es sufrimiento. La señora de Medellín, que quiso solicitar la eutanasia para ponerle fin a su sufrimiento, expresaba que ella creía que “Dios no la querría ver sufriendo”. Planteamientos que nos llevan a revisar viejas creencias sobre lo que es Dios, el castigo, el infierno, la muerte…
Cuando una persona cercana a nuestro mundo fallece, la primera sensación es de quietud. Como si el mundo se detuviera, algo se paraliza y se requiere una pausa. Puede ser corta, puede ser larga, pero se necesita un momento de intimidad. ¿Con quien? Contigo mismo… Hay que empezar a asimilar el hecho, hay que procesarlo y necesitamos minutos de silencio y privacidad. Puede que ni siquiera haya lágrimas, porque como me decía mi sacerdote amigo, “los cristianos estamos transmitiendo un mensaje equivocado sobre la muerte. Es llegar a la luz, es salir del sufrimiento, entonces por qué nos entristecemos?”. Regresar a casa, al lugar de donde salimos y anhelamos volver ¿por qué se asocia con dolor? ¿No debe ser acaso un momento de mucha alegría? Nos reciben las personas que queremos, nos acompañan y nos dan paz y tranquilidad. Si, son el apego y las equivocadas creencias las que nos hacen sufrir. Lo que se ha trasmitido sobre la muerte es traumático. Y mas aun lo que vivimos. También por salud mental, hay que enseñar sobre la muerte, cualquiera que sea la religión o filosofía en la que se crea. Muchas vidas, cielo, fin de todo, infierno, juicio final, cualquiera que sea la teoría, lo importante es airear el tema.
Las personas que mueren o trascienden no sufren porque el sufrimiento se asocia con el cuerpo, con el espacio físico. Elsa Lucía Arango dice que nos siguen acompañando, “sin anhelar que todo el tiempo estén a nuestro lado (…) si podemos y para ellos es grato continuar comunicados. Se mantienen disponibles para escuchar nuestro mensaje de amor, gratitud o perdón, nuestra solicitud de ayuda o simplemente para compartir una idea”. ¿Vale la pena revisar creencias sobre la muerte?
Gloria H. @GloriaHRevolturas
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“Toda” Colombia lamenta la muerte del estilista Leal, dijo una periodista en emisora nacional. Caleño que se respete, baila salsa. A todos los hombres les gusta el futbol. “Uribe, Cali esta contigo” se leía en la pancarta. Toda Cali quiere la revocatoria de Ospina. Cali entera pide la restitución de la estatua de Belalcazar a su pedestal. Para todos los caleños, el monumento de la Resistencia es un adefesio. Nadie en Cali quiere los puentes pintados con alusiones políticas…
Podríamos continuar con las generalizaciones. Con un lenguaje totalmente mentiroso (por decir lo menos), no hay nada mas equivocado que la exageración. Nos acostumbramos a las generalizaciones y aceptar la diferencia es absolutamente peligroso porque pareciera que es el consenso lo que le da seguridad a mis palabras. No soy capaz de “argumentar” en cabeza propia y por ello me apoyo en un colectivo imaginario. Y claro, mi inseguridad necesita creerse el cuento de que “todos” están de acuerdo con mi idea. “Mi” pensamiento es la verdad universal. Y otra vez, practicando la exclusión, aquella tenebrosa discriminación que dolorosamente vivencian muchos seres humanos. ¡No hemos aprendido!
Me impacta la seguridad con que se emite una generalización. Pero peor “falla”, cuestionar esa generalización. Ipso facto quedas catalogado como enemigo, como troglodita. Claro, eres diferente y esta cultura pareciera no soporta lo diferente, es peligroso salirse del consenso. Los consensos son secuestradores de la individualidad. La generalización es enemiga acérrima de la pluralidad. La inmunidad de rebaño no se necesita tan solo en la salud física frente al covic. Sí que es necesaria para conservar la salud emocional en cualquier escenario donde te manifiestes. Marcar un pensamiento propio te convierte en enemigo. En especial a muchas de las nuevas generaciones se les castra su manera particular de ver el mundo. De cuestionarlo, de quererlo “a su manera”, de que no acepten nuestros valores, nuestras estatuas, nuestras creencias, nuestras ideas, nuestro consumismo. No lo aceptan y están en su derecho. ¿O qué clase de mundo le hemos construido (y les estamos dejando?)
No me gustó que el Ministro Molano diga, desde su nicho bogotano, qué debemos hacer con la estatua de Belalcazar. El centralismo no es bueno los lunes y malo los martes. Fue una agresión indígena haberla derrumbado, pero la solución de volverla a colocar porque “todo Cali quiere” no es mas que perpetuar la violencia de unos contra otros. Será tema de nunca acabar si se impone y no se dialoga… Hay que oír, equilibrar, conciliar. En muchas ocasiones las vías de hecho son el único camino que queda para ser tenido en cuenta. Nuestro presente tiene tal cantidad de rabia guardada no canalizada (indígenas, clases sociales, razas diferentes a la blanca, la naturaleza, la mujer, los animales, los sexos) y esa saturación histórica es la que nos llevó a la violencia presente. La pluralidad se debe aceptar porque “toda” Cali no quiere lo mismo. Pluralidad significa respeto por la diferencia, aceptación de múltiples miradas, camino arduo pero único para que todos “quepamos”. La exclusión es un arma letal para la salud emocional de una comunidad. Y mucho mas para un individuo. ...¿Peligroso ir en contra vía?
Gloria H. @GloriaHRevolturas
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Annie Marquier dice en su bellísimo libro “El maestro del corazón” cómo la gratitud expande el corazón y esa onda alcanza hasta dos metros de diámetro, impregnando todo lo que alcanza en esa dimensión. Entonces, increíble, una persona agradecida logra transformar energéticamente su entorno porque no hay espacio para la agresión cuando el agradecimiento es la sensación prioritaria. La gratitud es la emoción mas reparadora de cuantas existen, si se quiere más liviana que el perdón porque no tiene cargas de culpa ni deudas pendientes, ni genera dependencia, solo permite conectar con algo mágico que pareciera no esta contaminado de irracionalidad. Es a través de la gratitud que nos conectamos con lo sagrado.
Pues bien, el jueves es el día de Acción de Gracias que bien pudiera ser cualquier día, pero cada vez se comprueba que aunar pensamientos emociones y sentimientos en un mismo momento, genera mas fuerza en la construcción de lo propuesto. El día (o la noche) de las gracias podría “limpiar” el ambiente enrarecido, cargado de violencia, prevención o intolerancia. Agradecer nos hace mejores seres humanos, menos violentos, menos prevenidos… Aun, a aquellos que se consideran enemigos, se les puede agradecer. Porque como decía Jung, hay sombra en la condición humana pero es la oscuridad la que ayuda a tomar conciencia de lo que somos. Si todo es negro no se percibe la luz. El contraste (se necesitan luces y sombras) es lo que ayuda a crecer. Los que crees te han hecho daño, tus contradictores, resultan ser tus maestros de crecimiento. Entonces ¿por qué no un día de agradecimiento para todos aquellos que, a través de la incomodidad, nos hacen mejores seres humanos?
Por eso hoy agradezco a todos aquellos que me odian y critican porque gracias a ellos, he aprendido a ser mas tolerante, a respetar la diferencia, a cimentar un criterio que no se deja enganchar por la rabia ajena. Rabia a la que tienen derecho pero no “toca” porque no “somos lo que la boca de los otros dice”. Agradezco a uno de los colectivos de psicólogos que me persigue porque gracias a ellos, cada día me enamoro mas de mi profesión. Agradezco a los uribistas porque enseñan a argumentar desde su postura fundamentalista, totalmente respetable. A la Religión Católica porque desde su inequidad frente a la mujer y sus contradicciones internas, despejan el camino de la espiritualidad. No, no es revancha ni cobro de cuentas. Agradecer lo que te ha hecho sufrir es una forma de reconocer la sombra como elemento necesario en procesos de conciencia. La cultura “de apariencia” no permite la expresión de sentimientos y emociones negativas que no desaparecen porque no se nombren. Por el contrario, al guardarlas, o envenenan, o se vuelven tumor, o se “hablan” actuando en forma inapropiada. Las emociones negativas tiene “mala prensa” pero es obvia que sin ellas no se puede vivir. Hay que aprender a conocerlas y manejarlas. Puedes agradecer hoy, todo lo positivo que tienes en tu vida, desde estar vivo, pero también sanar pendientes agradeciendo todo aquello que ha tallado y enseñado, incluído “enemigos”. Estas circunstancias son las verdaderas maestras de la existencia. Porque a la vida venimos a aprender y gracias a lo desagradable hoy podemos ser mejores seres humanos… ¡a eso vinimos!
Gloria H. @GloriaHRevolturas
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Theilard de Chardin dijo que los humanos “estamos a mitad de camino entre las bestias y los dioses”. Por momentos vivimos tanta animalidad que se cree que descendemos cada vez mas cerca de la irracionalidad. Las matanzas, la violencia, la inequidad y discriminación, todo apunta a la desesperanza. Pero hay otros momentos en que se capta lo mejor de la condición humana, una chispa divina o mágica que nos acerca a los dioses, a la divinidad. Y es entonces cuando podemos creer y esperar que salimos adelante. Que cada vez mas la condición humana crece, es mas sana. Como dice Stiven Pinker el mundo sí es mejor, solo que a veces la oscuridad oculta la luz. ¿Por siempre?
Se conocieron en la casa de Carolina, invitado por una amiga que le pidió autorización para llevarlo. Había karaoke y la velada pintaba agradable. A ella le gustó desde el inicio. Alto, interesante “les gustaban las mismas canciones y otras millones de coincidencias”, empezando porque tienen el mismo apellido, Suarez. ¿Amor a primera vista? Carolina confiesa que si. Salieron a un cafecito, otro, otro. Hablaron, se fueron conociendo y entonces vino la noticia bomba. El final del cuento ya es conocido. El, hijo biológico del Mono Jojoy y ella, periodista de la W, adicta y adepta pública a Alvaro Uribe. El, periodista también, firmante del proceso de paz. Ella partidaria compulsiva del NO. Hoy son marido y mujer, después de un año de noviazgo, toda una trama “encantadora” para una película.. Sin embargo, aunque podemos descrestarnos con lo romántico del cuento, independiente de que sigan juntos, tengan hijos, se separen, lleguen a viejitos, esta historia real pareciera una luz en medio de la oscuridad. En la condición humana todavía hay esperanza! Porque el que la energía de dos personas tan disimiles pueda resonar y armonizar, genera confianza. ¿Por qué sucede?
Paradójicamente es el equilibrio entre emoción y razón. ¿Por qué debo destrozar a quien no siente o piensa como yo? ¿Por qué debo rechazar al ser humano que disiente de mi criterio? Cuando es la emoción la que domina, el desbordamiento es total, pero tampoco puede ser la razón fría y lógica la que dirija el actuar. ¿Es diferente el amor de pareja al amor de hijos a padres o de hermanos o de abuelos y nietos? Carolina y Jorge se enamoraron y armonizaron ideologías. No los “obligó” nadie, ni siquiera los lazos de sangre plasmados en la desastrosa frase “con los tuyos con razón o sin ella”. ¿Por qué se pueden conciliar diferencias en algunos escenarios? ¿Es amor, es química sexual, son egos controlados, respeto por la diferencia, es equilibrio entre emoción y razón? ¿Quien no ha sido espectador y hasta protagonista de una confrontación familiar por política, religión o género? ¿Cuántas amistades se desbaratan por ideas políticas? Entonces ¿cuándo sí se puede?
Es el triunfo de la emoción matizada por la razón. Emoción desbordada sin un ápice de razón lleva a extremos de animalidad “mas cerca de las bestias”. Las creencias políticas o sociales se agudizan o se quiebran con base en la emoción, lo que requiere “aconductarlas” a través del filtro humano de la razón. Es la manera como podemos convivir, o si lo quiere así, es cuando podemos estar mas cerca de los dioses… pero cada quien decide a que extremo se acerca mas.
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La idea de un Paraíso que debemos alcanzar o al cual quisiéramos llegar, es muy tentadora. Y alucinante. Pareciera un concepto que ha perseguido al ser humano desde tiempos inmemoriales. Bueno, “salimos” del Paraíso, dice la religión, y quedamos con ganas de regresar. ¿Dónde está? ¿Existe? Vale la pena preguntar dada la situación social que se vive en algunos países y ciudades. Lo que “obliga” a las personas a huir de su terruño en busca de tranquilidad, es decir del paraíso. Lo de Venezuela es impactante: la cifra de migrantes a Colombia alcanza los dos millones, una fuerza laboral importantísima. Pero resulta que en Venezuela hay reinados, (la hija del técnico del Cali sale “bien vestida”, arreglada ¿en un país “miserable”?) existen fiestas, se inauguran centros comerciales, se celebran matrimonios, grados… si, en Venezuela. ¿Nos han contado la verdad? ¿Cuál es la verdad? Una venezolana con situación económica aceptable, decía “el error fue que salimos de Venezuela porque nos asustaron que seríamos como Cuba. Nunca fuimos como Cuba, hoy lo sé. Ni lo seremos. No debimos irnos, allá está mi casa, los colegios de mis hijos, mis padres.”
¿Nos vamos de Colombia si sube Petro? ¿Para dónde? ¿Buscando qué, huyéndole a qué? ¿Cuál es el lugar del mundo donde encontraremos el paraíso? La semana anterior 2 pacientes virtuales contaron, coincidencialmente, del robo de “su camión en Miami” y el robo del carro alquilado en New York. Sí, en USA. Aquí, nosotros “paniquiados” queriendo huir y cada semana se sucede un tiroteo en algún centro comercial o escuela de USA. ¿Le huimos al robo del celular en Colombia pero nos exponemos al tiroteo en el supermercado americano? ¿O a las flechas en Noruega?
Pero allí no termina “la búsqueda del paraíso”. Otra conocida habló de la situación de colegios y escuelas de USA donde el ciberataque, el bulling tecnológico, toma visos de pandemia. Con policías, detectives, cierres de escuelas, búsqueda de pistas por amenazas (reales o supuestas, pero que no se pueden quedar sin investigar), puesto que un muchachito de 15 años fácilmente tiene acceso a un arma y desde su neurosis, soledad o patología, dispara a diestra y siniestra. En Colombia “todavía” no existe esta clase de peligro en proporciones preocupantes (a no ser que “los jóvenes cabal” lleguen al poder y se les provea de un arma para defenderse). ¿Entonces para donde nos vamos? ¿A qué le huímos?
La búsqueda del paraíso es una falacia. O un infantilismo. Los países y ciudades no las conforman “solo” los gobiernos. Es urgente asumir la responsabilidad ciudadana para no convertirnos en parias mundiales, como si el país no fuera también nuestro. El paraíso se construye entre todos. El clima, lo social, lo económico, lo político, la crisis que sea, debe enfrentarse no evadirse. ¿Qué se aprende de los procesos migratorios de otras comunidades que le huyen a las dificultades? ¿A qué clase de humanidad pertenecemos? ¿Es problema de territorio o es problema de corazón, conciencia y solidaridad? ¿El infierno y la necesidad de migrar no comienzan, acaso, en las entrañas de cada uno, en un egoísmo visceral? ¿Podré encontrar algún lugar del mundo donde haya paz o el tema radica en mi incapacidad para aceptar que también como humano, soy parte del problema?
Gloria H. @GloriaHRevolturas
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Monumentos, héroes, cuentos, historias, leyendas, verdades, pareciera que todo entró a “latonería y pintura”. Llegó el momento de la resiliencia, de la urgente necesidad de actualizar creencias. A la luz de la modernidad no pueden repetirse historias que no significan ni concuerdan con lo que se vive. Y muy oportuno el tema para Halloween. Sobre todo “el mundo mujer” merece revisión. La bruja siempre esta presente (afortunadamente), es decir la mujer sabia, empoderada, sagaz, intuitiva.
Porque posiblemente no exista alienación ética mas castrante que los cuentos de hadas y de princesas para niñas. No hay atropello “inocuo” mas demoledor para la mujer que estas historias que “a todas nos encantaron”. El daño que se hizo, el lavado de cerebro y comportamiento que crearon tuvieron y siguen teniendo efectos catastróficos. Soñar con un príncipe, con un hombre que salva a la “pobre” mujercita del infortunio, con el beso que da sentido a la vida y despierta de este sueño profundo es ¡alucinante! Todavía, hoy, en mujeres adultas, profesionales y liberadas, “cala” el anhelo del príncipe azul, el de los cuentos de hadas. El romanticismo haciendo de las suyas, embobando a las mujeres para creerse actrices de una película nefasta para su autoestima.
Pero llega Cenicienta versión siglo XXI. Afortunadamente hoy una niña de 6 u 8 años encuentra una vieja historia donde existen tanto el príncipe como el amor, pero contada desde otra perspectiva: aquí se dan a la vez el deseo por una pareja y la necesidad de realización de la mujer. Maravilloso. La diversidad invade toda la película y no hay una sola mujer obligada a someterse al poder masculino. Todas las mujeres del cuento logran liberarse y tener palabra propia. Y claro, mueven la trama. Y el devenir de la historia.
El hada (o hado) madrina es magia. He oído críticas sobre cómo podría confundir a un niño o niña que sea una figura masculina con vestido femenino. No creo que exista opción de confusión porque es una figura mágica. Y en la magia no hay lógica. Este personaje es perfecto para la trama. Me imagino que sólo una mente muy pero muy cerrada se queda “pegada” de la apariencia. Es tal su magia que lo que interesa en la historia es su capacidad de fantasía, su maravilloso poder de transformación. Y claro están tanto el príncipe y su familia como la cenicienta, la madrastra y hermanastras. Pero allí también existen factores reparadores de la tradicional historia que aportan inclusión, solidaridad y cambio. Cenicienta puede negarse al amor del príncipe porque percibe que sus deseos e intereses personales son mas valiosos. Ella misma es la prioridad así quiera estar con el príncipe. Las mujeres de esta Cenicienta tienen poder y logran “doblegar” a los hombres del cuento. Esa actitud es un intento por alcanzar el equilibrio: tenemos iguales derechos y ellos deben “bajar” sus ínfulas. Todos lo aceptan en aras de la convivencia. ¡Se puede!
Cenicienta Siglo XXI debería ser materia “obligatoria”. Aprender a mirar diferente es vital para la construcción de un mundo donde la pluralidad y la diversidad sean los faros que iluminen el camino. No se puede seguir haciéndole daño a la mujer sumergiéndola en el cuento de un príncipe que la despertara para hacerla feliz. ¿Es que acaso no hemos aprendido?
Gloria H. @GloriaHRevolturas
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A consulta llega una paciente “vuelta nada”. Su cara trasluce inmensa angustia. Pregunta si la puerta estaba bien cerrada. Revisa que no haya cámaras. Ansiosamente frota sus manos. Empieza a contar sus desgracias. Todo esta mal. Su marido, no la voltea a mirar. Si le habla no la escucha. Parece ido, le importa un bledo lo que ella diga. Sus diálogos se han convertido en un reclamo continuo. No pueden ni sentarse a desayunar porque ya pelean. Ni siquiera los argumentos importan: la confrontación es inmediata. Su casa parece un ring. O un inquilinato porque sus hijos cada uno vive en su propio laberinto. Encerrados en sus cuartos, no tienen contacto con ella, ni con nadie. Cada uno en su mundo. Todo el tiempo barre y limpia pero al rato, otra vez todo esta desordenado. ¿Amigas? Ni para que las busca, ¡qué hartera! Sumida en la desesperanza “nada puede hacerse” y su futuro es quejarse repitiendo todos los días ese escenario devastador. Parece secuestrada en la desgracia.
Resonando en el caso, equivocadamente, se podría responder que sí, que las circunstancias son demoledoras. Que vaina lo de su marido. Parece que mira para otro lado, como si tuviera otros intereses. Y que tal sus hijos, en que líos estarán metidos. ¿Ha averiguado si pueden estar consumiendo drogas? Cada uno en su laberinto parece que no les interesara interactuar porque cada quién debe pensar que está haciendo lo correcto. Los otros son los equivocados, pero ellos no. Señora, la considero, qué desgracia la suya. ¿Le pasó mas kleenex? Usted no cuenta con nadie. ¿Por que no intenta hablar con una amiga o con su familia? ¿Así de abandonada esta? La veo muy, pero muy mal. Solo le queda aguantar y soportar. Aquí no hay futuro. Solo un presente oscuro, monótono. No hay nada por hacer. Su única opción es seguirse quejando, comprobando día a día que su hogar es una desgracia, se merece su suerte, usted escogió a su marido y él no se va a ir. ¿Por qué tiene que hacerlo si usted lo eligió? Su situación es dramática. No hay esperanza. Solo le queda aguantar: resista, enciérrese. Espere un desenlace trágico. ¿Conoce la teoría de la “profecía autocumplida”?
Este simulacro de consulta es lo que creo sucede con Cali y su alcalde. Y así como existe salud emocional individual, también la hay colectiva. ¿Cómo tratar esta “patología”? Es ingenuo esperar que Ospina “acceda” a dialogar siquiera, cuando se lo desafía y critica por todos los frentes: está siendo retado. Ahora no es tan importante definir quien tiene la razón o qué fue lo que se hizo, sino intentar despejar el futuro. ¿Para donde vamos? En la encuesta se mira para atrás pero lo vital es hacia adelante porque ni la rabia, ni el desafío, ni las denuncias, mejoran el panorama. Dos años mas de crítica y quejadera no le convienen a Cali ni a nadie. ¡Qué desgaste! Si fuera el caso de un paciente el que consulta, ¿cuál es el camino a seguir? Deben buscarse soluciones, encontrar elementos sanos para, a través de ellos, reparar y corregir. Hay que construir con la participación de todos los estamentos. Para bien o para mal todavía es el Alcalde. La revocatoria no se va a dar y dos años mas de pelea hacen la ciudad invivible. Que ya lo es ¿entonces no hacemos nada sino criticar y quejarnos? ¿No hay ninguna otra solución?
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Como estamos en modo futbol, la cifra es equivalente a llenar cuatro estadios Pascual Guerrero. Imagíneselos entonces repletos de niños y adolescentes. Infantes entre los 6 y 10 años o adolescentes hasta los 16 años, entregados por sus padres a sacerdotes que los tratarían bien. Que los respetarían y guiarían para ser hombres de bien. Pero no es la cifra definitiva. Serían mas, abusados también por personal que trabajó en conventos e Iglesias. En Francia llegarían a mas de 300.000, sin contar casos de otros países, USA, Inglaterra, Alemania, Australia donde también hay denuncias e investigaciones. A veces los números son aplastantes, en otros momentos parecen simples. Pero son vidas humanas marcadas por el abuso y el atropello. Una cifra escandalosa. No son todos los sacerdotes pero…
Ese mismo día, en el Vaticano, se eximía de responsabilidad a dos sacerdotes acusados de pederastia. ¿Culpables o inocentes? Difícil precisarlo ahora con el manto de la desconfianza cubriendo a la Iglesia Católica. Y lo mas delicado aun ¿qué tan fácil es que en la actualidad padres de familia, encarguen la educación de sus hijos a un colegio de sacerdotes? ¿Usted lo haría? Porque el problema no puede quedarse en lo que ya pasó, o en las escandalosas cifras, ni siquiera en lo que pueda seguir pasando. Aquí el meollo del problema es analizar el por qué sucede, cuál es la razón para que la Iglesia Católica “albergue” a tal cantidad de hombres con una problemática tan marcada. ¿Qué sucede con el voto de castidad? ¿O por qué la Iglesia puede ser un refugio para encubrir conductas sexuales patológicas? La homosexualidad no es una enfermedad pero para muchos sectores sociales aun sigue siendo una “conducta reprochable” por lo que algunos de estos sacerdotes pederastas pudieron escoger la Iglesia como escenario para esconder su conducta sexual que consideraron ofensiva o para su familia o para su entorno social. Ser sacerdote era (¿es?) un orgullo y de esta manera se escondía la supuesta desviación. El problema, repito, no es de cifras o maquillaje. La iglesia enfrenta una problemática muy delicada donde debe revisar el por qué de su voto de castidad y el alcance de su secreto de confesión. Francia fue muy clara al anunciarle que ninguna creencia religiosa estaría por encima de la Ley, ni siquiera el secreto de confesión… En cuanto al voto de castidad ¿cuál es el sentido? El panorama no esta planteando acaso preguntar ¿es contra natura?
Sorprende sí, que dos instituciones extremadamente idealizadas, la familia y la religión, hoy por hoy, son los lugares mas peligrosos para mujeres y niños. Los datos muestran cómo la familia y la Iglesia, impregnadas de poder patriarcal, son totalmente amenazantes para un niño, una niña o una mujer. No son conjeturas ni percepciones. Destapar esta verdad debe ser prioritario en la construcción de una sociedad mas equitativa y armónica. Es obvio entonces que la calle solo termina siendo la prolongación de esta violencia soterrada, consentida en “lugares de amor y cuidado”, donde el abuso, la humillación y indignidad hacen de las suyas. Y es muy perversa la actitud porque se mezclan el afecto con la violencia. ¿Los que mas nos quieren y cuidan son los que mas nos lastiman? ¿Esa es la filosofía del mundo actual?
Gloria H. @GloriaHrevolturas
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