martes, 24 de febrero de 2015

¿De quién son los hijos?

No, no conteste tan rápido: aun cuando existe una respuesta “lógica” en la practica no es tan cierta. Si en forma categórica respondió “pues del papá y de la mamá”, los hechos contradicen esa respuesta. Además, no sabría si es lo mas conveniente para el mundo infantil. Insisto, ¿de quién son los hijos?
La Fundación Restrepo Barco está realizando un convocatoria sobre tema familia. Cómo desearía que fuera con una mirada amplia y abierta y no con espejo retrovisor para repetir “que las cosas no son como antes” y por lo tanto van por mal camino. Quien se acerque a trabajar o investigar tema familia, amor, mujer, hombre, sexualidad (es decir todo lo que toque al ser humano) tiene que tener una mentalidad abierta. De lo contrario sólo se llegara a una retahíla de quejas, reclamos, culpas, como si el mundo de antes fuera “perfecto, excepcional y maravilloso”. La idea no es “escoger” cuál época es mejor, sino pararnos en la realidad de hoy y mirar para adelante. “La mente es como un paracaídas, sólo sirve si se abre”. Y para adelante lo único claro y seguro que se ve es la palabra “cambio”.
Si los hijos fueran “solo” de los padres muy posiblemente serían un desastre en muchísimos campos de la vida. Por ejemplo, hoy por hoy, todavía muchos se oponen a que se les hable de educación sexual. Para ellos, a sus “angelitos” no hay que “abrirles los ojos”. Como si ellos no nacieran con los “ojos” bien abiertos… Sobre el tema de la muerte mienten, (“el abuelo se fue de viaje”) y consideran que como son niños, son bobos y pueden “engañarse” fácilmente porque les creen todas las mentiras. Sin percatarse que un niño mas de una vez “cree” en sus padres no por lo que le dicen (que él deduce es equivocado) sino por el miedo a perder su afecto si discrepa de ellos. Al pié de la letra, un niño enfermo emocionalmente es “hijo” de una situación familiar que hay que revisar. En psicoanálisis se dice que el niño es el síntoma, no la causa. La causa hay que buscarla en la historia familiar, en los ancestros…
No existe ninguna familia perfecta y como decía algún autor, vamos mejorando en niveles de violencia así la rapidez de las comunicaciones nos haga sentir lo contrario. Cualquier hecho violento en cualquier lugar es dimensionado en “todo el mundo” y sentimos como la avalancha de agresión nos cae encima todos los días. Pero, vamos mejorando porque cada vez hay mas conciencia. Y el Estado como organización institucional aglutina voces serias y profesionales, “vigilando” las relaciones entre las personas, aun en la familia, cuidando de estos niños, hijos de tantísimos problemas de sus padres. En el Estado se representan la Academia, la Justicia, la Ciencia, la Medicina, las Religiones. Se vigilan las relaciones porque no hay confianza en el trato desde el autoritarismo paterno. Los hijos nacen de sus padres pero no les pertenecen, entendiendo como pertenencia una posesión de la cual dispongo a mi amaño. Un papá y una mamá no pueden hacer lo que les de la gana con sus hijos. Lo que trata la cultura moderna es generar cambios de conceptos para evitar precisamente la sensación de que los hijos son pertenencia.
Ah ¿entonces no hay responsabilidad? Allí está el híbrido ambiguo de padres y Estado. Qué le corresponde a cada quién. Muchas de las confusiones provienen de lo que se ha vivido, del miedo de los mas viejos a la vitalidad de las nuevas generaciones, de la necesidad excesiva de control, del miedo al cambio, de la pérdida del poder. Es claro que el modelo anterior está lleno de falencias: basta con ver el resultado presente. Sobre la mesa, múltiples temas por revisar en el candente asunto de padres e hijos. Apenas comenzamos.

viernes, 20 de febrero de 2015

¡Incoherencia!

No sé que podrá estar sintiendo un habitante de Barbosa, Santander, viendo las imágenes del Carnaval de Barranquilla, donde las niñas bailan y se mueven seductoramente (como adultas) frente a cientos de espectadores, hombres y mujeres, borrachos y sanos, incluídos los de mirada morbosa, también gentes de bien, potenciales pedófilos, etc, etc, cuando ellos, los “pueblerinos” de Barbosa, fueron “destrozados” por su irresponsabilidad frente a las niñas de la región por patrocinar y fomentar el “despiadado” desfile de Miss Tanguita. ¿Cuál es la diferencia? ¡Incoherencia!
En Bogotá anuncian un evento “Toros por los niños” para ayudar a las fundaciones Planeta Amor y Angeles del Campo que apoyan a menores con VIH/Sida. El evento tendrá lugar el 21 de Febrero. Patrocinamos entonces la violencia animal para que los niños puedan estar bien. ¿Coherente? Qué pena que todavía no se anuncia una pelea de Gallos en beneficio de la Fundación “Niños pacíficos” o una Corraleja con toros descuartizados para que patrocine almuerzos de hijos de desplazados. Estamos adportas de que alguno, con el mejor espíritu de servicio, se le ocurra la idea. La necesidad de dinero o de financiación, nos lleva a una creatividad sin límites hasta el punto de que “apagamos el incendio” pero construimos la cultura del abuso. ¿Sería coherente? En Psicología se llama esquizofrenia: nos desgarramos las vestiduras por los niños asesinados pero patrocinamos violencia de animales para que los niños estén bien.
Cuando se educa se va mas despacio y los resultados no son instantáneos. Caer en la cuenta no es un asunto de dos meses. Ni siquiera el impacto de los niños del Casanare, los tantos del Valle (la región donde mas niños mueren) logra que modifiquemos el chip y ahora sí, comencemos a “cuidar” la infancia. Para nuestra “excelsa” religión los niños “no tenían razón hasta los 7 años”. Se consideraban “bultos de carne”, tan irracionales como los animales que “ni razonan, ni piensan”. Entonces gran parte del maltrato infantil viene de creer que ellos no tienen razón, no son capaces, no entienden. Por lo tanto, se los puede tratar como nos provoque, de impulso, porque ellos “no registran” puesto que no tienen capacidad de razonar. Las historias de adultos que “reclaman” a sus padres por abusos desmesurados de autoridad, donde papá y mamá dicen “no acordarse”, son la prueba mas contundente de que el maltrato infantil es “natural” como forma de educación. De nada sirve toda la teoría del mundo cuando un papá o una mamá desesperados, en la intimidad del hogar, no logran controlar a su muchachito y le propinan tamaña muenda (el Papa Francisco dijo que se les puede pegar: otra vez la religión, desde su ignorancia, marcando lo correcto o incorrecto) como una medida “recursiva” para controlar el caos. Un niño “no sabe, no piensa, no es capaz”. Bajo esa aterradora premisa se construye la educación infantil. Y si estas creencias son las suyas, deduzca entonces cómo trata a los niños de su entorno.
Sí, es la coherencia, la dificilísima coherencia bien complicada de practicar. Allí casi todos “perdemos la materia”. Pero es el trabajo mas importante en el terreno de la salud mental. Tan fácil señalar, tan difícil practicar. Y que todas las piezas encajen en el rompecabezas, es todavía mas complejo. Hay que permanecer en estado de alerta, observando, revisando. No cuidamos a los niños y niñas porque ni siquiera creemos que piensan. Son irracionales (como los animales) y por lo tanto podemos hacer con ellos lo que se nos antoje. “Desquitarse” de una rabia o frustración es un impulso que se descara mas fácilmente o con un niño o con un animal o con un inferior (¿mujer?). Difícilmente encontramos adultos que no hayan “maltratado” a un niño o niña en algún momento. Es lo que la cultura enseñó, es lo que practicamos. ¡Incoherencia!

martes, 10 de febrero de 2015

Dos “mujeres” de Uribe

He pasado los últimos años, desde que me gradué como Psicóloga, interpretando el sentir, el malestar, el dolor y las emociones de los pacientes que me consultan. Auscultar su sufrimiento no es fácil pero me he “entrenado” para hacerlo. Los estudios, la experiencia y la intuición forman un tejido que aporta las herramientas para cumplir, de la mejor manera, esa tarea. ¿Cómo saber que se acierta? El resultado lo comprueba. Cuando se interpreta adecuadamente, se da una resonancia en el paciente lo que le permite hacer una modificación en su comportamiento.
Hoy, en esta columna, hago una interpretación. ¿Con qué derecho? Los personajes públicos están expuestos a ello porque su comportamiento está a la vista de todos. Es el precio de la fama. Considero a Alvaro Uribe un hombre enfermo mentalmente, con un comportamiento patológico: el narcisismo es una enfermedad y él es un individuo que se considera “dios” indispensable, mesiánico y siempre acertado. Un narciso es un seductor, un vampiro afectivo, totalmente encantador, “nunca pierde” y es capaz de cualquier accionar con tal de salirse con la suya. ¿Por qué dos mujeres como María del Pilar Hurtado y Yidis Medina “caen” en su telaraña? ¿Qué tienen en común?
Para que suceda una relación (cualquiera que sea) debe existir una resonancia en los dos lados. Resonancia significa que una parte necesite reconocimiento y en el otro haya exceso de ego. Así se configura una relación “perfecta”, no para funcionar, sino para fusionarse como patología. Yo necesito porque no tengo y tu me das porque te “sobra”. Pues bien Yidis y María del Pilar aparece como mujeres “poquitas”(en su autoestima), poco agraciadas, muy seguramente con una necesidad emocional de reconocimiento por parte de un hombre (padre). Mujeres solas en su afectividad, pueden sumergirse en el mundo laboral, profesional o de servicio como una forma de compensar la faltante afectiva. Pero el vacío no se llena. Ser “miradas”, ser “escogidas” por un hombre “importante” se vuelve vital, reconfortante, estimulante. Dependientes, sumisas, su servilismo podría significar agradecimiento total hasta el punto de perder el criterio ante la mirada o reconocimiento del poderoso. Ser mirada por el famoso o importante, ya de por si es un triunfo para una mujer “invisible” afectivamente. Y si la mirada se vuelve “preferencial”, allí si la satisfacción y atolondramiento son totales. “Desaparezco” como persona para ser mirada por el poderoso, lo que justifica y avala todo mi proceder. El “poder del poderoso”, cuál vampiro afectivo, es total. No hay necesidad de contacto sexual, basta con el afectivo, con la seducción, con la “preferencia”, ¿Cómo puede desaparecer su ética ante el aparente reconocimiento de un seductor? El vampiro afectivo “chupa” lo que hay en la integridad de estas mujeres y entonces, la vida empieza a depender totalmente de su “dios-protector-salvador”. Sus instrucciones son órdenes…Hasta que “algo” las hace despertar.
Sí, en los espectadores de la película, puede darse una sensación de pesar, lástima. Sólo que las protagonistas son adultas y se esperaría una actitud diferente. Qué poco sabemos de las emociones y afectos: una persona puede tener 40 años intelectuales y 10 años emotivos, ¡a la vez! En el mismo empaque y en el mismo momento. Pero, no es una película, es la realidad… Cuando una mujer se acerca a individuos como Uribe, la seducción, el encanto, la mentira y la adulación, marcan el inicio. Luego en las garras del poderoso, lo demás es fácil. Es el corolario de “perderse” en seres catalogados como vampiros energéticos. Que literalmente dejan en rines. ¿Cómo están Yides y Ma. del Pilar? Es el precio del encantamiento y de la seducción. No es fácil detectarlo y menos en el mundo de hoy, donde se multiplican los narcisos. El juego es perfecto cuando “yo no tengo y tu tienes en exceso”. De allí en adelante que ruede la bolita…

martes, 3 de febrero de 2015

Interpretando


Me gustó mucho que Hernán Peláez hablara. Cuando a los amigos los tratan mal (con razón o sin ella) se nos “arruga” el corazón. Me considero amiga (¡qué presunción!) de Gustavo Alvarez Gardeázabal y no me agrada ni cinco cómo lo han cogido de “trapo sucio” y han barrido con él. Interpretaciones van y vienen, que no es honesto, que estorba, que es agresivo, que es manipulador, que “compra” información…en fin, en ese nido de víboras entre pesos pesados, se han dicho de todo. Borondongo le dio a Muchilanga… Sé que Gustavo no es fácil pero una cosa es que se lo deteste, que se le tenga rabia, que se considere que es un monstruo, a justificar que, porque no se quería trabajar con el “porque si”, se extienda un manto de duda sobre su ética profesional. 

El espectáculo de los gurús del periodismo ventilando sus prontuarios es impactante. Y es fuerte porque pareciera que cada quién tiene algo en su pasado que quisiera esconder o que fue mal interpretado o no fue realizado de la “mejor” manera. Félix De Bedout casi arrinconó a Peláez para que “justificara” la actuación de Gustavo Gómez en la salida de Alvarez. Pero Peláez no se dejó manosear. Pudo “culpar” a Caracol del pésimo manejo en la salida de Gustavo, (así no se hace) y explicar su planteamiento con ecuanimidad. Aún mas, defiende a su colaborador (Gardeazábal)a capa y espada y “lanza” una interpretación sobre sus detractores que, como toda interpretación, puede ser cierta o no. Pero es una interpretación. Hernán Peláez dice que con qué “altura moral” Coronel (de la revista Semana) puede juzgar a Gardeazabal cuando él tiene un lío en NTC sin aclaración. Félix riposta que él si puede explicar el lío de Coronel. Muchilanga le dio a Bernabé… Entonces todos tienen “interpretaciones” ciertas o no que son juzgadas por otros y que pueden llevar a comentarios injustos. Peláez tiene “interpretaciones” “non santas” sobre Coronel y otros. ¿Quién tiene la razón?

Cuán fácil (y lógico) habría sido despedir a Gardeazabal de una manera decente y elegante porque el nuevo jefe, Gómez, no quería trabajar con él. Porque no le gusta, porque no habla inglés, porque es pueblerino…por lo que quieran. Es la propia elección. Pero lo que no es ético es enlodar para justificar. ¿Que les faltó decencia a todos? Claro que si. Y lo que es mas delicado aún: siempre estamos interpretando y en el mundo de las suposiciones, todo cabe, todo es posible. Pero es muy ”harto” ver, oír o leer a esos monstruos de las comunicaciones en esa “cocina” de egos donde definitivamente ninguno sabe perder. O ceder. O aceptar. Cada vez es mas claro que los comunicadores tenemos que empezar a mirar de qué tamaño son nuestros egos y cómo ese poder ilimitado que nos dan la exposición a los medios, no nos puede volver tan prepotentes o soberbios, siempre tratando de tener la razón.

La próxima semana es el día del periodista y –otra vez- la fecha es propicia para mirarnos a nosotros mismos, para bajarnos del olimpo de los dioses y atrever a revisarnos. ¿Alguna vez se nos ha ocurrido “abrir” un micrófono el día del periodista para oír o leer –libremente- lo que nos quieran decir? ¿Nos asusta? De pronto nos llevamos una sorpresa… La información y la comunicación, son las nuevas herramientas, el nuevo poder mundial. Pero no puede existir ningún poder, en el contexto humano, que sea absoluto. Ninguno. Ni siquiera el argumento de que la total libertad de expresión es lo que sostiene la democracia y por lo tanto debe ser ilimitada. En el contexto humano nada es totalmente perfecto o absoluto. Por tanto, tendremos que tragarnos algunos sapos en pos de un equilibrio. Las totalidades siempre son excluyentes y agresivas. Es la condición humana.